La Fiscalía General de la República (FGR) ha divulgado este sábado por la noche el expediente que elaboró contra el general Salvador Cienfuegos por delincuencia organizada. La indagatoria responde a las pruebas que mandó la fiscalía de Estados Unidos en noviembre. Cienfuegos había sido detenido allí por narcotráfico. La FGR ha seguido así el camino abierto por el Gobierno, que ha liberado la información del caso que recibió del país vecino hace unas semanas. Pero la agencia investigadora ha tachado la práctica totalidad de su expediente. Son cientos de páginas de las que apenas pueden leerse dos frases seguidas. Con la idea de proteger datos personales o sensibles, la agencia investigadora ha ocultado prácticamente toda la información, por lo que resulta difícil conocer exactamente la profundidad de su indagatoria.
Publicada en su página web, la FGR ha dividido la investigación en dos tomos. La mayor parte del primero está tachada. Son más de mil páginas, en las que la FGR ha ocultado incluso el contenido de documentos liberados por el Gobierno. El viernes, la Secretaría de Relaciones Exteriores publicó las 743 páginas de mensajes intercambiados supuestamente entre integrantes del clan mafioso del H-2, una escisión del cartel de los Beltrán Leyva, y entre estos y Cienfuegos. El material fue recopilado por las autoridades de Estados Unidos durante años y enviado a México a finales del año pasado, mientras Cienfuegos estaba en prisión en Nueva York.
El 15 de octubre, la justicia estadounidense detuvo al general en Los Ángeles. Secretario de la Defensa durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), Cienfuegos había viajado a la ciudad de vacaciones con su familia. El militar ignoraba que la justicia le buscaba desde el año anterior, por una acusación de narcotráfico y lavado de dinero. Cienfuegos estuvo preso en Estados Unidos hasta el 18 de noviembre. Ante los reclamos del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la administración de Donald Trump aceptó retirar los cargos contra el general, para que fuera procesado en México. El Departamento de Justicia mandó pruebas acumuladas en su contra, las 743 páginas de mensajes. Pero la FGR concluyó que no había evidencias para procesarle. Este jueves, la agencia investigadora informó de que no procesaría al general.
Sin ser mucho más claro que el primer tomo, el segundo deja entrever algunos detalles de la indagatoria de los fiscales mexicanos. La parte más interesante viene casi al final. El 9 de enero, los fiscales citaron a declarar a Cienfuegos como imputado. El general acudió a la sede de la fiscalía y negó las acusaciones. Sorprende el nivel de detalle de la declaración del general, que se refiere concretamente a algunos de los mensajes que aparecen en las pruebas remitidas por el Departamento de Justicia. Dice Cienfuegos: “Otro mensaje de mi supuesta autoría, es del día 22 de junío de 2016, dirigido al usuario (…) ‘EL DÍA 30 SALGO 2 SEMANA DE VACACIONES O BUENO QUE SI NO ME QUIERE QUE ME TENGA TAN TITO CARIÑO’, [es] completamente falso, toda vez que durante los seis años que desempeñe el cargo de Secretario nunca vacacioné”.
Su declaración se extiende por varias páginas, en parte tachadas. Solo las más personales son legibles: “En lo personal, he sido afectado significativamente en mi prestigio y liderazgo formado con trabajo y entrega, siendo ejemplo de honor y lealtad, por casi seis décadas de servicios ininterrumpidos, de día y de noche, con disposición diaria y permanente, alejado de la familia muchas veces y exponiendo la vida otras más, mi historia es la de la mayoría de mis compañeros y ellos estarán pensando, cuándo y cómo los podrán involucrar en hechos delictivos como han intentado hacer conmigo”. En esa diligencia, los fiscales no le hicieron preguntas a Cienfuegos. En todo el expediente no aparece que los fiscales le hagan una sola pregunta al general.
Además de la declaración del militar, la indagatoria integra el informe que realizó el Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (CENAPI) sobre las 743 páginas de mensajes. Una funcionaria se encargó de ordenar y “depurar” los intercambios. Identifica a cuatro actores principales en la comunicación y luego arma un relato inteligible de lo que se cuentan. A partir de esa narración, la funcionaria pide “a las concesionarias -las operadoras de telefonía- los datos conservados de los PINes relacionados a algún número de IMSI”, esto es, la relación entre los números personales de las Blackberry con que se comunicaban, con los códigos únicos de cada celular, integrado en la tarjeta SIM. La funcionaria concluye en todo caso, que no hay comunicación directa entre el H-2 y Cienfuegos. La teoría del caso de la fiscalía de EE UU es que el general ayudó al clan del H-2, Juan Francisco Patrón.
Desde noviembre, la fiscal que dirige el caso, adscrita a la unidad de terrorismo y tráfico de armas de la subprocuraduría de delincuencia organizada de la FGR, solicitó información de esos cuatro actores a las diferentes unidades de la agencia, entre ellas el CENAPI. Muchas dijeron que no tenían nada, otras sí. La cantidad de partes tachadas hace difícil saber qué información recibió.
La fiscal pidió información igualmente a la Secretaría de la Defensa. Primero, requirió información de operativos en el Estado de Nayarit de diciembre de 2015 a febrero de 2017. En su acusación, la fiscalía de EE UU señalaba que Cienfuegos habría ayudado al cartel del H-2, con base en Nayarit, al menos entre esas dos fechas. Además de Cienfuegos, sus celulares y otros datos, la fiscal le pregunta por otro militar. En esa parte del expediente su nombre está tachado, pero en la siguiente parte y en uno de los anexos aparece su nombre. Se trata del general Virgilio Méndez, que fue segundo de Cienfuegos hasta 2014. La fiscal pregunta si él o Cienfuegos participaron en operativos en Nayarit o su tuvieron BlackBerry. La respuesta aparece tachada.
Varios de los anexos hablan de Nayarit y de la muerte del H-2. En 2017, en un espectacular operativo de la Marina en Tepic (Nayarit), El H-2 fue abatido junto a otros 11 sicarios. Las autoridades mexicanas de entonces celebraron la captura de uno de los objetivos prioritarios del Gobierno de Peña Nieto, pero lo que registra la Fiscalía de Nueva York es que en aquella época Cienfuegos colaboraba plenamente con ellos.
En su declaración del 9 de enero, Cienfuegos niega toda relación con el grupo del H-2. Casi al final, dice: “La investigación [en EE UU] es omisa en acreditar la causa probable que explique por qué uno de los más prestigiados militares mexicanos, con casi 60 años de servicios intachables a su nación, en el momento más encumbrado de su carrera y todavía con varios años más por delante en el máximo cargo militar, se prestaría a colaborar con un presunto narcotraficante de poca o nula importancia”.
La fiscalía acaba concluyendo que la información remitida por Estados Unidos no prueba los delitos de los que acusó al general. “No existe prueba alguna que demuestre que [Cienfuegos] se reunió, encontró o contactó o que realizó comunicaciones con integrantes del grupo delictivo ya citado que se cataloguen como ilegales o que reflejen la realización de actos al margen de la ley”, concluye su escrito.
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