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La hora de actuar, también para el sistema financiero

Unos turistas observan el glaciar Perito Moreno en el Parque Nacional Los Glaciares (Argentina).Natacha Pisarenko (AP)

La cumbre de la COP26 que se celebra esta semana en Glasgow ofrece una oportunidad vital para establecer una senda clara hacia un mundo de carbono cero. Eliminar las emisiones de carbono es la única vía para contener un cambio climático de consecuencias catastróficas. Aunque la puerta para que esta transición permita cumplir a tiempo los objetivos del Acuerdo de París se está cerrando rápidamente, lo importante es que todavía sigue abierta.

Esta transición puede conllevar algunos costes, pero también presenta oportunidades. El progreso tecnológico ha reducido considerablemente el coste de la energía solar, que se ha convertido en una de las fuentes de electricidad más baratas jamás conocidas. De hecho, según la Agencia Internacional de la Energía, más de la mitad de las reducciones adicionales de emisiones necesarias para cumplir los objetivos del Acuerdo de París podrían lograrse sin costes adicionales para los consumidores.

Pero todavía no podemos depender solo de las fuentes de energía renovables y siguen existiendo sectores en los que la tecnología necesaria aún no está madura. No sabemos con certeza cómo serán nuestras economías dentro de 30 años ni cómo nos afectará exactamente el cambio climático en el futuro. Esta incertidumbre puede ser paralizadora, especialmente cuando viene asociada a la creencia errónea de que no podemos influir en las cosas individualmente, o que ya es demasiado tarde. Sin embargo, todos podemos hacer que las cosas cambien y todos tenemos algo que aportar.

En las últimas décadas, los bancos centrales han aprendido que un objetivo de inflación creíble puede contribuir a guiar las expectativas de toda la economía. Los gobiernos pueden igualmente guiar a las personas y a las empresas a dar pasos importantes y coordinados para contener el cambio climático proponiendo sendas de transición creíbles y adecuadamente explicadas. Con señales claras, los viajes largos y difíciles se dividen en etapas más llevaderas.

En parte, estas sendas de transición requieren que la fijación de los precios del carbono refleje totalmente sus costes ambientales y sociales presentes y futuros, lo que dista mucho de la situación actual, más aún si tenemos en cuenta que los combustibles fósiles recibieron 450.000 millones de dólares [388.000 millones de euros] en subvenciones explícitas en 2020. Las fuertes subidas de los precios de la energía pueden afectar a los más vulnerables de nuestra sociedad, por lo que es necesaria una reflexión profunda que asegure una transición justa en la que los beneficios se repartan por igual.

El cambio climático genera riesgos para los bancos que supervisamos y para el propio balance del BCE

Estas sendas requieren importantes innovaciones tecnológicas e inversión para mitigar el cambio climático. La inversión pública puede servir de catalizador para la inversión privada y el sector financiero tiene un papel destacado. Las entidades financieras deben indicar en sus planes de transición cómo prevén adaptarse a un mundo sin emisiones. La Glasgow Financial Alliance for Net Zero está dando los primeros pasos en esa dirección. La publicación de datos completos, comparables internacionalmente y auditables puede ayudar a que los fondos fluyan hacia donde más se necesitan y evitar al mismo tiempo el riesgo de blanqueo ecológico (greenwashing).

Los bancos centrales también tienen un papel que cumplir. El impacto de las catástrofes naturales y de la transición verde en la inflación afecta directamente al mandato principal del Banco Central Europeo (BCE) de mantener la estabilidad de precios. Es el motivo por el que cada vez prestamos más atención al cambio climático. Este también genera riesgos para los bancos que supervisamos y para el propio balance del BCE.

Nuestra preocupación es compartida. Cerca de 100 bancos centrales y supervisores financieros de todo el mundo nos hemos unido para formar la Red para la Ecologización del Sistema Financiero. Esta red trata de contribuir al desarrollo de la gestión del riesgo climático y ambiental en el sector financiero y de movilizarlo para apoyar la transición verde.

Tenemos que tomar una decisión de verdad

Este miércoles el BCE se comprometió a apoyar, dentro de nuestro ámbito de responsabilidad, actuaciones decididas por parte de las autoridades para implementar el Acuerdo de París y mitigar las consecuencias del cambio climático. La trasformación del clima fue un aspecto importante en la reciente revisión de nuestra estrategia y hemos puesto en marcha una hoja de ruta ambiciosa que define nuestra agenda de trabajo.

Nuestros tests de estrés climáticos del conjunto de la economía muestran los beneficios de actuar de forma temprana en cuestiones climáticas. Los costes a corto plazo de la transición verde se ven largamente compensados a largo plazo por los beneficios de evitar desastres naturales costosos, como incendios, olas de calor y sequías. La definición de hitos intermedios en la senda hacia emisiones cero netas en 2050 podría ayudar a guiar nuestro camino.

Tenemos que tomar una decisión de verdad. Mientras reconstruimos nuestras economías tras el golpe causado por la pandemia, tenemos la oportunidad de dejar atrás el carbono. El camino a seguir puede intimidarnos, pero conocemos nuestro destino y gran parte del recorrido ya está iluminado. La transición a un mundo sin carbono es la única manera de asegurar un futuro mejor para toda la humanidad. En palabras de Antoine de Saint-Exupéry, “el momento de actuar es ahora. Nunca es demasiado tarde para hacer algo”.

Christine Lagarde es presidenta del Banco Central Europeo (BCE) desde 2019 y antes fue directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).


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