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La junta militar de Myanmar traslada a Aung San Suu Kyi a un paradero desconocido, según sus aliados


Si hace algo más de una semana se publicaba la primera imagen de Aung San Suu Kyi desde que los militares dieron un golpe de Estado en Myanmar hace cuatro meses, las últimas noticias dan ahora a la líder birmana por desaparecida. La Nobel de la Paz de 1991, que compareció en un juicio en su contra el pasado 24 de mayo en la capital, Naypyidó, ha sido trasladada por la junta militar desde su vivienda en dicha urbe, donde cumplía arresto domiciliario, a un lugar indeterminado, según el Gobierno civil clandestino formado por sus aliados y que reclama ser la voz legítima del país. El expresidente Win Mynt también habría sido evacuado de su residencia en Naypyidó.

“Hemos escuchado a través de fuentes fidedignas que el presidente Win Mynt y la consejera de Estado, Aung San Suu Kyi [en la práctica líder de facto del país desde 2015 y hasta febrero], han sido trasladados a un paradero desconocido”, afirma en un comunicado el llamado Gobierno de Unidad Nacional, formado en la clandestinidad por aliados de Suu Kyi y Mynt tras la asonada.

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Tanto Suu Kyi como Win Mynt fueron detenidos el 1 de febrero en Naypyidó, cuando las Fuerzas Armadas dieron un golpe de Estado que interrumpió la constitución del nuevo parlamento, prevista para ese día. Su inauguración habría marcado la segunda legislatura con Suu Kyi al mando del país del sudeste asiático, después de que su partido, la Liga Nacional para la Democracia (NLD, por sus siglas en inglés), venciera holgadamente en las elecciones del pasado noviembre, tras haber ganado también las anteriores en 2015. Los últimos comicios fueron tachados de fraudulentos por los militares y ese fue su pretexto para dar el golpe.

Desde entonces, Suu Kyi ha sido acusada de seis delitos, que sus abogados consideran motivados políticamente. Entre ellos se le acusa de violar la Ley de Secretos Oficiales, el más grave, y de infringir una ley de importaciones y exportaciones por la supuesta posesión ilegal de unos walkie-talkies. También pesan varios cargos sobre Win Mynt, presidente oficial de Myanmar (antigua Birmania) durante el mandato de Suu Kyi, pues la constitución birmana vigente –redactada por los militares- impide que el título recaiga en alguien con esposo o descendencia extranjera. La cláusula se considera pensada para alejar del cargo a la Nobel, que tuvo dos hijos con un académico británico. La conocida como La Dama se convirtió, no obstante, en líder de facto del país bajo el título de consejera de Estado.

Tras meses sin apariciones en público, Suu Kyi compareció el pasado 24 de mayo en un juicio en su contra en Naypyidó. La única imagen de su intervención, revelada por la prensa oficial birmana, la muestra protegida por una mascarilla atendiendo la vista junto a Win Mynt. Ese día, antes de ir al juzgado, le comunicó a su equipo legal que su partido, la NLD, “fue creado por la gente, y continuará existiendo mientras la gente exista”. Las palabras de Suu Kyi sucedían al anuncio de la Comisión Electoral birmana, controlada ahora por los militares, de disolver esa formación el pasado 21 de mayo.

Khin Maung Zaw, jefe del equipo legal de Suu Kyi y de Win Mynt, aseguró que la Nobel de la Paz de 1991 –premio concedido por su liderazgo en el movimiento pro democracia en Myanmar desde las revueltas de 1988, cuando ayudó a fundar la NLD- había dicho a sus abogados que, ya la noche antes de su comparecencia en el juicio, había sido trasladada a un destino desconocido. “Después de la vista, no hemos podido tener contacto con ella. Es una líder muy querida y estamos muy preocupados por su seguridad”, subrayó. La próxima comparecencia en una vista judicial de la líder está prevista para el próximo 7 de junio, si bien se desconoce si se le permitirá acudir como la semana pasada o atenderá a través de videoconferencia, a semejanza de las veces anteriores.

Demandas

La liberación de Suu Kyi y sus socios de la NLD ha sido una de las demandas de los manifestantes que exigen el retorno de la democracia casi a diario por todo el país desde febrero. Unas peticiones que han sido aplacadas con violencia por las fuerzas de seguridad birmanas, responsables de la muerte de 841 civiles y del arresto de 4.443 desde entonces, según el grupo local Asociación para la Protección de los Prisioneros Políticos.

Esta semana se espera la visita a Myanmar del presidente de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, de la que la antigua Birmania y otras nueve naciones de la región forman parte), Erywan Yusof. Aunque el grupo ha pedido el fin de la violencia en Myanmar, su política de no injerencia y la negativa de algunos de sus miembros –Singapur y Tailandia- a secundar una resolución de la ONU para imponer un embargo de armas a Myanmar, según Reuters, hace prever pocos avances de su pretendida mediación.


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