La espiral de la subida de precios mermará la renta de los españoles en 2022

El coronavirus no es la única pandemia que sufrirán los españoles en 2022. Los efectos del virus se están dejando notar también en la economía en forma de un alza de precios que no se conocía en los últimos 30 años. La inflación acabó el 2021 en el 6,7%, empujada por un recibo de la luz desbocado, que está encareciendo a su vez la fabricación y distribución de todos los productos, desde la pasta o el aceite hasta los coches y los microchips. De hecho, un 60% de las compañías está planteando subir sus precios de cara a 2022, según una encuesta reciente del Banco de España, que prevé que el IPC vuelva a subir un 3,7% el año próximo. Ese aumento descontrolado de los precios, que los expertos no esperan que aminore al menos hasta la segunda mitad del año, no se corresponderá con la evolución de los salarios que salvo excepciones ―funcionarios y algunas grandes empresas― apenas crecerán en el año que entra.

Los impuestos tampoco ayudarán. El Gobierno ha aprobado para 2022 una batería de subidas fiscales y de cotizaciones a la Seguridad Social que mermarán los balances de las empresas y las nóminas de los trabajadores. Consecuentemente, las familias verán como decaen sus rentas y el llamado poder adquisitivo, es decir, serán más pobres el año que entra que en 2021. Estos son los hitos de precios e impuestos que protagonizarán el nuevo año:

Electricidad. La factura de la luz seguirá siendo la máxima culpable de esta espiral en vertical de los precios. Por mucho que el Gobierno se esfuerce en retorcer la estadística para convencer al ciudadano de que paga menos que en 2018, y pese a las sucesivas rebajas de impuestos y cargos que ha aprobado, los hogares y las compañías verán notablemente incrementado el recibo de la luz en 2022. El precio medio de la electricidad en el mercado mayorista en diciembre fue de 239,16 euros el megavatio/hora (MWh), seis veces más que en el mismo mes de 2020 (41,96 euros), siendo el mes más caro de la historia y cerrando un año que también alcanzó el récord histórico. La media anual en 2021 fue de 111,4 euros por MWh, casi cuatro veces más que en 2020.

El resultado es que un hogar medio (4,6 kW de potencia y 3500 kWh de consumo anual) ha tenido que afrontar una factura total de 949 euros en 2021, un 41% más elevada que lo que se pagó en 2020 y también superando ampliamente a la de 2018 (807 euros) que ostentaba el anterior récord, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El consenso de expertos augura que el recibo no aflojará al menos hasta la primavera que viene debido a los derechos de emisión de CO₂ y del precio del gas natural que continuarán su escalada.

Para paliar esos aumentos, el Gobierno ha decidido prolongar las medidas de alivio tributario que iban a caducar a cierre de 2021. La rebaja del IVA de la factura del 21% al 10%, la reducción del impuesto eléctrico del 5,11% al 0,5% y la suspensión del impuesto de generación se extienden hasta abril de este año; también se mantiene la rebaja de los cargos en el recibo, aunque esta pasa del 96% al 32,8%

Carburantes y gas. Muy pareja a esta subida estará la evolución de los combustibles. Durante 2021, la cotización del barril de Brent aumentó en casi un 50%, por lo que llenar un depósito de gasolina ahora cuesta un 25% más que a comienzos de 2020: 81,2 euros, casi 17 euros más que hace un año, mientras que en el caso de repostar con gasóleo asciende a casi 74 euros, casi 16 euros más . Las previsiones no son mejores para el año que comienza ya que el barril de crudo se colocará en los 85 dólares, en torno a un 10% más.

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El gas natural también ha marcado máximos históricos en los mercados internacionales la pasada semana, alcanzando los 147,12 euros por megavatio hora (MWh) en su entrega en enero de 2022. Las tensiones entre Rusia y Ucrania y entre Bielorrusia con la Unión Europea, y la creciente demanda china auguran que se mantendrán los precios altos. Para empezar, el Gobierno ha actualizado el 1 de enero las tarifas reguladas de gas (TUR) que contratan la mayoría de hogares, y que supondrán un incremento del 5,48% en la factura anual para un consumidor medio.

Clientes en un puesto del mercado de Triana, en Sevilla, el 31 de diciembre de 2021.
Clientes en un puesto del mercado de Triana, en Sevilla, el 31 de diciembre de 2021.Joaquin Corchero (Europa Press)

Cesta de la compra y hostelería. La subida del precio de la luz y de las materias primas se ha trasladado a la cesta de la compra y productos básicos como la margarina o la pasta, que han subido más del 20% en el último año, y a la leche, los huevos o la carne de ternera, según la monitorización de la OCU. Como la electricidad es precisa en la fabricación de todos los productos, ir al hipermercado será más caro aún en 2022. Otro producto que aumentará su precio en 2022 será el tabaco, según la previsión del Ejecutivo que pretende recaudar un 5,5% más por los impuestos especiales.

La hostelería sufre directamente las restricciones de ocupación por un lado, y el incremento de la luz y las materias primas por otro, que debe trasladar a sus precios como ya ha avisado la patronal Hostelería de España. Tomarse un pincho o una caña será más caro en 2022. Y fabricantes como Heineken ya han avisado a sus clientes de que les subirá el barril de cerveza.

Transporte y automóvil. Comprarse un coche se encarecerá en 2022, debido a la subida del Impuesto de Matriculación, efectiva desde el 1 de enero,por lo que los automóviles subirán una media de entre 800 y 1.000 euros, según la patronal Faconauto. La escasez de microchips, que ha creado una bolsa de pedidos pendiente de entregar de 250.000 unidades, tampoco contribuirá a rebajar el precio. En cuanto a los peajes, en 2022 aún no se implantará el polémico pago por las autovías hasta ahora gratuitas, pero las autopistas de titularidad estatal suben un 1,97% sus peajes.

Además del vehículo privado, los transportes públicos tenderán a actualizar sus tarifas al alza, aunque la crisis por la pandemia contribuirá a moderar esas alzas. Renfe no ha hecho pública aún la actualización de tarifas de sus servicios regulados (Cercanías y regionales), aunque aumentan las quejas por el nuevo sistema de precios dinámicos del AVE, que solo son ventajosos si se sacan con mucha anterioridad. La buena noticia es que a los servicios de bajo coste AVLO (Renfe) y Ouigo (SNCF) se unirá Iryo (Air Nostrum y Trenitalia) en la segunda mitad de 2022. En el avión, Ryanair ha asegurado que seguirá manteniendo ofertas hasta que se recupere el tráfico, una vía que sus competidores deberán replicar. En las grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, sin embargo, el metro y el autobús congelan sus precios o incluso los bajan para colectivos como los jubilados.

Telecomunicaciones. El bajo coste ya no es una opción en las telecomunicaciones sino la norma. Compañías como Digi o MásMóvil están desplazando año tras año a los tres grandes operadores (Movistar, Orange y Vodafone). Hablar por el móvil o conectarse a Internet por fibra será por lo general más barato (en realidad, tendrá el mismo precio con mayores prestaciones), aunque habrá excepciones para los paquetes de más alto valor como los antiguos Fusión de Telefónica que suben sus precios en febrero.

Bono cultural. Destinado a los jóvenes, el bono cultural es una ayuda de 400 euros para las personas que cumplan 18 años en 2022. Podrá gastarse en la adquisición de bienes y servicios culturales, con límites. Por ejemplo, no podrá destinarse más de 100 euros a contenidos digitales. El Ministerio de Cultura también ha detallado que las suscripciones a periódicos y revistas estarán incluidas en el catálogo y espera que la medida empiece a rodar entre mayo y junio.

Una sede de la Agencia Tributaria.
Una sede de la Agencia Tributaria.

Impuestos. 2022 se presenta cargado de novedades en materia tributaria. En el horizonte hay nuevas medidas, debates pendientes de zanjar y cambios dictados por situaciones extraordinarias. Algunas modificaciones fiscales vienen de la mano de los Presupuestos, aunque no hay cambios de calado en términos recaudatorios. La mayor novedad es la fijación de un tipo mínimo del 15% en el impuesto de sociedades para las grandes empresas, por el cual el Gobierno estima ingresar cerca de 400 millones a partir de 2023. Las nuevas cuentas también reducen el beneficio fiscal en el IRPF de los planes de pensiones individuales, rebajando el límite máximo de deducción por las aportaciones de 2.000 a 1.500 euros; se incrementa de 8.000 a 8.500 euros en los de empresa. También en este caso el impacto sobre las arcas públicas se producirá a partir de 2023.

Para la Declaración de la Renta de 2021 que habrá que hacer en 2022, hay una subida de impuestos para las rentas más altas (los que ganan más de 300.000 euros al año) cuya cuota sube dos puntos porcentuales hasta el 47%. También se aumentan tres puntos porcentuales las rentas de capital y ahorro superiores a los 200.000 euros. Todas estas medidas, en su conjunto, afectarán a unos 36.200 contribuyentes, según Hacienda.

Lo que sí entrará en vigor el 1 de enero de 2022 es el nuevo valor de referencia de los bienes inmuebles aprobado en la ley antifraude. Este indicador sustituye al valor real ―un concepto difícil de cuantificar que ha dado lugar a elevada litigiosidad― como base imponible de los impuestos de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, sucesiones y donaciones y patrimonio. Lo calculará el Catastro a raíz de las características de cada inmueble y la situación del mercado, revisándose cada año, y según los expertos provocará un alza fiscal.

Este no es el único cambio en materia inmobiliaria. El Gobierno acaba de modificar el método de cálculo del impuesto de plusvalía, después de que el Constitucional lo declarara nulo. El contribuyente puede ahora elegir entre dos fórmulas: el beneficio obtenido por la venta del inmueble o aplicar unos coeficientes al valor catastral del terreno, que penalizan más a las ventas a corto plazo y menos a quienes compraron en pleno pinchazo de la burbuja inmobiliaria. En ámbito sanitario, se prolonga hasta mediados de año el tipo superreducido de IVA del 4% para las mascarillas quirúrgicas.

A la espera de la reforma fiscal. Además de los cambios habidos, quedan los por haber. 2022 será la antesala de la reforma fiscal “profunda” que el Gobierno dejó pendiente tras estallar la pandemia, y para cuya preparación nombró la pasada primavera a un comité de expertos. El grupo tiene la tarea de revisar el sistema tributario en su totalidad y presentará sus conclusiones a finales de febrero. A partir de ellas, y con la mirada puesta en 2023, el Ejecutivo se ha comprometido con Bruselas a presentar una reforma fiscal para el desbloqueo de los fondos europeos.

Los temas más calientes son la tributación medioambiental y corporativa, los nuevos negocios digitales, los beneficios fiscales y el espinoso asunto de la armonización fiscal, con los impuestos de sucesiones y donaciones y patrimonio en el centro del debate. En los últimos meses ha habido encontronazos a cuenta de la armonización fiscal tanto entre autonomías (aunque manteniendo la excepción del cupo vasco y navarro) como entre el Gobierno central y la Comunidad de Madrid. Mientras que el primero defiende homogeneizar los impuestos cedidos, la región de la capital es la que más uso ha hecho de la autonomía fiscal para bajar impuestos y se opone a una armonización al alza.

Al mismo tiempo, se prevé que en 2022 continúe progresando la reforma del sistema de financiación autonómico, pendiente desde 2014. El primer paso se dio este diciembre, con la presentación por parte de Hacienda de una propuesta técnica para revisar la población ajustada, una de las variables que se emplean para repartir los recursos entre autonomías. Pero habrá que buscar un consenso político, mucho más complicado, para avanzar hacia un acuerdo.

Salarios. Los salarios no irán acompasados al ritmo de los precios. El Gobierno prevé que la remuneración de los asalariados a tiempo completo registre un incremento del 1,5% en el conjunto del 2022. Si se tiene en cuenta que las previsiones de inflación de organismos tan reputados como el Banco de España son más del doble de esa cifra (3,7% en concreto), la pérdida de poder adquisitivo para los más de 19 millones de asalariados será intensa. Los antecedentes no pintan bien para los trabajadores del sector privado. A finales de 2021, los convenios recogían un incremento salarial medio del 1,5%, por debajo del 1,78% alcanzado en 2020. Y pocas empresas han anunciado subidas para 2022 más allá de esa cifra, Para los que menos ganan, la mala noticia es que el Gobierno ha congelado el salario mínimo interprofesional (SMI) en 965 euros, aunque con la promesa de subirlo a lo largo del año. Mejor los tendrán los jubilados, que verán como su pensiones contributivas suben un 2,5% y los funcionarios, que verán incrementado sus emolumentos un 2%.

Vivienda: una ley por debatir y nuevas ayudas a jóvenes

JOSÉ LUIS ARANDA

Mucho se ha oído hablar de la futura ley de vivienda en 2021, pero la realidad es que la llegada del nuevo año no cambia nada… de momento. El anteproyecto todavía tiene que revisarlo el Ejecutivo, que no ha cumplido su promesa de tenerlo listo antes del 1 de enero y está pendiente de un informe del CGPJ, para luego mandarlo al Congreso. La previsión es que los grupos presenten muchas enmiendas, lo que anticipa una negociación delicada. Varios socios parlamentarios del PSOE (incluyendo a Unidas Podemos, que son también socios de Gobierno) apoyaron en su día la iniciativa de ley presentada por las organizaciones sociales, que pedía una regulación mucho más estricta de los precios de alquiler.

Si la tramitación parlamentaria cumple los plazos previstos, la norma podría entrar en vigor en la segunda parte del año. Ese fue el calendario que España presentó a la Comisión Europea para la obtención de fondos de recuperación. No obstante, el anteproyecto contempla una moratoria de hasta 18 meses (que Unidas Podemos ha dicho que quiere rebajar) antes de aplicar las medidas previstas para grandes caseros. Esto significa que los controles de precios en los alquileres difícilmente se verán en 2022 (y probablemente tampoco en 2023).

Sí podrían empezar a aplicarse antes otras medidas como las recargas de IBI en los pisos vacíos. Pero eso depende de los Ayuntamientos y, por tanto, no es previsible que arranque automáticamente con la nueva norma, sino que haya un tiempo hasta que las diferentes administraciones (la vivienda es una competencia transferida) se adapten al nuevo marco.

Lo que sí se verá en 2022 es el nuevo bono joven de alquiler, aunque también está pendiente de que el Ejecutivo lo apruebe. Con lo que se sabe hasta ahora, será una ayuda directa de hasta 250 euros mensuales para inquilinos entre 18 y 35 años con una renta anual inferior a 23.726 euros. La intención es que se pueda pedir retroactivamente desde el 1 de enero, pero no se podrá solicitar hasta que el Gobierno lo defina en un decreto y distribuya el dinero a las comunidades autónomas, que luego deberán desarrollar la medida.

El precio de la vivienda ha crecido un 4,3% de media en 2021, según Tinsa, la mayor sociedad tasadora de España, que en su último informe muestra una aceleración de esa tendencia: si se compara solo el cuatro trimestre del año con el mismo periodo de 2020, los importes escalan más de un 8%. También el servicio de estudios de Caixabank, que calcula el encarecimiento del último año en el 1,9%, estima que los precios pisarán el acelerador en 2022, con una subida prevista del 4%. Los alquileres se han abaratado en 2021 (un 4,5%, según los precios de oferta de Idealista), pero los portales inmobiliarios muestran un punto de inflexión en los últimos meses y esperan que las rentas suban en el nuevo año. La Agencia Negociadora del Alquiler, una compañía privada de intermediación de arrendamientos, estima que esa subida puede llegar al 5%.


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