Un barco de pesca español suelta aparejos en aguas de Marruecos, en julio de 2019.Juan Carlos Toro
Los acuerdos de pesca entre Marruecos y la Unión Europea suelen deparar unas cifras fáciles de retener. En el último de ellos, ratificado en 2019 y válido por cuatro años, la Unión Europea pagaba a Marruecos 52 millones de euros anuales a cambio de que 128 barcos faenen en sus aguas y en las de Sáhara Occidental. De esas embarcaciones, 92 son españolas. Pero una vez firmado el acuerdo, la realidad es que España solo ha hecho uso tanto en 2020 como en 2021 de una cuarta partede las licencias a las que tiene derecho, según indicaron a este diario fuentes conocedoras de la situación.
El acuerdo con Marruecos, que fue declarado ilegal por el Tribunal de Justicia de la UE y que ahora está pendiente del recurso interpuesto por ese fallo por parte de la Comisión Europea, ha ido subiendo de precio conforme avanzan los años. En 2013 Marruecos obtuvo 40 millones de euros anuales para 126 barcos. Y en 2019 consiguió 12 millones más por año. Pero Rabat no deja de cobrar sus 52 millones de euros anuales, aunque no vaya nadie a pescar. En cuanto a los armadores, ellos pueden renovar sus licencias cada trimestre y hacer uso de ellas o no hacerlo. En caso de faenar han de pagar un canon trimestral a Marruecos, según el tonelaje de la embarcación.
En el primer trimestre de 2021 se usaron 27 de las 92 licencias de Marruecos; en el segundo, también 27; en el tercero, 24 y en el cuarto, solo 17. Con relación al Sáhara Occidental, las cifras también son reducidas. De los 92 barcos españoles con permiso para adentrarse en Marruecos, hay licencias disponibles para 25 atuneros, correspondientes a la categoría cinco, fijada por la Unión Europea. Estos pueden faenar tanto en el Sáhara como en el norte de Marruecos. De ellos, solamente 12 por trimestre han solicitado licencias, menos de la mitad.
Hay otras dos categorías fijadas por la Unión Europea que faenan solo en el Sáhara Occidental. Se trata de las categorías tres (barcos artesanales) y cuatro (de palangre y de arrastre). Para ellos, hay 22 licencias disponibles. Pero en ningún trimestre se han superado las cuatro licencias. La mayoría de los trimestres se saldaron con únicamente tres licencias.
Estas cifras pueden parecer contradictorias si se tiene en cuenta que el 91% de las capturas efectuadas en Marruecos por los 128 barcos de la Unión Europea provienen de las aguas saharauis. ¿Cómo explicar entonces que ese 91% de la pesca en Marruecos salga del Sáhara Occidental con tan pocos barcos españoles faenando en esas aguas? Una fuente conocedora del sector que solicita el anonimato explica que la clave está en la pesca pelágica industrial. “Son solo 18 los barcos dedicados a esa pesca en el Sáhara. La mayoría de ellos proceden de Alemania y de Países Bajos, no hay ninguno español. Pero entre esos 18 barcos capturan más toneladas que el resto de los 128 que faenan en Marruecos”.
En cuanto a los armadores españoles, las razones que aducen para no hacer uso de las licencias son heterogéneas. Varios de ellos esgrimen que se piden las licencias para trabajar en el Sáhara Occidental como un segundo recurso, por si se da mal el año en otros caladeros, sobre todo de Mauritania.
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En Canarias, Andrés Cedrés, armador de Lanzarote, propietario del barco atunero Izar Alde, explica: “Nunca se sabe dónde va a estar el pescado. Hay años que no entramos en el Sáhara porque no interesa. Pero este año, por ejemplo, sí hemos entrado”.
En Andalucía, Tomás Pacheco, presidente de la Asociación Barbateña de Empresarios Pesqueros (Abempe), en la provincia de Cádiz, alega como razón para no faenar este año en el país vecino el temor que sobrevino con la crisis diplomática entre España y Marruecos. En mayo, las autoridades marroquíes permitieron la entrada de 10.000 emigrantes irregulares en Ceuta. En esos meses, los 15 barcos de pesca de cerco de Barbate que solían acudir a las aguas de Larache, en el norte de Marruecos, a capturar boquerones, sardinas o jureles dejaron de hacerlo. “La cosa se enturbió demasiado y no quisimos arriesgarnos”, explica Pacheco.
Desde entonces, los barcos barbateños no han vuelto a recorrer las 120 millas que les separan del caladero marroquí, aunque se plantean retomar la actividad en la zona este enero, si las condiciones lo permiten. “Como tenemos buena cooperación con nuestros compañeros marroquíes, tenemos información de cuándo hay pesca o no. Si no la hay, nos quedamos porque los costes son mayores por la lejanía”, explica Pacheco.
“Excusas de mal pagador”
La citada fuente del sector pesquero que solicita el anonimato asegura que los armadores españoles nunca han dado una explicación clara sobre por qué no hacen uso de las licencias otorgadas. Ni ante las autoridades marroquíes, ni con las españolas. “Alegan excusas de mal pagador. En el caso de Barbate, jamás han faenado sus 15 barcos al mismo tiempo. Como máximo, han empleado a diez, en el primer y segundo trimestre. Y Marruecos jamás ha emprendido represalias contra los barcos por el tema político”.
Hay otros marineros que ya hace tiempo que renunciaron a faenar en Marruecos. Ese es el caso de Manuel Ligero, en Conil de la Frontera (Cádiz), patrón de un barco de pesca artesanal. Solía faenar a 28 millas de España y 23 de Marruecos (a unos 52 y 42 kilómetros, respectivamente), a la altura de cabo Espartel. Pero hace año y medio que no ha vuelto a hacerlo. “Teníamos la licencia por seguridad, pero al final íbamos una o dos veces. No nos era rentable, por eso lo dejamos. Ahora faenamos en aguas más cercanas que tienen menos horas de navegación”, apunta.
La mayor parte de los 92 barcos españoles con licencia para faenar en Marruecos se encuentran en Andalucía, donde hay 47 barcos anclados en Barbate, Conil, Algeciras y Tarifa. Le sigue Canarias, con 38, y Galicia, con siete. En Galicia, la importancia del caladero marroquí ya no es lo que era en 1999, cuando la ruptura del acuerdo entre Rabat y Bruselas obligó a más de 500 embarcaciones gallegas a abandonar esas aguas.
Juan Martín Fragueiro, gerente de la Organización de Productores de Pesca del Puerto y Ría de Marín (Opromar) achaca el poco uso de las licencias al paro biológico “impuesto unilateralmente por Marruecos” durante los meses de abril y mayo y de octubre a diciembre para la pesca de demersales. Sostiene que la inactividad decretada por el país magrebí en 2019 les limitó a pescar 28 días en todo el año, pese a que pidieron licencia para dos meses. Y asegura que aunque han reclamado la devolución del dinero pagado por esos dos meses, no se lo han devuelto.
El representante de los productores de pesca de Marín tilda de pseudocientífico el paro biológico que decreta Marruecos ya que se adopta “pensando solo en la flota marroquí que se centra en la pesca del cefalópodo, pero la nuestra no se dirige a esos mismos recursos”.
Francisco Freire, presidente de la Asociación Nacional de Armadores de Buques Congeladores de Pesca de Cefalópodos (ANACEF), reconoce que para los barcos gallegos de su asociación con licencias comunitarias en Marruecos (cinco congeladores de la antigua flota cefalopodera y un arrastrero), el valor del caladero marroquí es solo “complementario”.”Solo hacemos uso de las licencias comunitarias si falla Bisáu, en el caso de los congeladores, o Mauritania, en el de los cefalopoderos”, afirma.
No obstante, Freire reconoce que si se llegase a anular el acuerdo con Marruecos, habrá una opción de pesca menos. “Y ya quedan pocas opciones. Perder posibilidades de pesca en caladeros africanos es malo para la flota”, asegura. Ese es el sentir de la mayoría de los patrones españoles consultados: asumen que el caladero marroquí ya no es tan rentable. Pero tampoco desean verse privado de él. Aunque sea, como un complemento a otras aguas más nutridas.
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