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La finura de Luis Suárez


De nuevo agarrado a la finura de Luis Suárez, el Atlético defendió el liderato bajo presión. En el día de su 34 cumpleaños, el charrúa ejecutó un fino tiro al rincón que entró tras golpear en la base del poste para culminar la remontada rojiblanca. Un golpeo excelso que entró donde pastan las vacas, que dicen los clásicos. Un gol que terminó por enderezar a un equipo que dio el golpe de autoridad en el segundo tiempo tras un primero gris.

Después del ruido de tres suplencias consecutivas, Simeone le concedió la titularidad a João Félix. Y la salida del Atlético respondió a las revoluciones con las que entró al campo el luso. La primera pelota que tocó fue una maniobra de control y carrera que apuró con un derechazo que se le escapó por poco. Un cabezazo picado de Giménez en un córner, al que respondió ágil Jaume con una buena mano, culminó el burbujeo inicial del líder. A partir de ahí se impuso el Valencia.

Emergió primero con el orden que Javi Gracia suele dotar a sus equipos. Después, con un manejo atrevido y muy estudiado del juego. Sus dos mediocentros, Racic y Soler, tenían muy claro que los agujeros del Atlético podían estar en lo que le hicieran Musah y Cheryshev a Vrsaljko y Carrasco y en lo que importunaran Maxi Gómez y Manu Vallejo a la terna de centrales rojiblancos. Este ya avisó a Oblak con un duro disparo al primer palo tras romper a Savic con un cambio de ritmo antes de que Racic dibujara uno de los goles de la temporada. Un golpeo excelso desde 30 metros con el interior de la pierna izquierda, que además de tenerla tocada, no es la suya. La rosca describió una parábola que finalizó en la escuadra de Oblak.

El tanto puso bajo presión al líder, conocedor ya de las victorias de sus dos perseguidores en la tabla. No encontraba el paso al duelo el equipo de Simeone. Demasiado lento en las circulaciones cuando no impreciso por precipitar el juego vertical. Se sumió el Atlético en un tramo largo de juego plano y anodino. Una secuela más de que su fútbol ha decaído en las últimas semanas. No carburaban Koke y Hermoso, los dos encargados de que el equipo fluya desde atrás. No rompía Llorente, que echó de menos una vez más a Trippier. Tampoco Lemar contribuía a adecentar y a afilar a su equipo.

Sin argumentos para desmontar al Valencia, el Atlético se encontró con el empate en un saque de esquina. Koke puso una rosca pasada al segundo palo y por allí apareció João Félix para meter la plancha en el aire en un escorzo acrobático del que Correia no se enteró. La igualada impulsó a un Atlético más enchufado, pero sin terminar de hacer daño. Apenas sufrió el Valencia hasta el descanso. De la caseta ya sí salió un líder más convencido y decidido y retocado. Los agujeros de Vrsaljko y la amarilla que cosechó en el primer tiempo le dejaron en la ducha. Entró Lodi y Carrasco pasó a la derecha. El belga fue el que lideró las primeras acometidas. Culebreó, filtró pases y disparó. Su partido en el segundo acto fue mayor. Por despliegue y desequilibrio. Ha alcanzo una regularidad que lo ha convertido en otro intocable para Simeone.

La competencia

La traca la continuó la jugada del gol de Luis Suárez. Lo que empezó en una jugada trastabillada en la salida del balón en las inmediaciones de Oblak desembocó en una secuencia perfecta firmada por Hermoso. Rompió la primera línea de presión del Valencia con una pared y siguió corriendo al espacio. A la segunda que recibió se giró y puso un pase de 40 metros para la carrera de João Félix por la izquierda. El luso condujo hasta que rompió Luis Suárez en el área. Y allí, el charrúa, sin ángulo, se sacó un toque fino de billar. El sibilino disparo cruzado superó a Jaume y entró tras golpear en la base del poste. No había más hueco que ese para que el uruguayo firmara ya la docena de goles en este campeonato. Parece que no hace nada Suárez y lo hace todo. Es una amenaza escondida, siempre presto para asestar el golpe de gracia.

Ya en ventaja, Simeone sentó a João Félix y dio entrada a Correa. Entre los dos y Lemar se prevé una competencia feroz. No defraudó el argentino, que en este equipo está siendo determinante cuando es titular y cuando no. Culminó una de esas contras que entusiasman a Simeone. Un par de toques cortos para atraer al rival tras una recuperación, un pase filtrado de Carrasco para la locomotora Llorente y el centro atrás de este embocado por Correa. Un golpe ya definitivo.


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