EL PAÍS

La guerra entre los Alemán y los Del Valle que hundió Interjet

Interjet se resiste a morir. Para el presidente ejecutivo de la aerolínea, Carlos del Valle, la declaratoria de quiebra que pesa sobre la compañía desde abril no es una sentencia de muerte. El capitán de una de las empresas pioneras en los vuelos de bajo costo en México habla con aplomo sobre los planes de la firma una vez que salga de la bancarrota: operaciones simultáneas en el aeródromo de Toluca y en el Felipe Ángeles, paquetes especiales en equipajes. En suma, volver a las grandes ligas después del súbito aterrizaje que tuvieron en 2020. A finales de ese año, Interjet canceló vuelos y dejó a miles de viajeros varados debido a las cuantiosas deudas con el fisco y con proveedores. Entre las aspiraciones de la familia Del Valle y la realidad aún quedan muchos pasos por zanjar: la negociación con el Gobierno por el millonario impago de impuestos, el trato final con sus acreedores y el acuerdo para indemnizar a unos con 6.000 clientes y para cubrir los sueldos caídos y las prestaciones de unos 4.000 trabajadores.

La debacle de una de las aerolíneas bandera de México en el segmento low cost se remonta a 2020. Ese año, relata ahora Carlos del Valle desde su oficina, el empresario y amigo de la familia, Miguel Alemán Magnani, los invitó a participar en la compra de Radiopolis a Televisa. Tras una serie de conversaciones, la familia Del Valle aceptó y aportó unos 5.000 millones de dólares en este proyecto. Alemán Magnani, nieto de un expresidente e hijo de un exgobernador, les confió en uno de sus encuentros que estaba a punto de declarar la quiebra de Interjet, la aerolínea emblema dentro de su red de negocios, fundada por la familia en 2005. Pese a los primeros años boyantes, en ese entonces la empresa ya atravesaba una situación crítica por el impago de tres años con los arrendadores de los aviones y la consecuente devolución de aeronaves y cancelación de rutas.

Una cena con Alemán Magnani en su casa en Lomas de Chapultepec, en Ciudad de México, bastó para que la familia Del Valle decidiera analizar las cifras para ver si aún era posible rescatar a la compañía. El ahora presidente ejecutivo de Interjet asegura que al revisar los números de la aerolínea detectaron dispendios millonarios en ferias y exposiciones, sobrecostes en capacitaciones y en insumos básicos como el papel de baño. En ese primer análisis la deuda de la aerolínea, sumando intereses y moratorias, rondaba ya los 1.400 millones de dólares y de las 22 aeronaves propiedad de la empresa, solo ocho estaban en condiciones de volar.

A pesar de estos focos rojos, la familia Del Valle accedió a tomar las riendas de la empresa con una salvedad: los Alemán debían de cubrir los adeudos en impuestos. La contraparte estuvo de acuerdo y varios miembros de la familia Alemán signaron el convenio. Sin embargo, el ahora presidente de la empresa reprocha que este compromiso se ha quedado en papel mojado, a la fecha, afirma, ellos no han cubierto el cuantioso adeudo al fisco mexicano. “Hasta el momento nosotros hemos invertido unos 72 millones de dólares, obviamente primero pagamos unos 240 millones de pesos en impuestos, se pagaron a algunos proveedores, pagamos posiciones remotas, algo de combustible, sueldos, nóminas y salarios caídos. Con ocho aviones había que mantener a 4.114 empleados”, señala Del Valle.

Un aeronave de Interjet en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México. Daniel Augusto/Cuartoscuro

El presidente ejecutivo de Interjet asegura que tras meses de inyectar e inyectar dinero y ante la falta de aeronaves suficientes para generar ingresos, se vieron forzados meses más tarde a considerar el emplazamiento a huelga como la única vía de salida. La huelga sería el primer paso rumbo al concurso mercantil, recurso que serviría como un balón de oxígeno para reflotar sus finanzas. En paralelo, los nuevos directivos de Interjet ya habían acudido a los tribunales para presentar tres denuncias contra exfuncionarios de la aerolínea por el supuesto desvío de recursos.

Los miles de trabajadores de Interjet se fueron a huelga en enero de 2021, un punto de inflexión para la ruta del concurso mercantil que perseguía la empresa. “Nuestra tirada siempre fue el concurso mercantil, no pensábamos en el tema huelga, hasta que fue necesaria, porque teníamos la presión del SAT (Servicio de Administración Tributaria), de nuestra interventora, de proveedores”, reconoce. En julio de ese año, un juez ordenó la detención de Alemán Magnani, por la presunta defraudación fiscal de unos tres millones de dólares a través de la aerolínea Interjet. Aunque la Interpol emitió un mes más tarde una ficha roja para facilitar su captura, hasta el momento el empresario mexicano continua prófugo de la justicia.

Mientras la justicia mexicana intentaba sentar en el banquillo de la justicia al expresidente de Interjet, la familia Del Valle avanzaba en el concurso mercantil. Negociaciones iban y venían. Sin embargo, el pasado abril un juez de la Ciudad de México dio un golpe sobre la mesa en el proceso al declarar oficialmente iniciado el proceso de quiebra, una decisión que a la familia Del Valle tomó por sorpresa. El presidente de Interjet precisa que ellos aún contaban con un tiempo de prórroga, pero al conciliador en turno se le olvidó presentar este recurso y por ello el magistrado declaró la bancarrota. No obstante, ellos ya han presentado un recurso de apelación para dar reversa a la quiebra y volver a la fase de concurso mercantil, etapa en la que confían encontrar una salida a sus maltrechas finanzas.

Del Valle afirma que las negociaciones para pagar unos 500 millones de dólares al fisco continúan. El plan de pagos que han presentado al SAT pone sobre la mesa una liquidación escalonada y en un plazo de tres años. “¿Cuál es nuestra propuesta? Primero, lo tiene que pagar Alemán, pero estamos atorados con eso, entonces, qué proponemos nosotros: ‘déjame volar, yo te los pago a plazos y yo le cobro a Miguel Alemán’, dice el presidente de Interjet.

De acuerdo con los dueños de Interjet, la empresa tiene activos por unos mil millones de dólares. El avalúo abarca 22 aviones, refacciones, simuladores, oficinas y espacios de mantenimiento, reparación, reacondicionamiento (MRO) en aviación. Los directivos insisten en que han logrado reducir a deuda con sus acreedores de 2.000 millones de dólares a solo 100 millones de dólares y en el tema laboral existen dos propuestas para reducir sus adeudos. Una, convertir a los trabajadores en socios e intercambiar sueldos caídos por acciones y la segunda, para aquellos que rechacen la primera opción, es establecer también un plazo para cubrir el adeudo. Por último, aún deben conciliar con la Procuraduría Federal de Consumidor (Profeco) la indemnización que deben pagar a los 6.000 viajeros que resultaron afectados por la debacle de la compañía.

Del Valle hace hincapié en que una vez que logren aterrizar todos estos acuerdos recibirán una inyección de 150 millones de dólares de un fondo de inversión de EE UU, del que declinó revelar el nombre, para reflotar la aerolínea. Incluso, el empresario añadió que ya presentaron a los generales que llevan el proyecto de la nueva aerolínea auspiciada por el Ejecutivo bajo el nombre de Mexicana. Una de las iniciativas propuestas por Interjet es que esta nueva aerolínea y ellos compartan el centro de mantenimiento, reparación y reacondicionamiento en Toluca. “Al Gobierno le somos más útiles en el aire que en el piso, damos impuestos, recuperan una deuda, activamos el AIFA, activamos el aeropuerto de Toluca”, zanja.

De los festejos en la casa de las Lomas a las peleas en tribunales. Interjet ha supuesto un punto de quiebre entre dos familias de empresarios que en algún momento soñaron en conjunto por rescatar a la aerolínea mexicana que, en sus mejores épocas, reportó más de cinco millones de dólares diarios en ingresos.

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