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La Guardia Civil acusa a los empresarios impulsores del ‘procés’ de lucrarse con la pandemia

La consejera Alba Vergés y Xavier Vendrell, de espaldas, hablan en un restaurante de Barcelona. Imagen contenida en el sumario.EL PAÍS

Los dos principales impulsores del procés ajenos al Govern pero con una notable influencia política —David Madí (Junts per Catalunya) y Xavier Vendrell (ERC)— intentaron lucrarse con la crisis del coronavirus. La Guardia Civil concluye que Madí y Vendrell utilizaron sus influencias en el ejecutivo catalán para mediar en contratos vinculados al ámbito sanitario y a la lucha contra la pandemia. Madí, que fue jefe de campaña del expresident Artur Mas, afirma que puede ser un “negocio redondo”, según el sumario judicial sobre el presunto desvío de fondos al independentismo y el enriquecimiento de algunos de sus protagonistas.

Las sospechas contra dos miembros del llamado Estado Mayor del procés —un grupo heterogéneo de personas que ayudó al Gobierno de Carles Puigdemont a organizar el referéndum independentista del 1-O— constan en los atestados policiales de la Operación Voloh. Por orden de un juez de Barcelona, los agentes detuvieron el pasado miércoles a 21 personas en una macrocausa con líneas de investigación dispares: el desvío de subvenciones públicas para sufragar el procés; las acciones de Tsunami Democràtic —el movimiento popular creado para responder a la sentencia contra los líderes independentistas—; la búsqueda de apoyos a la secesión en Rusia o los negocios presuntamente irregulares de los factótums del soberanismo.

Madí y Vendrell —que fue consejero de Gobernación de Esquerra con el tripartito de izquierdas y aún ejerce una fuerte influencia en el partido— han tenido intervenidas sus comunicaciones durante más de un año. El juez ordenó grabar sus llamadas e instalar un micrófono oculto en sus vehículos. De sus conversaciones surgen la mayoría de indicios recopilados en el sumario, al que ha accedido EL PAÍS. La Guardia Civil sostiene que ambos participaron en la “estrategia” para desviar fondos con los que “financiar su proyecto de secesión”. Su iniciativa estrella, siempre según la hipótesis de la investigación, pasaba por crear una plataforma de criptomonedas que permitiera a la Generalitat eludir el control del Estado sobre sus finanzas.

Pero lo que distingue a estos dos expolíticos, ahora empresarios, de otros investigados en la Operación Voloh es que utilizaron presuntamente sus “influencias y contactos políticos en beneficio propio para impulsar actividades privadas”. Sus intereses, cuyo cariz delictivo es aún muy indiciario, abarcan un amplio abanico de sectores: el agua, las licencias de VTC (Madí), la restauración, la educación (Vendrell). Sus intereses confluyen, según el sumario, en la sanidad.

Madí “ha intentado obtener rédito” de la pandemia, dicen los investigadores. Para lograrlo, activó a sus contactos políticos: el secretario de Gobierno, Víctor Cullell, y el exsecretario general del Departamento de Interior, Brauli Duart, que se “comprometió a hacer llegar su oferta” a los responsables de sanidad. Sobre la gestión de la crisis sanitaria, Duart le confesó de forma descarnada sus dudas sobre la capacidad del ejecutivo de Quim Torra para afrontarla: “No tienen ni puta idea. Vamos a morir todos (…) Las funerarias no darán abasto y no podrán traer a los fiambres de las casas”.

Según las conversaciones, uno de sus socios mantuvo contactos con responsables del Catsalut. “Es una gran oportunidad porque, con los criterios de emergencia, es un negocio redondo a través de contratación directa”, dice en una de las conversaciones Madí, a quien le correspondería “una comisión del 10%”, según la Guardia Civil. Los investigadores admiten que “no se ha podido concretar si la operación ha fructificado”. Madí, en todo caso,”trató de convencer” de su proyecto a miembros de Junts y también a Vendrell, al que define como “muy competente y operativo”.

Los investigadores creen que Vendrell participó en “la gestión de los centros que se abrieron para ingresar a personas procedentes de residencias afectadas” por el coronavirus. Pretendía “garantizar su anonimato” para que no trascendiese que había cobrado 5.000 euros por su participación. El 9 de abril de este año, Vendrell habló con uno e los socios de Madí para proveer de tests rápidos a la administración catalana. Se presentó como la persona de contacto de Pere Aragonès, vicepresidente. Las supuestas influencias de Vendrell son una tónica general del sumario. “Con todo lo que yo he hecho por este país sin pedir nada a cambio y me están tocando los cojones (…) A mí se me tiene que tratar bien”, llega a decirle a la secretaria general de ERC, Marta Rovira.

La Guardia Civil, que también ha hecho seguimientos, añade otro detalle: ambos se saltaron el confinamiento decretado por el Gobierno. Madí, para jugar a golf y recoger sus palos en El Prat (Barcelona). Vendrell, para “repartir monas de pascua”.


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