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La historia de Juana la Beltraneja, la heredera olvidada de Castilla

Si además de todo lo que sabemos sobre la historia de España, nos atrevemos a profundizar un escalón más, lo más seguro es que empecemos a descubrir (más que fechas y hechos históricos). Hablamos de la historia de Juana la Beltraneja.

Son personas que marcaron otras épocas y cuya historia indudablemente llega hasta nuestro presente para marcar también la actualidad como interesantes precedentes.

Como seguro sabrás, hay diversas personalidades que han pasado a la historia por su sobrenombre, que ha conseguido que sean más notables y conocidas gracias a ese apodo ¡aunque no siempre sea un alago o un adjetivo positivo!

Ese por ejemplo, es el caso de Juana de Castilla, más conocida como Juana la Beltraneja, que sobrina de Isabel de Castilla y pasó a la historia por la humillación a la que fue sometida durante toda su vida por culpa de las dudas que había acerca de la verdadera identidad de su padre, pues aunque se decía que fue Enrique, nunca nadie pudo probarlo y él mismo nunca trató de defender el honor de su supuesta hija.

Ante todo hay que destacar que su vida estuvo marcada porque fue destituida de su rango, hubo de renunciar por tratado a todos sus títulos y señoríos, incluso a su calidad de infanta castellana y de alteza.

De esta manera se acabó llamando como «a Excelente Senhora» por un decreto portugués y acabó el final de sus vidas en el exilio de Portugal.

Juana la Beltraneja es conocida como la olvidada porque no se sabe tanto en su vida, en comparación con su tía, Isabel de Castilla, quien la hizo sombra.

Si quieres saber más, te contamos los detalles más interesantes sobre la vida de la llamada “heredera olvidada de Castilla” pues lo cierto ¡es que hay mucho sobre lo que hablar!

Su familia, procedencia y reinado

Aunque Juana nació en Madrid en 1462, hija de Enrique IV, rey de Castilla, y Juana de Portugal, desde que llegó al mundo su nacimiento estuvo envuelto en habladurías y chismes porque su supuesto padre era conocido como ‘el Impotente’, por lo que se creyó que Juana de Portugal habría consumado con otro hombre y que la pequeña había nacido como resultado de ello.

Aun así fue proclamada reina de Castilla y León, reina consorte de Portugal, princesa de Asturias y heredera del reino, aunque su reinado no fue todo lo bien que a ella la hubiese gustado.

Eso ocurrió porque, por su origen incierto, hubo muchas personas que se pusieron en su contra, y eso no hubiera sido importante si se hubiese tratado solo de chismes, pero en la Guerra de Sucesión Castellana, la lealtad que el pueblo le debía se vio comprometida por esa polémica y provocó que a partir de la muerte de su padre, muchas personas se hicieran partidarias de Isabel la Católica.

Ese conflicto concluyó con la firma del Tratado de Alcáçova, que reconocía a Isabel y Fernando como los Reyes de Castilla y, como consecuencia, Juana fue obligada a renunciar a sus derechos al trono y residir en Portugal hasta el día de su muerte.

El sobrenombre que la marcó

Así pues, debes preguntarte de donde viene el apodo que la pobre Juana recibió, pues aunque hizo siempre su trabajo, nunca logró ganarse el apoyo de su gente por la historia que rodeó su concepción y nacimiento.

Lo cierto es que cuando se estuvo cuestionando la verdadera identidad de su padre, muchas personas atribuyeron el título de paternidad (aún sin tener pruebas) a un hombre cercano al rey llamado Beltrán de la Cueva, y es por ello que partir de aquí se la comenzó a llamar Juana la Beltraneja.

Eso, de todas formas, parece que tras haber estudiado el caso ¡no cuadra porque temporalmente a Beltrán de la Cueva no se le sitúa en el mismo periodo de tiempo en el que nació Juana!

Además, tras la muerte del rey Enrique IV, se hicieron algunos estudios y de ello resultó un informe que, aunque incluía diversas anomalías en su conducta, no confirmaba que este fuera verdaderamente incapaz para la procreación, por lo que a día de hoy no se puede descartar que Juana fuera verdaderamente su hija.

Su final fue triste porque, como hemos comentado, tuvo que ser exiliada a Portugal. Allí una de las fechas que la marcaron fueron el año 1522, mientras Castilla estaba envuelta en una nueva guerra civil, Juana testó sus derechos a la corona de Castilla a favor del rey Juan III de Portugal.8

Su muerte fue en el país vecino, puesto que murió en el año 1530 cuando se encontraba en Portugal. Sus restos mortales se hallan actualmente desaparecidos, como consecuencia del terremoto de Lisboa.


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