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La justicia holandesa dicta cadena perpetua para dos rusos y un ucranio por el derribo con un misil del vuelo MH17

La justicia holandesa dicta cadena perpetua para dos rusos y un ucranio por el derribo con un misil del vuelo MH17

El derribo de un avión que sobrevolaba Ucrania horas después de despegar desde Holanda, un episodio que conmocionó a Europa en 2014 y que se saldó con la muerte de los 298 pasajeros —la mayoría holandeses—, ha recibido este jueves el veredicto judicial. Ocho años después de que el vuelo MH17, de Malaysia Airlines, sufriera ese impacto, la justicia holandesa ha condenado a cadena perpetua a los ciudadanos rusos Serguéi Dubinsky e Igor Girkin, y al ucranio Leonid Kharchenko. El cuarto encausado, Oleg Pulatov, también de nacionalidad rusa, ha sido absuelto. Ninguno ha comparecido y han sido procesados en rebeldía. Los jueces han concluido que el avión cayó debido al impacto de un misil Buk, de fabricación rusa, lanzado desde un campo de labranza situado en una zona rebelde del este de Ucrania —la autoproclamada República de Donetsk—sobre la que Rusia tenía el “control general”, según la sentencia. El fallo destaca que Rusia estaba involucrada en ese conflicto armado, a través de su apoyo a los separatistas prorrusos de esa región. Y recuerda que Moscú facilitaba la lucha en la misma zona donde cayó el aparato. La sentencia es recurrible.

Las familias de las víctimas recibirán, en total, 16 millones de euros de compensación. La suma deberá ser abonada por los tres condenados, Dubinsky, Girkin y Kharchenko. Mientras eso ocurra, se espera que el Estado holandés aporte esa cuantía. La sentencia considera al ruso Igor Girkin como el principal responsable de haber aceptado el despliegue del sistema de misiles utilizado, “dada su posición como ministro de Defensa de la República Popular [de Donetsk”. El papel de Dubinsky fue de “organizador y guía”. El ucranio Leonid Kharchenko estuvo involucrado sobre el terreno, según la sentencia. En cuanto al encausado ruso finalmente absuelto, Oleg Pulatov, aparece envuelto en la coordinación del atentado “pero no hay pruebas de que contribuyese al despliegue del sistema de misiles”, según reza el fallo.

Hendrik Steenhuis, el juez presidente de la sala, ha calificado de una “falta de respeto hacia las familias de las víctimas”, que los tres condenados no hayan dado explicaciones sobre el desastre, “cuando hay familias que siguen sufriendo los efectos de lo ocurrido”.

El choque registrado en 2014 entre separatistas prorrusos y las fuerzas armadas ucranias derivaron en el reconocimiento de Rusia de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk y la anexión rusa de Crimea. El conflicto se ha mantenido vivo hasta agravarse el pasado febrero con la invasión a mayor escala de Ucrania. Los cuatro sospechosos no han gozado de la inmunidad concedida a los combatientes en virtud de las leyes de la guerra, “porque Rusia no se ha hecho responsable de ellos y ha subrayado que no forman parte de las fuerzas armadas rusas”, según la sentencia. De todos modos, el texto precisa que “algunos [de los encausados] han pasado por el Ejército ruso, como Girkin”. “Para otros su relación con ´Moscú´ o el ´Kremlin´, tal y como los nombraban, era estrecha y ello muestra una operación militar concertada”, ha sostenido el presidente de la sala, Hendrik Steenhuis.

La utilización de un misil Buk ha sido negada por Moscú desde el primer día, pero los jueces se han declarado “convencidos” de su uso, a la vista de las pruebas presentadas por la Fiscalía, y las conclusiones de los expertos.

La defensa de Oleg Pulatov, el único de los sospechosos que nombró un abogado, presentó en su momento informes de la compañía rusa Almaz-Antej, que fabrica los misiles Buk. Estos documentos pretendían demostrar que no se trataba de un cohete de manufactura rusa y que debió haberse disparado desde otro lugar. Sin embargo, el tribunal ha concluido que Rusia ha falsificado repetidas veces las pruebas, y acusó a la compañía Almaz-Antej, de tener “intereses propios” y de no ser un “experto independiente”.

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El pliego acusatorio incluye las declaraciones de varios testigos, que han mantenido su anonimato por razones de seguridad, y describen el cambio de actitud de los separatistas prorrusos al darse cuenta de que el avión derribado era comercial y no militar. Los jueces han tenido en cuenta estos testimonios, junto con las conversaciones telefónicas interceptadas, y las imágenes que muestran el transporte de la lanzadera del misil. Han admitido, además, las pruebas de “las partículas de metal del arma halladas en los cadáveres y el avión mismo”, y han llegado a la conclusión de que “no hay dudas razonables” sobre el uso de misil Buk.

La fase previa del juicio por el derribo del MH17 dio comienzo en 2020, después de que Ucrania permitiese a Países Bajos ocuparse de un desastre que se produjo sobre suelo ucranio. Pesó para esa decisión el hecho de que aunque las víctimas pertenecían a 10 nacionalidades, la mayor parte de ellas, un total de 196, eran holandeses. Las leyes aplicadas son holandesas y el lugar elegido para las sesiones es el Complejo Judicial de Schiphol, situado cerca del aeropuerto de Ámsterdam. Ahí se han trasladado los familiares de las fallecidos, entre los que figuran unos 60 llegados desde Australia, que no pudieron seguir en persona las sesiones del juicio debido a la pandemia. El holandés Piet Ploeg, portavoz de las familias, ha admitido poco antes del fallo que para muchas de ellas “la decisión de los jueces es esencial, pero no cerrará su duelo”. “Si has perdido a tus hijos, nunca podrás cerrar esa herida”. Ploeg preside la Fundación del Desastre Aéreo MH17, y su hermano, cuñada y sobrino perecieron en la tragedia.

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