La profunda división entre los socios de la UE sigue impidiendo al bloque comunitario dar una respuesta rápida y firme a la urgente crisis en Gaza. El Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, no halló ni unanimidad entre los 27 socios para hacer públicas unas breves conclusiones informales que pedían el cese inmediato de toda la violencia y decretar un alto el fuego para proteger a civiles y dar pleno acceso a la ayuda humanitaria en Gaza. Hungría volvió a desmarcarse y se negó a firmar ese texto.
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Borrell había convocado este martes a los ministros de Exteriores de la UE a un reunión informal por videoconferencia para coordinar la posición de los Veintisiete ante la grave crisis en Gaza. Al término de la reunión, el jefe de la diplomacia europea solo pudo leer un breve texto con varios apartados que reflejaban el sentir de 26 socios. Muchos de esos argumentos habían sido expuestos ya en los comunicados y declaraciones de los últimos días, de modo que el resumen apenas introducía novedades como la necesidad de relanzar el proceso de paz cuando se resuelva el actual conflicto.
Aun así, Hungría volvió a bloquear cualquier mínimo mensaje unánime de la UE. “Francamente, me cuesta entender cómo no se puede estar de acuerdo con estos apartados”, lamentó Borrell en la rueda de prensa posterior a la reunión, resaltando que esos enunciados podían ser asumidos por cualquier país con independencia de su posición. No es la primera vez que Budapest frustra una posición común europea sobre Israel. El propio Borrell explicó que el Ejecutivo de Orbán ya impidió que el embajador de la UE ante las Naciones Unidas, Olof Skoog, pudiera leer una declaración en el Consejo de Seguridad en nombre de la UE.
“No les quiero engañar, no quiero presentarles lo que ha ocurrido hoy [este martes] como si todos los Estados miembros hubieran tenido el mismo sentido general de la discusión”, admitió Borrell. Además de urgir al cese de la violencia, el Alto Representante condenó de nuevo el lanzamiento de misiles por parte de Hamas y expresó el “pleno apoyo” europeo al derecho de Israel a defenderse, pero “de manera proporcionada y respetando el derecho humanitario internacional”. En el resumen que leyó, también destacó que hay un “fuerte apoyo” entre los Veintisiete para que no se ejecuten los desahucios de varias familias en el barrio de Seij Jarrah, en Jerusalén Este.
El jefe de la diplomacia europea, no obstante, difícilmente podía llegar más lejos dada la entorme distancia que existe entre los Veintisiete. El ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, había abogado el lunes en una entrevista en L’Humanité por “dar esperanza a los palestinos poniendo fin a la colonización”. En línea con la defensa de Palestina se han expresado también países como Finlandia, Malta o Irlanda.
Pérdida de influencia en la región
Sin embargo, otros socios defienden tesis opuestas. No solo se trata de Hungría. El pasado viernes, la bandera isrealí ondeó en edificios oficiales de Austria, Eslovenia y la República Checa, respaldando al Gobierno de Benjamín Netanyahu. En una entrevista con la agencia francesa France Presse, el ministro húngaro de Exteriores, Peter Szijjarto, tachó la llamada al alto el fuego entre Israel y Palestina de “parcial y desequilibrada”. “Tengo un problema general con las declaraciones europeas sobre Israel. No son de una gran ayuda, en particular en las circunstancias actuales, cuando las tensiones son tan altas”, dijo.
Borrell ya admitió la semana pasada que los socios están “profundamente divididos” sobre el conflicto. Y ello, a su juicio, hace mucho tiempo que lleva privando a la UE de tener influencia en la región. “No tenemos la capacidad de mediación para resolver este momento gravísimo de tensión entre Palestina e Israel. Eso solo lo puede hacer Estados Unidos, suponiendo que quiera”, aseguró.
Al verse obligado a dar explicaciones sin un documento firmado por los 27 socios, este martes Borrell lanzó un mensaje rotundo a las capitales. “Me he permitido recordar mis colegas que el Consejo de Asuntos Exteriores tiene como misión contribuir a crear una política exterior y de seguridad común. No es un capricho, es un mandato de los tratados”.
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