La Guardia Civil detiene al narco ‘El Castaña’ antes de salir de la cárcel tras dejarlo en libertad la justicia



El 29 de mayo de 2016, un tipo al que la Policía le tenía pinchado el teléfono, L.B.B., se pavoneó con su interlocutora de que su mejor amigo, Isco El Castaña, era “el mayor traficante de La Línea”. Tres años y casi seis meses después, aquella escucha ha servido como uno de los razonamientos de peso por los que Francisco Tejón, ese narco considerado junto a su hermano el rey del hachís en el Estrecho, debe reingresar en prisión. El mayor de los Castaña ha pasado los últimos 40 días en libertad bajo fianza, tras una controvertida decisión de un juez de La Línea.
Tejón ha llegado por su propio pie con un aspecto muy desmejorado —con respecto a aquella aparición en un ya famoso videoclip de reguetón— a la sede en Algeciras de la Audiencia Provincial de Cádiz y ha salido directamente en un furgón policial que lo ha conducido a prisión. Con el cambio inmediato de su situación, los magistrados han puesto fin a la libertad bajo fianza que Isco consiguió tras abonar en pocos días los 120.000 euros que el titular del juzgado de instrucción  número 2 de La Línea le impuso el pasado 17 de octubre. La Audiencia también ha revocado la decisión análoga que el mismo juzgado decretó para su hermano Antonio Tejón, y ha desmontado los argumentos que las motivaron uno por uno. 

Isco Tejón no tiene arraigo social ni familiar, ni la causa que puede llevarle a ser condenado debe dilatar su instrucción mucho más, ni la ausencia de que vuelva a delinquir o a fugarse —como estuvo casi dos años— es tal y como había argumentado el juez para dejarlo en libertad. Por contra, para el tribunal de la Audiencia que hoy ha tenido que tomar la decisión —tras un recurso planteado por Macarena Arroyo, fiscal antidroga en el Campo de Gibraltar— los hechos investigados “sí que revisten, aparentemente, extrema gravedad”, según se recoge en el auto emitido este mismo jueves y al que ha tenido acceso EL PAÍS.
A los hermanos Castaña se les atribuye un patrimonio superior a los 30 millones de euros, amasado gracias a haberse convertido en los capos más poderosos que movían hachís desde Marruecos, aprovechando el Estrecho de Gibraltar. La causa que les llevó a estar en busca y captura durante meses —la denominada Operación Ronal— les señaló como posibles autores de delitos contra la salud pública, blanqueo de capitales y organización criminal desde finales de 2016. Sin embargo, Antonio no acabó detenido hasta el verano de 2018. Isco no se entregó hasta octubre de ese mismo año.
La Audiencia deja claro que pocas consideraciones de las que les llevaron entonces a prisión incondicional han cambiado ahora, por mucho que el juez argumentase lo contrario. “Quien ya estuvo fugado casi dos años bien podría volver a tratar de eludir la acción de la justicia”, apunta el auto. La medida también señala que Tejón no tuvo “demasiados problemas” en pagar su fianza a través de una sociedad irlandesa.
Para argumentar el reingreso inmediato en prisión —una medida poco habitual, al igual que la propia salida en libertad—, la Audiencia detalla el dispendio económico del que hacían gala los Tejón y que demuestra, según el sumario, el elevado tren de vida que les proporcionaba el hachís. Isco El Castaña no tuvo reparos en invitar a un amigo a gastarse 1.000 euros en una noche de fiesta en una discoteca, en crear negocios o compartir dividendos con su mujer y su amante o en organizar un viaje a Ibiza en un hotel que costaba 700 euros la noche.
Además, el auto de la Audiencia aporta detalles como las citas que tuvo Isco con un sargento de la Guardia Civil ya retirado o unos pinchazos telefónicos que muestran cómo llegó a llamar a un tercero para que quitara el dinero de dónde lo tenía, porque “va a haber registros, dicen”. Todo ello son pruebas para la Audiencia de que el narcotraficante tenía conocimiento incluso de los movimientos policiales. Ahora, y pese a que el juez de La Línea llegó a considerar lo contrario, los magistrados creen que para Isco y Antonio nada ha cambiado. “Seguimos viendo riesgo de reiteración delictiva”, zanjan tajantes.


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