El papel masculino en el sector de la construcción, planificación urbana y arquitectura es aun predominante en muchos países del mundo. Sin embargo, poco a poco están emergiendo iniciativas tanto ciudadanas como institucionales donde el papel de la mujer adquiere cierta importancia. Desde organizaciones sin ánimo de lucro, plataformas en línea, oficinas y estudios, talleres artesanos, así como redes de profesionales están empezando a brillar en el campo de la construcción con el fin de conectar mujeres, asegurar su exposición dentro del sector, resaltar sus obras y proyectos, así como alentar al sector femenino a tener un impacto en la ciudad.
De manera similar, Black Females in Architecture (BFA) es una sociedad fundada por jóvenes arquitectas que coincidieron por casualidad en una conferencia y decidieron crear oportunidades para mujeres negras dentro de la industria. Así, este grupo con base en Londres organiza talleres y charlas relacionadas con la inequidad y diversidad en la industria de la arquitectura y construcción ofreciendo también apoyo, consultoría y ayuda al creciente número de nuevos miembros que se suman cada semana a este grupo.
Otra iniciativa interesante es la creada por Rebel Architettes. Se trata de una fantástica campaña originada en Italia por arquitectas activistas con el fin de dar visibilidad al trabajo de otras mujeres. El objetivo de este grupo es el de desintoxicar la arquitectura de las actuales desigualdades de género dentro del sector. Uno de sus trabajos más interesantes es la creación de un mapa interactivo, llamado WAW Map, donde se muestran más de 730 oficinas de arquitectura de todo el mundo liderados por mujeres. Este colectivo promueve la equidad dentro de la profesión, fomenta la colaboración versus la competencia y promueve constantemente la diversidad. Además, en 2018 lanzaron un libro electrónico llamado ‘Architette=Women Architects’ resaltando oficinas y estudios liderados por mujeres.
Voices of Women (VOW Architects) es otra iniciativa que causó una gran impresión en la Bienal de Arquitectura de Venecia del pasado 2018. Desde esta organización, se organizó un flashmob para pedir el fin de los prejuicios generalizados y el comportamiento irrespetuoso (y sistémico) hacia las mujeres, tanto a nivel cultural como dentro de la disciplina. Cabe destacar que este movimiento está liderado por Caroline James junto con las arquitectas Farshid Moussavi, Odile Decq, y la directora ejecutiva del Premio Pritzker, Martha Thorne.
Durante siglos, la arquitectura fue pensada por y para los hombres, y los esfuerzos de mujeres arquitectas a principios del siglo pasado sentaron nuevas bases para concebir una nueva era dentro de la arquitectura; desde Sophia Gregoria Hayden Bennett, primera mujer en recibir el título de arquitectura en el MIT, Julia Morgan, primera mujer en estudiar y titularse en la Escuela de Bellas Artes de París, Norma Merrick Sklarek, primera arquitecta afroamericana, o arquitectas notables que resaltaron a finales de los años ochenta como Carme Pinós, Zaha Hadid, Kazuyo Sejima, entre otras.
Si bien la presencia de mujeres arquitectas estos últimos años ha incrementado, la participación femenina dentro del campo del diseño arquitectónico continúa siendo desproporcionadamente baja. Muchas instituciones, empresas y corporaciones siguen organizando paneles y seminarios liderados mayoritariamente por hombres, siendo el papel de la mujer minoritario. Tener presente la participación de las mujeres en el desarrollo de la arquitectura es sumamente importante para evaluar el avance de la igualdad de derechos.
Para todo el público interesado, el documental ‘City Dreamers’ trata esta temática; una película que se estrenó en 2018 en el Festival de Cine de El Cairo donde muestra las carreras de cuatro arquitectas –Phyllis Lambert, Blanche Lemco van Ginkel, Denise Scott Brown y Cornelia Hahn Oberlander– cuyo sueño y visión es la de construir una ciudad fundamentalmente humana e inclusiva.
Es importante empezar a andar y posicionarnos hacia una nueva visión dentro de la escena urbana y arquitectónica; no para imponer una manera de hacer única, exclusiva o direccionada hacia una sola mirada femenina, sino establecer una cultura centrada en la igualdad, que sume conocimientos y trate de establecer una profesión mucho más humana, justa e igualitaria.