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La Francia Insumisa concluye un año convulso por la condena de un exdirigente y la falta de democracia interna

EL PAÍS

Diciembre ha sido el mes de las crisis para La Francia Insumisa (LFI), el partido de izquierda creado por el veterano líder Jean-Luc Mélenchon. Su ex número dos, el diputado Adrien Quatennens, fue condenado el 13 de diciembre a cuatro meses de prisión exentos de cumplimiento, por violencia machista contra su esposa. El partido decidió excluirlo del grupo parlamentario en la Asamblea Nacional, pero solo hasta abril, lo que generó una oleada de críticas dentro del movimiento, así como en la alianza con los socialistas, comunistas y ecologistas. El fallo coincidió además con las críticas de falta de democracia interna por parte de cabezas visibles de la formación.

El caso Quatennens sacude y divide a la Francia Insumisa desde septiembre, cuando el que era el delfín de Mélenchon y su posible sucesor admitió haber abofeteado a su esposa, de la cual se está separando. La noticia provocó una ola de indignación y una tormenta interna en el partido, que había hecho de la lucha contra la violencia de género una de sus prioridades. Los comentarios de Mélenchon, que elogió la “dignidad” y “valentía” del diputado por admitir los hechos, desconcertaron a más de uno.

La gota que colmó el vaso fue la reacción de Quatennens después de que la justicia lo condenara a cuatro meses de cárcel con la pena en suspenso y a pagar 2.000 euros por daños y perjuicios a su expareja. En entrevistas con medios locales tras la sentencia, el excoordinador de LFI rechazó dimitir, insistió en que no era “un hombre violento” y se dijo víctima de un “linchamiento mediático”. También aseguró que regresaría al hemiciclo en enero en calidad de no inscrito. Su grupo lo ha suspendido hasta el 13 de abril y condiciona su regreso a que se comprometa a seguir un curso sobre violencia contra las mujeres.

El hecho de que el excoordinador de LFI concediera estas entrevistas justo después de la condena no gustó a algunas diputadas del partido. La condena también provocó reacciones adversas en NUPES, la alianza creada antes de las legislativas de junio y que agrupa a LFI, socialistas, comunistas y ecologistas.

NUPES constituye el primer bloque opositor en la Cámara baja (con 142 escaños), antes del Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen (89 escaños). Pero es una alianza y por separado ninguno de los partidos suma más diputados que el RN en el hemiciclo, donde la coalición del presidente Emmanuel Macron perdió la mayoría absoluta.

“Con una sanción de esta naturaleza, hubiéramos pronunciado la expulsión”, declaró el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure. El secretario general del Partido Comunista, Fabien Roussel, dijo por su parte: “Ha sido condenado por violencia doméstica [machista], eso es grave (…) Nosotros pedimos a las personas que tienen ese tipo de condenas que renuncien a su misión”. La diputada de Europa Ecología Los Verdes (EELV), Sandrine Rousseau, del ala izquierda del ecologismo, le instó también a dimitir y a volver a presentarse ante los electores.

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El regreso de Quatennens a la Cámara baja divide también a LFI, que domina la alianza de izquierdas y se prepara para un enero intenso con la presentación de la reforma de las pensiones de Macron, rechazada por todos los integrantes de la coalición. De la misma manera, ha generado una oleada de rechazo entre los militantes. En una carta publicada el lunes en el diario Le Monde, un millar de afiliados pidieron su exclusión. “No fue solo una ola de disgusto lo que sentimos tras las declaraciones oficiales del movimiento, fue un auténtico tsunami”, escribieron. “Cuando un grupo político tiene agendas feministas, debe luchar contra el sistema actual y dejar de proteger a los maltratadores”, insistieron.

Los adscritos criticaron que la decisión de reintegrar a Quatennens tras cuatro meses de suspensión se tomó con “falta de transparencia” y “concertación democrática”. Además, alertan de que la situación provoca “importantes tensiones” en NUPES.

“Democratizar” el movimiento

Por si fuera poco, la condena coincidió con el anuncio, el 10 de diciembre, de los nuevos futuros dirigentes del movimiento, liderados por Manuel Bompard, exdirector de campaña de Mélenchon. El hecho de que varios líderes reconocidos no figuraran en la nueva dirección generó una nueva oleada de críticas en un momento ya delicado.

Una de estas líderes, la diputada feminista Clémentine Autin, urgió a democratizar el movimiento en el diario Libération. “Una fuerza con vocación mayoritaria no puede ser un bloque monolítico”, denunció. Las críticas afloraron también del lado del diputado François Ruffin, quien reprochó que la designación de los nuevos dirigentes era el “consenso de un pequeño grupo que se puso de acuerdo consigo mismo”. Y uno de los fieles de Mélenchon, Alexis Corbière, en una entrevista con Le Monde, apuntó: el “proceso no juega colectivamente, no implica lo suficiente a los afiliados y no integra las diferentes sensibilidades” del movimiento.

Mientras los otros partidos de NUPES eligen a sus nuevos dirigentes en primarias internas, LFI usa un método basado en el consenso para diferenciarse de los partidos políticos tradicionales.

La crisis que atraviesa el movimiento ha tenido mucho eco en los medios y amenaza con hacer más frágil la hegemonía del partido dentro de la coalición de izquierda. “Los demás partidos, que se vieron obligados a aceptar el acuerdo de NUPES solo esperan una cosa: intentar recuperar un poco más de autonomía, seguir existiendo para no ser (…) absorbidos por la LFI. Y este es el momento”, analiza el historiador Marc Lazar, profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París Universidad parisina de Sciences Po y colaborador sobre cuestiones políticas e institucionales francesas del Instituto Montaigne.

Lazar pone como ejemplo la decisión del partido ecologista EELV de concurrir solo en las próximas elecciones europeas de 2024. “Intentan recuperar un poco de superficie y este es todo el debate dentro del Partido Comunista (…) y todo el debate dentro del Partido Socialista con la perspectiva del próximo congreso”, añade.

En enero, el Partido Socialista celebrará un congreso en el que los militantes se pronunciarán sobre la línea del actual secretario nacional, Olivier Faure, favorable a la alianza parlamentaria con el partido de Mélenchon.

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