La creación de empleo en Estados Unidos se moderó en mayo a solo 75.000 nuevos ocupados. La expectativa era de una desaceleración, pero no tan brusca, a 185.000 empleados. El dato de abril se rebajó a 224.000 empleos. La tasa de paro se mantiene en el 3,6%. Es la más baja en cinco décadas. Pero la lectura del indicador es suficiente para mantenar la presión para que la Reserva Federal recorte los tipos de interés este año, porque las perspectivas económicas se deterioran en plena guerra arancelaria.
El dato de empleo privado publicado el miércoles dio una primera indicación. Las empresas reportaron un incremento de la ocupación de solo 27.000 personas en mayo, el ritmo más bajo en nueve años. En el mes precedente fueron 10 veces más. Este estancamiento podría ser reflejo de que algunas partes del tejido económico se debilitan y de una caída de la confianza por la incertidumbre que genera la escalada arancelaria.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo en la víspera que sigue de cerca la evolución del litigio comercial para entender su impacto. Hace seis meses, el banco central contaba con la posibilidad de que hubiera cuatro subidas más de tipos de interés en el proceso de normalización. Ahora, sin embargo, se especula incluso con que podría recortarlos un par de veces como medida preventiva. El tipo del bono a 10 años bajó al 2,05%.
Wall Street viene apostando esta semana con la posibilidad de que pueda suceder tan pronto como este mes de junio o en julio, por eso la solidez del dato de empleo iba a ser determinante. Se publica, además, en plenas negociaciones en Washington con representantes del Gobierno mexicano para evitar que el lunes entre en vigor un arancel del 5% a todas sus exportaciones, que escalaría gradualmente al 25%.
La Fed garantiza que hará lo necesario para sostener la expansión económica, que va camino de ser la más prolongada en los registros. Pero el equilibrio es complicado, porque el recorte de tipos puede interpretarse como que las cosas van realmente mal y que la economía se dirige a la recesión. En paralelo, podría servir al presidente Donald Trump con seguro para seguir adelante con la batalla arancelaria.
Debilidad en los indicadores
Los indicadores no muestran aún que sea un riesgo inminente de contracción. Pero las ventas en el comercio minorista, los pedidos industriales y la compra de vivienda indican que se moderará en el segundo trimestre, frente al 3,1% del arranque del año. Eso provocará a su vez que la creación de empleo se frene. A esto se le suma la dificultad que tienen las pequeñas empresas para cubrir las vacantes. El paro, sin embargo, se mantendrá estable.
El Fondo Monetario Internacional proyectaba este jueves un crecimiento del 2,6% para este año EE UU, que se reduciría al 2% en 2020. Tampoco anticipa una recesión. El gran interrogante es cómo el alza de los aranceles a China, que el presidente Donald Trump amenaza con extender a México, puede afectar durante los próximos meses a la cadena de suministro de las compañías, a los costes de producción y a las inversiones.
Más allá de la intensidad del impacto de la guerra comercial y su duración, el debate sobre el tipo neutral en EE UU es intenso en el banco central. John Williams, presidente de la Fed de Nueva York, decía esta semana que el bajo precio del dinero está para quedarse. Lo atribuyó a la combinación del efecto demográfico por el envejecimiento y a la baja productividad. Eso, considera, invita a reevaluar el criterio de inflación.
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