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La izquierda ‘abertzale’ da un paso importante


Nunca la izquierda independentista había realizado un reconocimiento tan explícito del dolor causado a las víctimas de ETA. Además de expresarles su pesar por el sufrimiento padecido, hasta hoy no había admitido que nunca debió producirse ese dolor. Para darle mayor relieve a esta declaración inédita, ha decidido que la protagonice su líder, Arnaldo Otegi, en un escenario simbólico como es Aiete (San Sebastián), donde hace 10 años varias personalidades internacionales, encabezadas por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, reclamaron a ETA el final del terrorismo, que la organización armada asumió tres días después, el 20 de octubre de 2011.

En este sentido, la declaración de Otegi tiene un valor que debe reconocerse. Debe interpretarse como un paso importante en la evolución de la izquierda abertzale hacia la normalidad. Pero aún no llega a ella. La declaración de Otegi dice que “no debía haberse prolongado tanto en el tiempo” y que “debíamos haber llegado antes a Aiete”. No dice explícitamente que el terrorismo no tuvo sentido para alcanzar objetivos políticos en una democracia y que, por tanto, Aiete nunca debía haber sido necesario. La izquierda independentista no ha terminado aún su recorrido. Pero con esta declaración lanza la señal de que está caminando en la ruta de la normalidad democrática.

Arnaldo Otegi, en San Sebastián el pasado jueves en las jornadas para conmemorar el décimo aniversario de la Conferencia de Aiete.Javier Etxezarreta / EFE

La declaración denota que Otegi y Sortu, el partido matriz de la candidatura Bildu, son sensibles a la presión social existente en Euskadi a que hagan autocrítica sobre su pasada complicidad política con el terrorismo de ETA. También a la de los partidos democráticos. Hoy, Bildu se mueve en los parlamentos y en las instituciones y sus representantes se sienten interpelados por la historia pasada de la izquierda independentista. Saben que su interlocución política tiene un límite. PNV y PSE han señalado reiteradas veces que no gobernarán la autonomía con ella hasta que no hagan autocrítica de su pasado.

La declaración de Otegi también denota que sus pasos son lentos. Siempre lo han sido. Entre su decisión de rechazar la vía violenta y apostar por las vías políticas y su materialización pasaron cinco años. Fueron siete los años que transcurrieron entre la declaración de final del terrorismo y la disolución de ETA. Estos plazos tan largos son debidos al debate interno del abertzalismo vasco, muy difícil por la enorme carga del pasado violento. Otegi siempre ha reconocido que prefería procesos largos que aseguraban la cohesión interna a procesos cortos que acarrean escisiones.

Previo a esta declaración, la izquierda independentista había logrado suspender el homenaje al etarra Henri Parot. Tras el reconocimiento que acaba de realizar a las víctimas de ETA cabe pensar que desaparezcan radicalmente los ongi etorris. Seguiremos presenciando nuevos pasos hasta su normalización democrática como fuerza política. Totalmente necesaria para mejorar la convivencia en Euskadi.


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