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“La filosofía de la empresa no es el teletrabajo, tienes que tener un plan B para cuidar a tu hijo”


Hace un año, la palabra teletrabajo empezó a sonar en los hogares españoles. De la noche a la mañana, la pandemia producida por la covid-19 cambió la forma de socializar y hasta de trabajar. Ahora, las familias siguen tratando de conciliar. Existe, no obstante, una idea que aún se repite entre muchas de ellas: el teletrabajo y los niños no son compatibles bajo las condiciones actuales. La afirmación viene respaldada por la última encuesta realizada por el colectivo Malasmadres entre más de 7.000 mujeres en España. Son las madres, explica el estudio, quienes más dificultades encuentran para llegar a todo. Como consecuencia, muchas se han visto obligadas a renunciar o a pedir la reducción de horas de trabajo. Ambas respuestas, que muchas mujeres viven como una renuncia implícita a su carrera profesional, se han destapado como las únicas soluciones para muchas de ellas, que han tenido que hacerse cargo del trabajo del hogar y del cuidado de sus hijos.

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Las cifras son claras, pues a cuatro de cada 10 madres se les ha negado el teletrabajo, a pesar de realizar tareas compatibles con esta modalidad, según la encuesta del Club de Malasmadres. Este es el caso de Sandra D, de 42 años. Su hijo de seis años ha estado dos veces en cuarentena, 10 días en casa, por un positivo de covid que ha habido en su aula. Ante esta situación, Sandra tuvo que pedir a su jefe trabajar desde casa. Él respondió echando el balón fuera: “La filosofía de la empresa no es el teletrabajo, tienes que tener un plan B para cuidar a tu hijo”. Sandra trabaja en el departamento de recursos humanos de una pequeña empresa, y asegura que todo su trabajo lo podría realizar perfectamente desde casa. Para su empresa, sin embargo, conciliar es un imposible: “Si no hay ninguna ley que nos proteja, el empresario no va a hacer caso solo de recomendaciones de lo que se debería hacer en estos casos”, afirma Sandra. En las dos ocasiones en las que ha solicitado un cambio de modalidad en su trabajo, Sandra solo ha logrado un par de días de teletrabajo. “Muchas madres hemos visto que la única forma de sobrevivir a nuestro empleo y a nuestra familia es conciliando. No obstante, el teletrabajo que hemos hecho estos meses de confinamiento ha sido supervivencia”, afirma la fundadora de Malasmadres, Laura Baena.

A Cleo Pérez, de 37 años, la acaban de despedir de su trabajo durante una baja laboral por estrés. Esta sevillana, madre de dos niños de 9 y 5 años, se ha terminado enfermando tratando de cumplir sus objetivos en el trabajo mientras le tocaba cuidar a sus hijos todo el día en la casa. “Me obligaron a teletrabajar con un horario estricto. Sin cole para los niños y divorciada, no pude llegar a los objetivos que me pedían en la empresa”, trata de explicar Pérez, todavía afectada por la situación. La situación de Pérez ya se dejó sentir en su salud. Sintió taquicardias, dolores recurrentes en el pecho por la angustia que le producía la situación. “Al final, la ansiedad me hacía tartamudear en el trabajo”, afirma. No tenía ninguna ayuda y pasaba sus días pensando en alguna posible solución. No podía renunciar porque si lo hacía no tendría con qué alimentar a sus hijos. No podía pedir media jornada porque recibir solo medio sueldo no le alcanzaría para mantener a sus hijos, y pensar en una excedencia era aún más complicado. Al final, su empresa terminó tomando la decisión por ella: la despidieron el 10 de febrero durante su baja sin ninguna explicación. Solo recibió una llamada de una mujer de recursos humanos: “Si estabas de baja por estrés laboral, pues alégrate porque ya no vas a tener este estrés”, escuchó por teléfono Pérez. Toda esta situación también les ha afectado a sus hijos.

Pérez no es la única que está pasando por esta situación. Una de cada cinco mujeres con hijos, el 22%, ha renunciado durante este año de pandemia a todo o parte de su trabajo para cuidar de sus hijos durante las cuarentenas preventivas por el coronavirus, según la encuesta realizada por la Asociación Yo No Renuncio, del Club de Malasmadres. Para Diana Trigos, de 35 años, también ha sido “un infierno” este año de teletrabajo. Trigos ha sido autónoma la mayor parte de su vida, por lo que sabe lo que significa trabajar en casa. Sin embargo, el día que cerraron los colegios, todo cambió. Su santuario freelance se vio invadido por las necesidades de atención constante de sus tres hijos. “Veinticuatro horas de mis hijos en casa y además tener que ayudarles con sus estudios de forma telemática acabaron con mis horarios”, afirma Trigos que tuvo que empezar a despertarse a las cuatro de la mañana para poder trabajar cuando sus hijos dormían. “A las siete se despierta la menor, y ya me toca cerrar el ordenador”, afirma Trigos que se quedó sin son dos grandes pilares de apoyo durante la pandemia: los abuelos y el cole de sus hijos.

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