La mansión del príncipe Enrique y Meghan Markle en California, invadida por un intruso en dos ocasiones


Las repercusiones de la entrevista que concedieron Enrique de Inglaterra y Meghan Markle a Oprah Winfrey en horario estelar en la televisión estadounidense hace una semana, se han convertido en una carga de profundidad para la familia real británica. Pero además de sus consecuencias institucionales, algunas de las confesiones que fueron desgranando durante el encuentro dejaron claro que ser miembro de la familia real y famoso no solo reporta beneficios, también algunos inconvenientes a tener en cuenta. Uno de ellos es el de la seguridad de la pareja y de su hijo Archie, un tema que esgrimieron como uno de los argumentos que les empujaron a tomar definitivamente la decisión de que el camino intermedio que habían elegido para seguir siendo miembros activos de la monarquía británica, aunque fuera a medio gas, no era posible si la institución o su familia no se hacía cargo de su seguridad.

El temor a que su fama les pusiera en peligro —el nombre de su hijo Archie salió una y otra vez en este sentido durante la entrevista— fue el motivo por el que se mudaron de Canadá a California, explicaron. “Cuando gracias al diario The Daily Mail todo el mundo supo exactamente dónde vivíamos y nos comunicaron [en referencia al palacio de Buckingham] que nos retiraban la seguridad, y ante el temor de un cierre de fronteras por la pandemia, fue cuando decidimos cambiar de ubicación”. No fue nadie de su familia quien les ayudó, sino que la pareja reveló que fue el multimillonario y magnate de los medios estadounidense Tyler Perry quien les ofreció una casa para vivir durante los primeros meses de la cuarentena y quien se encargó de sufragar su seguridad.

Meses después los duques de Sussex adquirieron la mansión en la que viven en una exclusiva urbanización de Montecito, California, donde cuentan con ilustres y famosos vecinos, entre ellos la misma Oprah Winfrey, que durante la entrevista dijo que vivían en la misma calle. Ahora se ha sabido que los temores del príncipe Enrique y Meghan Markle no eran solo paranoias de famoso. La mansión donde viven actualmente, según han publicado varios medios estadounidenses, fue invadida hasta dos veces por un intruso las pasadas Navidades. Según informa TMZ citando fuentes policiales, un hombre de 37 años cuyas iniciales son N.B. fue sorprendido dentro de la propiedad el 24 de diciembre, día de Nochebuena. En esta primera ocasión los agentes decidieron dejarlo libre tras avisarle. Pero dos días después la misma persona volvió a entrar en la propiedad de los duques de Sussex y terminó detenido con cargos por allanamiento de morada. La información especifica que el intruso había conducido desde el estado de Ohio, su zona de residencia habitual, hasta la casa de los Sussex, en la costa Oeste, pero no han trascendido las intenciones o motivos que le incitaron a esta acción.

El príncipe Enrique también contó durante la entrevista que durante meses había sufragado los gastos de su familia con el dinero que tenía gracias a la herencia de su madre, la princesa Diana, que falleció en accidente de tráfico en París el 31 de agosto de 1997. Y que fue un amigo de la pareja quien les sugirió poder ganar dinero como ya lo han hecho otras personalidades conocidas colaborando con plataformas como Netflix o Spotify, con quienes han llegado a jugosos acuerdos económicos.

Se desconoce a cuánto asciende el coste actual de la seguridad que protege a los Sussex pero ellos sí dejaron claro durante el encuentro con Winfrey que esta era una de sus preocupaciones desde que abandonaron su puesto en la familia real británica. En otras ocasiones se han conocido las astronómicas cifras que pagan otros personajes famosos por este concepto. En 2009, por ejemplo, Aaron Cohen, exmiembro de la unidad antiterrorista de Israel y por entonces director de IMS Seguridad en Hollywood, muchos de cuyos clientes eran celebridades, afirmó que la seguridad es uno de los mayores gastos que tiene una persona conocida. Por ejemplo, la empresaria Kylie Jenner, miembro del mediático clan Kardashian, desveló que gasta entre 300.000 y 400.000 dólares al mes en seguridad privada. Y el rapero 50 Cent, según publicó CNN, gasta más de un millón de dólares anuales.

Diversos expertos han corroborado estas informaciones en publicaciones estadounidenses y afirman que personajes como en su momento fue la familia Pitt-Jolie o Whitney Houston, deben contar entre sus gastos con entre un millón y 1,3 millones de dólares solo para seguridad. Este apartado de gastos también fue motivo de debate en el caso de los duques de Sussex durante su estancia en Canadá en los primeros meses de su separación de la casa real británica.

“El duque y la duquesa de Sussex eligieron mudarse a Canadá a tiempo parcial. Esto significó para nuestro Gobierno una serie de circunstancias únicas y sin precedentes. Desde un principio, la RCMP ha trabajado conjuntamente con oficiales del Reino Unido con respecto a las consideraciones relacionadas con su seguridad”, indicó Bill Blair, ministro canadiense de Seguridad Pública, en una declaración enviada en febrero de 2020 a la cadena CBC. También confirmó que la pareja había recibido protección por parte de la Real Policía Montada de Canadá (RCMP por sus siglas en inglés) desde el mes de noviembre, cuando pasaron algunas semanas de vacaciones en el país, y al volver de Inglaterra, tras su anunciado deseo de “independizarse” de los Windsor.

La oficina del ministro explicó que Meghan Markle y Enrique de Inglaterra gozaban de la categoría de Personas con Protección Internacional (como es el caso de jefes de Estado o de Gobierno, Embajadores y miembros de sus familias), por lo que Canadá había tenido la obligación de proporcionarles asistencia en materia de seguridad, de forma intermitente, desde el mes de noviembre. Y precisó lo siguiente: “La asistencia cesará en las próximas semanas, de acuerdo con su cambio de estatus”, cuando ya se sabía que abandonarían la familia real británica el 31 de marzo. El debate, que llegó a ser público por las protestas de ciudadanos indignados por tener que pagar con sus impuestos la seguridad de la pareja, se trasladó a Estados Unidos cuando el príncipe Enrique y Meghan Markle decidieron mudarse allí, y en todos los casos se barajaban cifras que establecían sus gastos de seguridad en alrededor de 1,1 millones de euros anuales.


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