La evidencia política dice que el peronismo se divide en la bonanza y se une ante la adversidad. Este pragmatismo sin fisuras le ha permitido dominar, por presencia o ausencia, la política argentina durante los últimos 80 años. A un mes de las elecciones legislativas primarias, la adversidad es mayúscula y todas las líneas del peronismo han presentado listas con candidatos únicos. La oposición, en cambio, ha decidido dirimir en las urnas las tensiones de su coalición. Pero esa unidad del peronismo está en peligro por una foto.
Más información
La imagen en cuestión muestra a la primera dama, Fabiola Yáñez, y una decena de amigos en la celebración de su cumpleaños en la residencia oficial de Olivos. En la escena está Alberto Fernández, que, como el resto, sonríe a cámara sin tapabocas ni distancia preventiva. La foto se filtró a la prensa la semana pasada, pero fue tomada el 14 de julio de 2020. No había entonces vacunas contra la covid-19 y la cuarentena contra la pandemia estaba en su etapa más dura, con la población confinada en sus casas, los comercios cerrados y las reuniones y los desplazamientos prohibidos. El presidente Fernández advertía por televisión que aplicaría la ley contra “los vivos” que no respetasen el encierro, mientras acusaba a la oposición de hacer campaña contra el confinamiento.
Fernández primero puso en duda la veracidad de la foto y consideró “reuniones de trabajo” los encuentros en Olivos. Luego, cedió ante la evidencia y pidió perdón por un “brindis” organizado por su “querida Fabiola” que “no debería haber ocurrido”. Aún es pronto para medir el impacto electoral de la foto, pero habrá sin duda consecuencias. La oposición conservadora, reunida en el frente Juntos por el Cambio, del expresidente Mauricio Macri, ha pedido el juicio político al presidente por violar su propio decreto de cuarentena, mientras avanza en los tribunales una causa para establecer posibles responsabilidades penales. El presidente, en tanto, resiste el fuego amigo de dirigentes y periodistas afines que advierten sobre la devaluación de la palabra presidencial. “Esta vez, la oposición tiene razón”, dijo Víctor Hugo Morales, una de las voces más respetadas del kirchnerismo en los medios.
En este escenario de fragilidad, el peronismo pondrá a prueba su fortaleza electoral y su capacidad para mantenerse unido. Argentina renovará el 14 de noviembre 127 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 bancas del Senado. “Como en cualquier elección de medio término se va a juzgar lo que puede ser la elección presidencial, con una conclusión previsible. Si gana, Fernández se fortalece y aumenta sus posibilidades para 2023. Si pierde, crecen las posibilidades de la oposición”, dice el politólogo Eduardo Fidanza, director de Poliarquía Consultores.
Para conocer el resultado puede que no haga falta esperar a noviembre. El sistema argentino tiene una función previa que es tan importante como la estelar. Se llama, sin mucha pompa, primarias abiertas simultáneas y obligatorias. El orden de los términos ha permitido reducir la cita simplemente a PASO. Y hoy todos los argentinos hablan “de las PASO”. Las PASO definen qué candidatos representarán a los partidos en noviembre, pero funciona, en la práctica, como un sondeo nacional sin margen de error que pone negro sobre blanco en la calidad electoral de cada aspirante.
En las primarias de 2019, la suma de votos de los candidatos del peronismo superó con amplitud a la de Mauricio Macri. Fue evidencia de que habría un cambio de Gobierno en las generales que se avecinaban. Argentina vivió entonces un crack económico sin precedentes por su velocidad y profundidad. En solo 24 horas, el dólar subió 23% en su relación con el peso argentino y las acciones de las empresas locales cayeron 60 puntos. El mercado había apostado todo a Macri y se espantó ante el regreso del kirchnerismo. En octubre, finalmente, Alberto Fernández repitió el resultado de las PASO y en segunda vuelta se convirtió en presidente.
No es de esperar ahora un crack como el de 2019, porque el mercado tiene ya poco que perder. Producto de la pandemia, la economía argentina cayó el año pasado más de 9%, la pobreza subió al 42% en el segundo semestre del año pasado y la inflación ya está por encima del 50% anual. Tampoco habrá grandes cambios en el Congreso, que está hoy en manos del peronismo, agrupado en el Frente de Todos. Los sondeos anticipan que la coalición obtendrá el 33% de los votos, suficientes para mantener el status quo: sin quorum propio, pero con mayoría. Por eso todas las miradas estarán puestas en el carácter plebiscitario de la elección. Alberto Fernández necesita un triunfo que legitime su estrategia contra la pandemia y la crisis económica. La oposición apuesta a desgastar la figura del presidente para tener opciones en las generales de 2023. Ante el desafío, el peronismo jugó la carta de la unidad.
“Cuando al peronismo le va bien o alguno mide en las encuestas deja de lado cualquier diferencia”, dice Mariel Fornoni, socia directora de la consultora Management and Fit. “La oposición, en cambio, no se ordena verticalmente. Hay un montón de peronistas que detestan a Cristina Kirchner e irán con ella en las PASO. Eso siempre fue así, y sigue siéndolo”, explica. La unidad del peronismo le garantizará el triunfo en la provincia de Buenos Aires, que con el 40% del electorado define cualquier elección. La coalición opositora Juntos por el Cambio libra en ese distrito una dura pelea entre la centenaria Unión Cívica Radical (UCR) y el Pro de Mauricio Macri. En la ciudad de Buenos Aires, donde gobierna el macrista Horacio Rodríguez Larreta, el dirigente más “presidenciable” de la oposición, disputarán un sitio en la papeleta tres candidatos. “El enemigo allí es más el del propio espacio. Para el oficialismo, el punto débil es la economía, pero si puede contener el dólar y generar alguna cosa que muestre síntomas de recuperación tendrá un buen resultado”, dice Fornoni.
La foto del cumpleaños en Olivos, sin embargo, puede trastocarlo todo. Aunque es pronto aún para saber el impacto que tendrá en las urnas. Un sondeo rápido realizado por la consultora de Fornoni entre el 13 y 14 de agosto estableció que el 76% de los 1.200 encuestados consideraba “grave o muy grave” la violación de la cuarentena en la residencia oficial. Y lo que es más grave para el oficialismo: el 23% dijo que iba a votar a los candidatos del peronismo y ahora cambiará su voto. La clave estará en la capacidad de la oposición para mantener vivo el tema, en un ambiente donde, pese al escándalo, las preocupaciones de los argentinos pasan por la crisis económica, la inflación y el crecimiento de la pobreza. Y en la fuerza del oficialismo para mantener la unidad, pese al enojo que la foto generó entre los socios, sobre todo los kirchneristas. Falta un mes para las primarias, y en la política argentina eso es lo más parecido a una vida.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.
El post La foto de cumpleaños de la primera dama argentina pone a prueba la fortaleza electoral del peronismo aparecio primero en La Neta Neta.
Source link