Uno de los principales puntos en los que difieren las agendas del presidente Jair Bolsonaro y el candidato Luiz Inacio Lula da Silva es el control de las armas legales que circulan en el país. Con un clima político cada vez más violento rumbo a las votaciones de este domingo, las agresiones han hecho sonar las alarmas en un Brasil cada vez más armado.
Bolsonaro facilitó la adquisición de armas con una nueva categoría reglamentaria, cazadores, tiradores deportivos y coleccionistas de armas (CACs, por sus siglas en portugués). Hasta ahora, casi 700.000 brasileños se han acreditado dentro de este rubro, cinco veces más que en 2018. El número de armamento circulando en las calles también preocupa a expertos que ven un camino fácil desde el terreno legal hasta el mercado negro.
Otro punto alarmante es la creciente agresión entre Bolsonaristas y seguidores de Lula da Silva. En un documento del equipo seguridad de Lula, se citaron crecientes “actos de violencia y hostilidad”, incluido el asesinato de Marcelo Arrufa, un tesorero local del partido del candidato que fue asesinado en una fiesta de cumpleaños de temática alusiva a Da Silva por un seguidor armado de Bolsonaro.
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