La factoría de pívots de la NBA se asienta en Europa


Las torres en la NBA son de Babel. En la lista de los mejores reboteadores de la liga lucen las banderas de Francia, Serbia, Lituania, Suiza, Grecia, Montenegro, Camerún y Bosnia. Con Rudy Gobert, Nikola Jokic, Domantas Sabonis, Clint Capela, Giannis Antetokounmpo, Nikola Vucevic, Jonas Valanciunas, Joel Embiid y Jusuf Nurkic formando un ránking internacional prácticamente copado por los jugadores europeos, en el que Jarrett Allen aparece como el primer y único estadounidense en el top-10. En un baloncesto contracultural, en el que las posiciones se redefinen a velocidad de vértigo en busca del jugador total, los fundamentos del Viejo Continente se abren paso entre el músculo, y los pívots pulen su polivalencia para sobrevivir en la distopía.

”Salvo figuras ilustres indiscutibles, los jugadores altos europeos siempre, desde los primeros que llegaron a la NBA, demostraron tener más recursos técnicos y tácticos, y mejor educación baloncestística que los estadounidenses”, explica Zan Tabak, pívot croata de la mítica Jugoplastika de Split (1985-1992), que jugó seis temporadas en la NBA repartidas entre Houston (1994-1995), Toronto (1995-1998), Boston (1998) e Indiana (1999-2001). “El modo en el que se entrenaba antes en Europa hacía que, físicamente, no llegáramos al nivel de la NBA. Pero el jugador europeo mejoró mucho sus condiciones atléticas, el cambio a los 24 segundos de posesión nos acercó a la velocidad de la NBA, y todo ello facilitó una mejor adaptación y un mayor protagonismo, que ahora es tendencia”, prosigue Tabak, que prefiere hablar de “altos o grandes” que de pívots, por la redefinición del oficio y sus funciones y características.

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”Entre esos perfiles de los jugadores europeos que dominan la NBA hay algunos muy potentes físicamente, pero el factor diferencial es que en Europa han recibido una educación que les permite entender el juego más allá de imponer su físico. Eso les da un plus”, desarrolla Willy Villar, actual director deportivo del Gran Canaria y descubridor del griego Giannis Antetokounmpo hace una década, cuando ejercía ese cargo en el CAI Zaragoza. “Esa educación es la que les permite estar mejor posicionados, leer mejor las situaciones para ir al rebote… Entender el juego es clave y la cultura europea desarrolla esas virtudes más allá del físico”, recalca Villar, antes de rememorar el hallazgo de Anteto, MVP en el anillo conquistado por los Milwaukee Bucks en 2021, y candidato, junto al serbio Jokic y el camerunés Embiid, al galardón de mejor jugador de la temporada. Una terna que, junto a Karl-Anthony Towns (60 puntos ante San Antonio), de madre dominicana, lidera la lista de los pívots más anotadores.

”Anteto, con 17 años y unos dos metros, tenía una gran proyección física, pero era muy delgadito. Lo que llamaba la atención es que botaba el balón como los ángeles, jugaba al poste bajo con una variedad increíble de recursos y movimientos, pasaba con la izquierda y con la derecha, manejaba la parada y el tiro. Dominaba el baloncesto como nadie… era un despliegue de cualidades”, recuerda Villar. “Intentaron hacerle base por cómo manejaba el balón. Después, creció 10 centímetros estando ya allí y ganó 20 kilos de peso. Eso hizo que evolucionara definitivamente a jugador interior, aunque sube también el balón”, desarrolla el director deportivo del Gran Canaria, que resalta los matices de esa evolución física. “En lo que son buenos en Estados Unidos es en transformar y pulir los cuerpos hasta ponerlos como unas bestias. Les ponen muy fuertes sin que pierdan apenas movilidad y fundamentos. Son muy buenos en lograr ese equilibrio”, completa Villar.

”Los estadounidenses inventaron el baloncesto y no les falta conocimiento del juego, pero la dimensión que les da el poderío atlético que han ido desarrollando como país les ha llevado a un exceso de pívots fuertes que, fundamentalmente, saltan y corren”, añade Himar Ojeda, director deportivo del Alba Berlín, que trabajó para los Atlanta Hawks entre 2012 y 2016. ”La tendencia en la NBA ha ido hacia un atleticismo que ha perjudicado a un determinado perfil de jugador que sí han encontrado en Europa. Su sistema les lleva a que destaquen los atletas, aunque no tengan buenas lecturas del juego. Pero se han atrevido a darle protagonismo a los europeos en los draft y los fichajes”, explica Ojeda, con la experiencia reciente del vuelo de Franz Wagner de Berlín a Orlando, con 19 años.

El descubridor de Walter Tavares cuando estaba en Gran Canaria traza la intrahistoria de la búsqueda de talento en la NBA. “Buscan al jugador perfecto y eso no les ayuda a encontrar el talento perfecto. Cometen errores en posiciones muy altas del draft por exceso de información. Jokic fue seleccionado en el puesto número 41. Pero Adam Silver [comisionado de la NBA] ha abierto los horizontes para acaparar todo el baloncesto y no tienen problema en integrar talento de fuera y hacerles capitanes generales de los equipos”, señala. La factoría internacional de hombres altos tiene sede en Europa. “Es cuestión de timing, pero quizá ahora Tavares encontraría su hueco allí”, suma Ojeda.

La figura del pívot se desdibuja y se redibuja, mezclando las tendencias de la NBA con la escuela europea. “Los pívots hace 20 años eran mucho más duros y técnicos. Pero el juego cambió y exige otras cosas. Ahora los hombres altos son más atléticos y polivalentes. Hay que adaptarse. El deporte es un espejo de la sociedad. Es como trazar una línea entre tu juventud y la de tus hijos”, retoma Tabak. “Los pívots europeos juegan a otra cosa y eso les hace estar por encima”, subraya Villar. “Jokic, como Doncic, se anticipa y marea a todos a base de inteligencia. Es el mejor pasador de su equipo por su conocimiento del juego. Domantas Sabonis es un catálogo de recursos, y Gobert, que es el más físico de todos, tampoco va descalzo de fundamentos…”, completa. “Ya hubo un Divac, un Nowitzki y un Gasol. Y ya no hay recelo a integrarles en una lista de estrellas en la que los grandes protagonistas siguen siendo estadounidenses, con LeBron y Curry al frente”, cierra Ojeda.

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