En la estación de esquí de Navacerrada, en Madrid, todos estaban a la espera del comunicado de la empresa antes de darla por muerta. Los trabajadores confiaban en un cambio de postura, en una negociación, en que el resto de las pistas no afectadas por la medida del Gobierno de no renovar la concesión pudieran sobrevivir… Pero Puerto de Navacerrada, la concesionaria que gestiona las instalaciones, ha confirmado el “cierre definitivo” y la “pérdida de cientos de puestos de trabajo”. La empresa explica que se verá “obligada a desaparecer” por una decisión que tilda de “política” y “arbitraria”, al considerar que “carece de fundamentos ambientales y sociales”, al tiempo que denuncia que su clausura “no solucionará los problemas del puerto ni de su entorno”. La empresa defiende que es “parte del acervo cultural y social de la sierra de Guadarrama”, así como el “motor económico”.
Responsables de los ayuntamientos de Navacerrada, Cercedilla y La Granja se reúnen este martes con la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para “buscar una solución pactada” al cierre. Pretenden lograr una “acción coordinada de todas las instituciones” y una “planificación ejemplar” para el puerto, que contemple “tanto su recuperación y reactivación como la diversificación de actividades” tras “20 años en situación de abandono”.
En la nota de prensa, Puerto de Navacerrada recuerda al Ministerio de Transición Ecológica, que es quien ha rechazado continuar con la actividad como gestor del Parque Nacional del Guadarrama en el que se encuentran las pistas, que el puerto “sigue vivo gracias a su estación, que constituye un centro de actividad económica, deportiva y de turismo sostenible tanto para Navacerrada como para el resto de municipios de la Sierra Norte y de Segovia”. Según los gestores de las pistas, los problemas de tráfico a los que alude el ministerio “no se deben a la estación, sino al elevado tráfico en la carretera que une Madrid con Segovia” y a la existencia de “un paso de peatones muy frecuentado”. A su juicio, el esquí “no genera la masificación de visitantes”, ya que solo abren “entre 70 y 90 días al año” y su aforo medio es de “500 esquiadores” que no salen de las pistas. “Está más que demostrado que la presencia masiva se produce fuera de la temporada”, asegura la empresa.
El principal argumento que argüía el ministerio era el cambio climático, al considerar que el aumento de las temperaturas y la reducción de días de nieve no hace viable su continuidad. Desde la década de los setenta, la temperatura media del Puerto de Navacerrada ha aumentado 1,95º y la nieve se ha reducido un 25%, según los datos recogidos por la estación meteorológica ubicada allí que cita el ministerio. Los días de helada han disminuido en 21,6 y los días de nieve, en 24,2.
Sin embargo, la empresa sostiene que el cambio climático “no compromete la viabilidad de la estación”, ya que “el agua de lluvia se recoge y almacena por la propia estación para innivar las pistas y no ha habido ningún año que las temperaturas no hayan producido nieve”. “De ser cierta la argumentación del ministerio, las 38 estaciones de esquí que hay en España no serían viables”, advierten. Dos de ellas, Sierra Nevada y el Cerler, se encuentran también en parques nacionales. Las tres pistas que se van a suprimir, Escaparate, Telégrafo y El Bosque, en la zona baja de la estación y dentro de la vertiente segoviana del parque, “son las que generan más días de esquí en el Sistema Central”, añaden.
No están afectadas dos pequeñas pistas de iniciación, también en la zona baja, y otras tres, Guarramillas I y II y Pala Montañeros, pertenecientes a Madrid y ya en la parte alta, que apenas sí se abren unos días porque no tienen cañones de nieve. La empresa se declara abocada al cierre porque sin estas tres pistas es “inviable la explotación” y denuncia las posibles consecuencias: “Abandono y vandalización de las instalaciones, despido de sus más de 30 trabajadores directos y afección a más de 200 puestos de trabajo indirectos y a la actividad en los municipios” madrileños.
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