La Fiscalía de Bélgica ha recurrido este miércoles la sentencia del Tribunal de Apelación de Gante que denegó el martes la entrega a España de Josep Miquel Arenas, el rapero mallorquín de 28 años conocido como Valtònyc, que permanece huido en ese país desde 2018 tras ser condenado por el Tribunal Supremo a tres años y medio de prisión por enaltecimiento del terrorismo, amenazas e injurias a la Corona en el contenido de sus canciones. La vista ante la Corte de Casación, la instancia más elevada del sistema judicial belga, ha sido fijada para el 11 de enero en Bruselas, según fuentes de la defensa de Arenas.
La Fiscalía belga tiene ahora cinco días para presentar sus alegaciones y la defensa de Valtònyc otros dos para responder, añaden estas fuentes. El tribunal de casación, en cualquier caso, solo sustancia cuestiones jurídicas y vela por el correcto cumplimiento de la ley por parte de las instancias inferiores, pero sin reabrir el fondo del asunto. “No le veo mucho recorrido [al recurso]”, ha afirmado el abogado Gonzalo Boye, que forma parte del equipo jurídico del músico. “La sentencia lo deja todo bien atado”, añade.
La respuesta de la Fiscalía belga llega un día después de que se pronunciara el Tribunal de Apelación de Gante, cuya sentencia denegaba la extradición al entender, en el mismo sentido que dictaminó el tribunal de primera instancia, que las letras de Valtònyc están amparadas por la libertad de expresión y no constituyen un delito en Bélgica. La decisión frustraba de nuevo las intenciones de la justicia española. Y el nuevo recurso suma una etapa más a un largo periplo judicial que arrancó en 2018 y ha pasado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y por la Corte Constitucional de Bélgica.
Josep Miquel Arenas ―que en 2018, durante un concierto, arengó al público a salir a “matar guardias civiles” cuando él terminara de cantar― fue condenado por la Audiencia Nacional en febrero de 2017 a tres años y medio de cárcel por enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y amenazas incluidas en las rimas de temas que había compuesto en 2012 y 2013. Entre otras frases, Valtònyc pronunció algunas como “quiero transmitir a los españoles un mensaje, ETA es una gran nación” o “un pistoletazo en la frente de tu jefe está justificado, o siempre queda esperar a que le secuestre algún grupo”.
En 2018, después de que el Tribunal Constitucional español rechazara su recurso, la justicia española solicitó su ingreso en prisión, pero Valtònyc escapó del país metido en el maletero de un coche para eludir la prisión. Se instaló en Bélgica, donde ya residían el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y otros políticos independentistas prófugos reclamados por España. Y se inició así una batalla judicial.
Por el camino, el caso Valtònyc se ha llevado por delante incluso una vieja ley decimonónica sobre injurias a la corona de Bélgica. El Tribunal de Apelación de Gante, antes de pronunciar la sentencia de este martes, elevó una consulta prejudicial al Tribunal Constitucional belga para saber si las ofensas al Rey entran o no dentro de la libertad de expresión en Bélgica. La defensa de Arenas estimaba que una ley de este país de 1847 que castigaba las injurias al rey y a la familia real belgas habría quedado invalidada bajo la lupa de la actual norma fundamental del país. Y así lo consideró finalmente el Constitucional el pasado mes de octubre, despejando el camino para el tribunal de Gante.
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