La historia de Isis y Osiris, dos de los dioses egipcios más importantes

El Antiguo Egipto fue una de las civilizaciones más importantes de la historia. Entre sus muchas peculiaridades, una de la que más interés despiertan es la de sus dioses y leyendas. De entre todas las que existen, la historia de Isis y Osiris es fascinante, y merece la pena ser contada. El dios de la tierra Geb y la diosa del cielo Nub tuvieron cuatro hijos: los gemelos Seth y Neftis, e Isis y Osiris. Por lo tanto, eran hermanos.

Ambos se casaron y reinaron en el Antiguo Egipto durante una de las épocas más prósperas de la civilización. Las tierras se mantenían fértiles gracias a las crecidas del río Nilo, y las cosechas eran muy buenas. Ambos legaron un amplio abanico de disciplinas a la humanidad. Isis la música, la pintura, la danza y el arte de cocinar y de tejer, y Osiris el calendario, la arquitectura, la escritura, la agricultura y la astronomía.

El principio del fin del reinado de Isis y Osiris en el Antiguo Egipto comenzó por una simple confusión. Osiris confundió a su esposa con la de su hermano, Neftis, que a su vez era la hermana de ambos. Osiris y Neftis intimaron, y meses después nació Anubis, el dios del reino de los muertos. Seth quiso vengarse y mandó construir un sarcófago con las medidas de Osiris, sin que éste lo supiera.

En una fiesta mostró el sarcófago a los invitados, y les dijo que sería para aquel que encajara. Todos lo fueron probado y, como resulta lógico, solo Osiris entró a la perfección. Una vez dentro, los sirvientes de Seth cerraron el sarcófago y dejaron a Osiris dentro.

Isis no sabía que había sido de su marido, así que se fue en su busca por todo el mundo. Finalmente lo halló en Biblos, en la costa de Siria donde habían utilizado el sarcófago para construir una columna. Isis se escondió con el cuerpo sin vida de Osiris, y durante el tiempo que permaneció oculta dio a luz a Horus.

El nuevo dios del Antiguo Egipto quiso vengarse de su tío por haber matado a su padre, pero perdió un ojo en la batalla. Luego, le enseñó el ojo a la momia de Osiris, que resucitó para hacerse con la vida eterna.