La tradicional entrega del Premio Cervantes en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares no se va a celebrar este año en la fecha prevista, como es habitual, para el 23 de abril, Día del Libro y fecha en que se conmemora la muerte de Miguel de Cervantes. El estado de salud del galardonado, el poeta Francisco Brines, de 89 años, que le impide desplazarse desde Oliva (Valencia), donde vive, ha aconsejado la suspensión del acto, han informado fuentes del Ministerio de Cultura y Deporte. Miembro de la Real Academia Española (RAE), donde ocupa la silla x desde abril de 2001, Brines está encuadrado en la generación del 50, también llamada la de “los niños de la guerra”, a la que pertenecen, entre otros, los poetas Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo y los novelistas Rafael Sánchez Ferlosio, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Luis Martín Santos y Luis Goytisolo.
Desde Cultura se desconoce, por ahora, si el acto se celebrará más adelante o cómo será la entrega del premio en caso de que pueda llevarse a cabo. Es la segunda vez en su historia, que comenzó en 1976, que se suspende la ceremonia del Cervantes. El año pasado lo impidió la situación por el estado de alarma decretado debido a la pandemia del coronavirus. Finalmente, el premiado, Joan Margarit, lo recibió en una ceremonia privada de manos de los reyes Felipe y Letizia, el 21 de diciembre de 2020.
Nacido en 1932 en Oliva, Brines tiene todos los galardones más importantes de las letras españolas, una trayectoria coronada con el anuncio del Cervantes el 16 de noviembre de 2020. Ese día declaró a este periódico, con humor: “Mi madre estaría muy contenta porque creía que no iba por el buen camino”. Un camino que comenzó con su primer libro, Las brasas, publicado en 1959 y con el que ganó el Premio Adonais. Después llegó Palabras en la oscuridad (1966), que le hizo merecedor del Nacional de la Crítica. En 1987, recibe el Premio Nacional de Literatura por El otoño de las rosas, que había salido el año anterior, formado por 70 poemas escritos durante una década. Este título se convirtió en uno de sus libros más conocidos y populares, según destaca el Instituto Cervantes en la página que dedica a este autor.
En 1998 recibió el Premio Fastenrath, que otorga la RAE, por La última costa, de 1995, una obra melancólica en la que recuerda su infancia y que es su última publicación. Los reconocimientos continuaron en 1999, con el Nacional de las Letras Españolas por el conjunto de su obra poética. Antes del Cervantes, recibió en 2010 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que reconoce la aportación literaria al patrimonio cultural común de Latinoamérica y España.
Licenciado en Derecho, Filosofía y Letras Románicas e Historia, Brines ha compaginado a lo largo de su vida la producción poética con la docencia en la universidad. En sus versos ha predominado como tema el paso del tiempo, la decadencia inevitable del ser humano. En 2019 creó una fundación con su nombre para preservar su legado literario y, a la vez, dar oportunidades a nuevas voces de la poesía a través de dos galardones anuales, el Premio Francisco Brines, en lengua castellana, y el Premi l’Elca, en catalán. Elca es el nombre de su casa en Oliva.
Sobre lo que ha significado para él la poesía, el día en que el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, le llamó para comunicarle que había ganado el Cervantes, declaraba a EL PAÍS: “La poesía me ha hecho decir lo que nunca hubiera dicho, porque mi poesía ha salido por donde ha querido ella, y yo, diciéndole que sí, dejándome llevar”. Ese día, el jurado del Cervantes destacó que la obra poética de Brines “va de lo carnal y lo puramente humano a lo metafísico, lo espiritual, hacia una aspiración de belleza e inmortalidad”. “Es el poeta intimista de la generación del 50 que más ha ahondado en la experiencia del ser humano individual frente a la memoria, el paso del tiempo y la exaltación vital”.
Source link