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La falta de chips fuerza el parón de plantas españolas de automóviles


La falta de semiconductores parece enquistada en el sector de la automoción, en el que los fabricantes de vehículos se están viendo obligados a paralizar la producción de vehículos en todo el mundo. España no es una excepción. El regreso tras las vacaciones se está complicando más de lo previsto, con el desabastecimiento de chips a causa de los rebrotes por coronavirus en algunos países asiáticos, imposibilitando recuperar la producción en algunas factorías. La que Stellantis opera en Vigo cerrará toda esta semana, parón que se sumará al de Figueruelas (Zaragoza) entre este martes y el jueves y Madrid, que tampoco ha tenido actividad esta semana.

Un portavoz del grupo en España explica que actualmente es imposible saber qué ocurrirá la próxima semana, ya que un comité directivo de Stellantis decidiendo a dónde se destinan las existencias de semiconductores cada semana. Se da por hecho, en todo caso, que no se podrá lograr el récord de producción en Vigo este año, tal y como estaba previsto. Parar una semana en la ciudad gallega, la mayor fábrica española de Stellantis, supone no producir en torno a 15.000 coches.

Seat tuvo que cerrar una de sus líneas de producción de Martorell (Barcelona) el pasado viernes, repitió el lunes y volverá a hacerlo este viernes. Volkswagen trabaja con total normalidad en Pamplona: el viernes tienen intención de parar, pero ya estaba previsto en el calendario para este año. Un portavoz de la factoría explicitaba este lunes lo que se respira en todas las factorías: “La semana que viene ya veremos”. El jueves se reunirán con los sindicatos y tendrán una idea mejor sobre cómo se reparten los suministros entre las diferentes marcas del grupo.

Ford tiene previsto cerrar la semana del 15 de septiembre por la falta de microchips. Pero justamente la incertidumbre sobre la situación hace imposible saber si se podrían avanzar los paros o evitarlos, según señala el presidente del comité de empresa de la compañía en España, Carlos Faubel. En Renault volverán el lunes tras el paro de agosto.

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Las marcas llevan todo el año lidiando con el problema, con reiteradas afectaciones y un horizonte incierto que obligó a activar en la gran mayoría casos expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para capear la situación. Renault lo tiene activado para sus plantas de Valladolid y Palencia hasta el 30 de septiembre, un periodo de seguridad por el que también ha apostado Ford en Almussafes (Valencia).

Stellantis también tiene activo un ERTE al que se suman aquellos trabajadores que ya han agotado su bolsa de horas o días de vacaciones y Volkswagen cuenta con un ERTE por si es necesario tomar medidas. Y la factoría de Mercedes cerró de vacaciones, consciente de que, en caso de tener que volver a parar, tendría que aplicar otra regulación de empleo, al haber agotado el esquema de flexibilidad laboral incluido en su convenio.

Mientras los fabricantes ya asumen que deberán convivir con la crisis de los semiconductores que azota a la industria global hasta el próximo año, las estadísticas de producción muestran claramente la afectación. En la primera mitad del año el ensamblaje de vehículos en España se había contraído un 21,6% la producción de vehículos respecto a 2019, antes de que la crisis económica del coronavirus hundiera la producción y echara por tierra toda comparación posible. La patronal europea de componentes (Clepa, por sus siglas en inglés) estimaba en junio en medio millón los vehículos que se habían dejado de fabricar hasta entonces en el Viejo Continente.


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