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La cuarentena de inmigrantes enfrenta al Gobierno con Andalucía y Murcia

Llegada de 65 inmigrantes de origen argelino al puerto granadino de Motril, este viernes.ALBA FEIXAS / EFE

Las mafias que trafican con migrantes multiplican su actividad en Argelia, incluso durante la pandemia. El Gobierno español y las autoridades europeas miran con lupa la ruta migratoria que parte del país magrebí y que ha convertido a los argelinos en la primera nacionalidad por volumen de llegadas a España en lo que va de año. “A medio plazo, se prevé que la presión migratoria desde Argelia siga siendo alta, dado que las redes de tráfico han adaptado su modus operandi y organizan salidas simultáneas para sobrepasar la capacidad de las autoridades argelinas pese a las restricciones por la covid-19″, alerta un informe de la Comisión Europea al que ha tenido acceso EL PAÍS.

La ruta migratoria entre Argelia y España está siendo observada de cerca por las autoridades españolas y comunitarias. La llegada de pateras por ese corredor crece desde agosto de 2019, como suele ocurrir cada año, pero la presión se ha mantenido en los primeros meses de este año, un periodo en el que esta vía apenas registra tránsito. “Se observó una ligera disminución en la presión migratoria desde Argelia en abril, relacionada principalmente con el mal tiempo, pero los primeros tres días de mayo casi se triplicó la llegada de inmigrantes irregulares de todo el mes de mayo de 2019”, observa el documento. El carácter estacional de esta ruta, por tanto, está cambiando y el aumento continuado de las llegadas desde Argelia marca un nuevo patrón.

Los números que manejan las autoridades ya revelan ese cambio de tendencia. En lo que va de año el 46% de las llegadas en patera a través del Estrecho y el Mar de Alborán —el flanco occidental del Mediterráneo que no incluye la vía canaria—, parten de Argelia, un porcentaje que al cierre de 2018 y 2019 se mantuvo entre el 5% y el 10%. Hasta el 3 de mayo, 1.389 personas habían llegado irregularmente por esa vía desde Argelia y prácticamente todos eran argelinos. Según estos datos de Frontex, recogidos en ese informe comunitario, los argelinos supondrían una cuarta parte del total de las entradas por mar registradas en el Estrecho y el Mar de Alborán. En el mismo periodo del año pasado fueron apenas 184. La otra ruta más sensible es la de Canarias, que se ha reabierto tras casi 15 años sellada debido, sobre todo, a que el control de las fuerzas marroquíes en el norte del país ha desplazado los flujos migratorios, especialmente de subsaharianos, hacia el Atlántico.

Fuentes dedicadas al control de fronteras coinciden en que los números son manejables. Pero el goteo constante de llegadas por este corredor preocupa porque se da en un contexto en el que la inmigración se redujo en 2019 un 50% y continúa cayendo en 2020 como consecuencia las restricciones fronterizas impuestas en los países de origen y tránsito de los migrantes. Los argelinos, sin embargo, son la única nacionalidad que no decrece de forma relevante en los registros de entradas irregulares. Al contrario. Este año, con 1.381 desembarcos, son ya el colectivo más numeroso, según el informe. Superan incluso a los marroquíes, algo que no ocurría desde 2016, según datos de la Dirección General de Policía obtenidos gracias a la Ley de Transparencia.

Lanchas de gran potencia

Las alertas no provienen solo del crecimiento de las cifras. Las autoridades ven en esta ruta una brecha de seguridad. Tradicionalmente, la mayoría de los argelinos organizaban el viaje en patera por su cuenta, sin depender de organizaciones criminales para embarcarse, pero se ha intensificado la actividad de las mafias y preocupa su sofisticación. Europol, Frontex y responsables de la Policía Nacional y de la Guardia Civil han alertado del potencial impacto de las lanchas y narcolanchas rápidas usadas como “pateras taxi” entre Orán (Argelia) y Cabo de Gata, según publicó el pasado lunes La Voz de Almería. Estas lanchas son capaces de cubrir la ruta en pocas horas y volver a Argelia sin ser descubiertas. El informe de la Comisión también se refiere a este modus operandi. “Se han detectado con frecuencia lanchas rápidas que llegan simultáneamente de manera coordinada dificultando su interceptación”. En una de estas embarcaciones de gran potencia se coló Abdel Majed Abdel Bary, un presunto yihadista británico retornado de Siria, que acabó detenido en abril en un piso alquilado de Almería.

El pasado 3 de mayo se produjo un incidente grave durante uno de estos traslados exprés. El Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) en Almería detectó un barco de recreo que, tras desembarcar a los inmigrantes que llevaba a bordo en la playa, intentó huir. La embarcación acabó estrellándose contra otra de la Guardia Civil. Los dos traficantes resultaron heridos y uno acabó muriendo, según el informe.

El repunte del fenómeno migratorio formó parte de la conversación que mantuvo la ministra González Laya con su homólogo argelino, Sabri Boukhadoum, el pasado 4 de marzo en el país magrebí. Pese al incremento de los números, España no tiene quejas de la gestión que realiza su vecino del sur (especialmente porque las autoridades, hasta el inicio de la pandemia, conseguían retornar a una parte de los que llegan a territorio español). Y, al contrario que Marruecos, el país no reclama —al menos de momento— fondos europeos ni otro tipo de ayuda para combatir las salidas de migrantes desde sus costas.

Argelia persigue con contundencia a los inmigrantes que usan su territorio para intentar alcanzar Europa y el régimen no ve con buenos ojos la emigración de sus nacionales. Sus esfuerzos son motivo de reconocimiento por parte de las autoridades españolas y la cooperación con el país en este ámbito lleva años consolidándose. La UE también reconoce su trabajo de contención, aunque la crisis derivada de la pandemia puede aumentar la presión migratoria en el país magrebí. “La frustración política, que afecta particularmente a la generación de jóvenes argelinos, sumada a difícil situación económica y las limitadas expectativas agravadas por la pandemia, posiblemente seguirán reforzándose como incentivos migratorios”, advierte el informe europeo. La agencia señala además que las restricciones fronterizas que actualmente impiden la repatriación de inmigrantes pueden ser un aliciente para los ciudadanos argelinos.

Un asunto clave en la agenda bilateral

La migración fue uno de los asuntos abordados por la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, en su viaje oficial a Argel a finales de febrero, una de sus últimas visitas diplomáticas antes de que se declarase la emergencia sanitaria. Muy por delante de la cuestión migratoria, la cuestión energética ha condicionado durante años la relación entre España y Argelia. A las autoridades españolas les interesa la estabilidad en el Estado africano y el buen entendimiento con sus dirigentes porque más de la mitad del suministro de gas proviene de allí. También la lucha contra el terrorismo es un ámbito de cooperación prioritario. Si la tendencia de llegadas a España continúa, es probable que la migración alcance un nivel de importancia similar a estos asuntos en la relación bilateral.


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