Una gran parte del problema de la huelga de guionistas y actores de Hollywood es el tema de la regulación de la Inteligencia Artificial. La falta de protección y la incapacidad de negociación de los intérpretes están puestos en la diana de todas las negociaciones, pero mientras tanto los estudios no dejan de invertir en esta tecnología. La última en hacerlo ha sido Netflix, publicando un nuevo puesto de Gerente de Producto para su programa de aprendizaje automático de IA, y pagando alrededor de 900.000 euros al año.
De acuerdo con la descripción del trabajo, el puesto se centraría en “aumentar el aprovechamiento de la Plataforma de Aprendizaje Automático”. Este, el cual el servicio de streaming se refiere con las siglas de MLP es el programa de inteligencia artificial interno de Netflix, que a priori siempre se había utilizado para las recomendaciones del algoritmo de la compañía.
La noticia la recoge el medio The Intercept y según habla de ello una propia página de investigación de Netflix, “la gran N roja” se encuentra realizando un mayor esfuerzo en optimizar la producción de películas y series de televisión. Esto viene siendo algo totalmente contrario al sistema que utilizaron hace un par de años, donde prácticamente todos los meses estrenaban una gran superproducción. Estrategia que les llevó a perdidas cuantitativas hasta el punto de incluir publicidad en su plan gratuito y eliminar el sistema de las multicuentas.
“Estamos utilizando el aprendizaje automático para ayudar a dar forma a nuestro catálogo de películas y programas de televisión mediante el aprendizaje de características que hacen que el contenido sea exitoso. Lo usamos para optimizar la producción de películas y programas de televisión originales en el estudio de rápido crecimiento de Netflix”, se lee en la descripción que la marca hace de su MLP.
La expansión de la Inteligencia Artificial en las diferentes compañías llega en medio de la disputa laboral que en parte, lucha contra el uso explotador de la tecnología, al mismo tiempo que en sus ficciones propias como la última temporada de Black Mirror, satiriza sobre el uso de la I.A. en la televisión. En uno de los capítulos, un streamer diseñado deliberadamente para parecerse a Netflix usó la tecnología para usar la imagen digital de Salma Hayek en contra de su voluntad.
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