La Ligue 1 suspendió el partido que debían disputar el Olympique de Marsella y el Rennes, previsto para las 21.00 de este sábado, después de que unos 200 hinchas atacaran el centro de entrenamiento del equipo y agredieran a algunos jugadores, entre ellos el español Álvaro González Soberón.
Si el Covid-19 amenaza con dejar lisiada durante años a la industria del fútbol, en Francia se localiza el epicentro del desastre. La crisis económica y deportiva que atraviesa la liga francesa tras la declaración de la pandemia y los chascos derivados de la comercialización de los derechos de televisión a Mediapro han golpeado con especial fuerza al Marsella. El único club francés que posee una Copa de Europa cuenta con los aficionados más belicosos. Antaño una ventaja comercial, ahora el fanatismo futbolero repugna a los dirigentes. El más enfático es Jacques-Henri Eyraud. Nacido en París en 1968, MBA por Harvard, inició su carrera en Eurodisney antes de consolidarse como tecnócrata ejemplar. No existe un arquetipo en contradicción más palpable con la hinchada pasional del puerto mediterráneo más bullicioso de Francia. La hinchada lleva meses enfrentada a Eyraud, que se muestra cada día más desafiante. En su último discurso, llegó a decir que al club le sobraban seguidores.
Este sábado por la tarde una horda de ultras armados de decenas de bengalas irrumpieron en el centro de entrenamientos de La Commanderie. Gritaban a coro: “¡Eyraud dimisión!”. Destruyeron muebles y provocaron un incendio en un escenario que pronto evocó el de una batalla. Algunos de los jugadores del equipo fueron agredidos. Según la cadena SER, el español Álvaro González fue atacado y robado cuando intentaba calmar los ánimos de los invasores. El español ha sido una de las voces que más se han dejado oír en la crisis. Tras la derrota ante el colista, el Nimes, hace dos semanas, Álvaro declaró que el equipo había jugado “como la mierda”.
El Olympique marcha séptimo en la clasificación de la liga, a 13 puntos de los puestos de Champions, que ocupan el PSG y el Lyón. El equipo sufre una espiral de deterioro en su juego que ha llevado al entrenador, el portugués André Vilas-Boas, a declarar este viernes que no tiene pensado renovar su contrato después de un mes de conflictos constantes y de discusiones inflamadas con los futbolistas y con Eyraud.