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La explosión de Paula Badosa resuena en Sídney


Como si no hubiera habido transición ni paréntesis alguno, Paula Badosa ha comenzado el año como cerró el anterior, con una sonrisa de oreja a oreja. La española, de 24 años, sigue descubriéndose como una de las tenistas con mayor proyección del circuito y subrayando su progresión, constatada este sábado (6-3, 4-6 y 7-6(4) a Barbora Krejcikova) con el trofeo de Sídney. Es el tercero de su carrera, tras los obtenidos el curso pasado en Belgrado e Indian Wells, y le impulsa al sexto escalón del listado mundial, su mejor ranking.

Sigue Badosa en una nube, peloteando como los ángeles y percutiendo desde el fondo de la pista. Así derribó a la checa Krejcikova, otra jugadora que viene elevando más y más el nivel, frustrada esta vez porque hiciera lo que hiciera, inventara lo que inventara, ahí llegaba la respuesta de la española, que cerró el primer set con autoridad y pese a entregar el segundo —break en contra, cuatro juegos seguidos después y acelerón definitivo de la rival para igualar—, se mantuvo firme y acabó imponiéndose en el cuerpo a cuerpo final.

En el desempate definitivo, selló con un revés poderoso y elevó el tercer premio como profesional, el segundo en importancia (WTA 500) tras el de Indian Wells (1000) y por encima del conseguido en Belgrado (250). De nuevo, Badosa volvió a levantar la mano, a decir un aquí estoy. Despega la temporada y la catalana, dirigida por Jorge García y que hasta hace un par de años tenía pie y medio fuera del tenis por una depresión, sumida en un profundo agujero, vuelve a emitir señales y a advertir: si mantiene la voluntad, será una de las ruedas a seguir.

No falla la española en una final, tres de tres hasta ahora. Rindió a Krejcikova, campeona el año pasado en Roland Garros, a la que ya había vencido en los dos precedentes y que enfrente se topó con una adversaria que empieza a dominar las largas distancias. Como ya sucediera en Indian Wells, contra Victoria Azarenka, la catalana exhibió pegada y también mucha cabeza. Resistió a la creatividad de la checa, experta en abrir ángulos, y a la exigencia emocional de otro pulso que se decidió al límite, en ese delicado territorio que Badosa empieza a disfrutar y en el que se diferencian las más fuertes.

Extraordinaria forma, pues, de abrir este 2022 en el que aspira a dar una dentellada mayor. Badosa, nacida en Nueva York, se presentará en Melbourne Park como toda una realidad y candidata al título. Instalada hace un año en el 71º puesto del listado de la WTA, ya reluce en la zona noble, y en Sídney —solo conquistado antes por Arantxa Sánchez Vicario, en 1998— ha completado un trazado impecable ante Daria Kasatkina, Belinda Bencic, Jelena Ostapenko y Ajla Tomljanovic, con la que se medirá el lunes en la primera ronda del Abierto de Australia.

En una dinámica fabulosa, irrumpirá en el primer grande pisando a fondo el acelerador. Sin medianías ni amagos, la española se postula con mayúsculas.

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