La juez Barrett se compromete a tener una “mente abierta” frente al Obamacare


La juez Amy Coney Barrett ha intentado este miércoles calmar los temores de los demócratas sobre su postura frente a la reforma sanitaria de la Administración de Barack Obama, impugnada por los republicanos, sobre la que el Tribunal Supremo se pronunciará una semana después de las presidenciales del 3 de noviembre. La candidata conservadora del presidente Donald Trump para integrarse en el máximo órgano judicial se ha comprometido en la tercera jornada de audiencias para ser confirmada a tener una “mente abierta” en el caso de cobertura médica. Si el alto tribunal deroga el programa conocido como Obamacare, millones de estadounidenses se arriesgan a perder la protección sanitaria en medio de la pandemia del coronavirus.

Barrett ha insistido ante el Comité Judicial del Senado que no es “hostil” a la ley sanitaria. “No estoy aquí con la misión de destruir la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio [ACA, por sus siglas en inglés]”, ha asegurado la magistrada. Ha remarcado que no discutió acerca de cómo debería votar sobre este asunto ni con el mandatario republicano ni con ningún miembro de la Administración. El Supremo ha ratificado la constitucionalidad del Obamacare en dos ocasiones, 2012 y 2015. Trump criticó al presidente del máximo tribunal, el conservador John Roberts, por votar a favor de la ACA y, cuando era candidato, tuiteó: “Los jueces que nomine [al Supremo] harán lo correcto, a diferencia del designado por [George W.] Bush, John Roberts en Obamacare”.

El mandatario ya ha colocado a dos jueces en el alto tribunal conformado por nueve miembros. A menos de 20 días de los comicios, el Senado, liderado por los republicanos, encarrila la confirmación de la juez Barrett a una velocidad sin precedentes. De ser confirmada por la Cámara alta, como está previsto que suceda sin inconvenientes, Trump habrá designado a tres jueces para el cargo vitalicio en el órgano que decide sobre los asuntos más trascendentales del futuro de la sociedad estadounidense.

La reforma sanitaria de Obama amplió la cobertura médica a 20 millones de personas que carecían de ella. Expandió el programa Medicaid, destinado a ciudadanos vulnerables, e incorporó medidas para evitar que las compañías rechazasen a personas con enfermedades preexistentes. El modelo provocó una subida de precios generalizada al no fomentar la competencia tanto como estaba previsto, y varias compañías abandonaron el programa. Durante la audiencia de Barrett, Trump ha insistido en que tiene un plan de sanidad pública “mucho mejor” que el de Obama, pero en el tiempo de descuento para las elecciones todavía no ha explicado en qué consiste.

Barrett se ha negado a exponer su posición frente a temas como el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo. La senadora demócrata por California y aspirante a la vicepresidencia, Kamala Harris, aseguró el martes que la nominada por Trump “representa una amenaza para el aborto seguro y legal en el país”. El mentor de la magistrada, el fallecido juez del Supremo Antonin Scalia, era un gran crítico de la sentencia que sentó jurisprudencia al garantizar el derecho al aborto y votó en contra del matrimonio gay.

Los senadores demócratas han presionado para que la juez Barrett se comprometa a abstenerse de participar en cualquier posible disputa electoral entre el presidente Donald Trump y el exvicepresidente Joe Biden que llegue al Supremo en el caso de que los comicios deban resolverse en el Supremo. El republicano se ha negado a confirmar que aceptará el resultado, llegando a decir sin fundamentos que si él no gana, será por fraude electoral. Barrett ha rehusado este miércoles a asumir tal compromiso, pero les dijo a los senadores que no permitirá “ser utilizada como peón para decidir la elección del pueblo estadounidense”.

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