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La cúpula de Podemos asegura al juez que Neurona hizo los trabajos que se investigan


A las 14.12 del 29 de julio de 2020, tras tres horas de intenso interrogatorio, José Manuel Calvente pone el broche al testimonio que desatará la tormenta. “Determinadas personas se han creído que este partido es su empresa patrimonial, su cortijo”, relató al juez este antiguo abogado de Podemos, enfrentado con la cúpula tras un despido por un supuesto acoso sexual que acabó archivado. Su denuncia ha servido para abrir unas amplias pesquisas bautizadas como caso Neurona, pero el peso de su declaración se desinfla. El instructor ya dio carpetazo a dos de las líneas de investigación abiertas ante la falta de indicios; la Fiscalía no le otorga ninguna importancia a sus palabras; y la formación centra su defensa en la parte de los contratos con la consultora Neurona, para lo que ha aportado nueva documentación

El último revés a la versión de Calvente se produjo la pasada semana y Podemos lo celebró sin paliativos por su valor simbólico. El juez Juan José Escalonilla sobreseyó la parte que versaba sobre la caja de solidaridad del partido, un fondo al que los cargos públicos donan parte de su sueldo para fines sociales y que la oposición, con PP y Cs a la cabeza, calificó como la “caja b” de Iglesias. Según el denunciante, 50.000 euros de ese dinero se habían desviado y acabado en el bolsillo del diputado Rafa Mayoral. Pero el magistrado lo descarta. “La cantidad de barbaridades, bulos y calumnias que se dijeron desde la (ultra)derecha política y mediática sobre nuestra caja de solidaridad, llamándola caja B, como la de los delincuentes del PP. Pues archivado”, protesta Pablo Echenique, portavoz en el Congreso.

Esa decisión adelgazó una causa que, apoyándose en el relato del exabogado de Podemos, nació con más ejes: los contratos firmados con las consultoras Neurona y ABD Europa para las elecciones del 28 de abril de 2019 (la parte sobre esta segunda compañía también se sobreseyó en septiembre); la reforma de la sede nueva del partido; el pago de supuestos “sobresueldos”; y el acceso por parte de la cúpula sin permiso al disco duro de Marta Flor, también letrada de la formación —que fue quien, precisamente, denunció por acoso a Calvente—. Para la oposición, todo ello brotó en verano como munición contra el Gobierno, mientras Pedro Sánchez optó por respaldar al vicepresidente Pablo Iglesias.

La Fiscalía defiende, por su parte, que todas esas pesquisas deben archivarse al sustentarse en “rumores”, excepto los trabajos de Neurona, donde sí ve indicios de delito, aunque no achacables al partido como persona jurídica. Y ahí nada aporta Calvente: “Ninguna información ofrece el denunciante más que el requerimiento emitido por el Tribunal de Cuentas y la manifestación de sospechas”, sentenció la fiscal Lorena Álvarez en un escrito del pasado 7 de septiembre. “Existe indicios racionales acreditativos de que los pagos efectuados a la sociedad mercantil, [más de 360.000 euros], no tuvieron como finalidad el pago de servicio alguno prestado”, ahonda el juez, que amplió la pasada semana el listado de imputados y llamó a Carlos García (IU), coadministrador de la cuenta que compartió la coalición de Unidas Podemos.

Tres bloques de trabajos

Podemos navega realmente a dos velocidades en este caso. Mientras celebra que el juez vaya descartando líneas de investigación, observa cómo la parte sobre sus contratos con Neurona, en opinión del instructor, coge cuerpo en los tribunales —donde, por cierto, aguarda que el Tribunal Supremo decida si abre causa contra Iglesias por su papel en el caso Dina—.

Aun así, la formación insiste en que todo quedará en nada, pero en sus filas preocupa la trascendencia mediática del desfile de altos cargos ante el juez previsto para noviembre —declararán, entre otros, la gerente, el tesorero y el secretario de Comunicación—. La dirección, como contraataque, ya envió documentación al instructor para intentar demostrar que Neurona hizo trabajos para ellos. Que no fue “humo”, como dijo Calvente. En uno de esos informes, al que ha tenido acceso EL PAÍS, Podemos diferencia tres tipos de labores ejecutadas por la consultora: “coordinación estratégica de pre-campaña y campaña”, “trabajos audiovisuales y de diseño” y “cobertura gráfica audiovisual de pre-campaña y campaña”.

El partido asegura que se produjeron numerosas reuniones entre la dirección de campaña de Podemos y una parte del equipo de Neurona. Por ejemplo, “para la recogida de información y entrevistas que permitieron a sus consultores obtener la información actualizada sobre la realidad política española, los partidos que se presentaban en ese momento a las elecciones y la organización política con la que iban a desarrollar los trabajos”. Según ese informe, Neurona también participó “en el diseño de los cuestionarios que se utilizaron en las olas de sondeos”, así como en la confección de material “audiovisual y de diseño” (sobre justicia fiscal, cannabis o toros, entre otros asuntos) desarrollado por un equipo de la empresa que se desplazó a España.

La formación entra al detalle. Desglosa en un anexo algunos de los más de 1.400 “productos” que, según el partido, habría hecho Neurona, como “grabaciones, coberturas de debates e intervenciones en medios, ediciones e imágenes y producción de actos”. Además, incide, sus representantes participaron in situ en nueve actos de campaña: entre ellos, el celebrado en la plaza del Reina Sofía de Madrid el 23 de marzo, y los de inauguración y cierre de la carrera hasta las urnas. También ha aportado documentación —contratos de alquiler y facturas de compra de material y equipo informático— del Big Data Room, el local desde donde “trabajaron los equipos de campaña incluyendo a los integrantes de Neurona”, según consta en otro escrito incorporado a la causa.

A la cabeza de esas labores se encontraban, según Podemos, cuatro componentes del “equipo humano de Neurona encargado de la prestación de los servicios”. El partido facilita sus nombres: Cesar Hernández Paredes, socio fundador de la consultora y señalado en las pesquisas desde el principio; Carlos Portillo, al que se presenta como “escritor, dramaturgo, periodista” y “director creativo de Neurona”; René Ramírez Gallegos y Waldemar Aguado Butanda, “coordinadores” de los trabajos.


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