“Papá, no soy una chica. Aunque parezca una chica, aunque tenga nombre de chica, aunque me haya visto siempre como una chica, soy un chico”. No es ningún mensaje que sorprenda hoy día, pero lo que sí sorprende es que una marca de moda como Escorpion, casi centenaria, arranque su fashion film en la pasarela digital 080 Barcelona Fashion con este alegato que cuestiona el género y presente una colección titulada My way donde se difuminan las barreras estéticas entre lo femenino y lo masculino. Cuando una marca comercial abraza una moda más inclusiva queda menos para que las fronteras que limitan lo masculino y lo femenino desaparezcan. Las colecciones que se han presentado esta semana, grabadas en el Espai XC del escultor Xavier Corberó, certifican que las prendas sin género son la moda del futuro.
El director creativo de Escorpion, Carles Gràcia, ya avisaba que la firma iba a sorprender con su apuesta, “una celebración de la pluralidad del ser humano”, con la que han querido “romper estereotipos” a través de una colección de tonos grises y piedras combinados con rosa y azul, donde predominan bermudas, camisas, americanas y vestidos largos de punto que puede llevar cualquiera. No se puede etiquetar de colección sin género, pero está llena de prendas que pueden pasar por el filtro unisex y como dice Gràcia, le “dan la vuelta a lo que hipotéticamente es masculino y femenino”.
La moda sin género o genderless —por su anglicismo es conocida en el sector— ha pisado fuerte en esta edición que acabó ayer jueves, una dirección que han tomado sobre todo los diseñadores más jóvenes. En LR3 Louis Rubi forma parte de su ADN. Sus diseños, de una única talla y grandes volúmenes, donde predominan los abrigos, se posan sobre hombres y mujeres indistintamente, pero además, su inclusividad va mucho más allá con modelos de todas las tallas, edades y orígenes, con prendas que no siguen tendencias ni temporadas. “Es una cuestión de visión del mundo”, cuenta Louis Rubi, para quién “hay demasiadas reglas en el mundo de la moda y al final nos coartan de llevar cosas que nos hacen felices”. Por eso, su firma “rompe barreras para inspirar” y huye de “dar una imagen icónica perfecta de cómo debería ser la belleza”.
El mismo camino sigue Júlia G. Escribà, que ha presentado su segunda colección, llamada Utopia en la pasarela. La firma, que nace con el uso de tejidos inteligentes que se adaptan al cuerpo para abrigarlo más o menos en función de la temperatura, también ha brotado sin género. De hecho, Escribà considera que la moda es fundamental “para eliminar el concepto de género a nivel social”. Sus prendas, de lino y cupro y colores atemporales como piedra y tierra, se basan en pantalones anchos, camisas y chaquetas que se amoldan a todo tipo de siluetas.
“Creo pensando en lo que a mí me gusta llevar, algunos looks están pensados para la silueta de la mujer, pero los demás son sin género”, cuenta Eñaut Barruetabeña, de la firma Eñaut. Sus modelos lucen tops o falda pantalón sin importar sus nombres, en una colección que sigue su filosofía minimalista, pero con un punto más rockero que se nota en tops de rejilla y chalecos sin mangas. “Yo hago ropa y se la pone quién quiere”, dice Álvaro Calafat, que ha presentado unas prendas más sofisticadas donde los hombres llevan blusas de satén y mini bolsos impresos en 3D. “La colección describe muy bien mi estilo”, enfatiza este diseñador que mima la artesanía a la vez que explora las nuevas tecnologías. El concepto genderless está en la base de lo que crea Antonio Marcial, que presentó a hombres con vestidos, faldas y tops en una evidente apuesta por la libertad a la hora de vestir y una reivindicación de revisar y redefinir el género. Txell Miras, diseñadora de moda femenina, también ha hecho un pequeño salto, creando una cápsula para hombre que en realidad son cinco prendas sin género, según dice ella misma, porque las puede llevar todo el mundo.
Si los diseñadores ya no quieren crear prendas pensando en un estereotipo de género, tampoco quieren conformarse con una semana de la moda totalmente digital. Una de las tendencias de estos días han sido los eventos que las mismas marcas o alguna revista han creado para compartir en grupo los estrenos de los fashion films. Álvaro Calafat invitó a un grupo de clientes y amigos al hotel Pulitzer para que pudieran tocar las prendas de la colección; Guillermina Baeza organizó un evento en el centro Alura donde comentó su colección con los invitados; Eiko Ai compartió el momento con sus seguidores en el hotel Edition en una actividad organizada por la revista Metal. También la escuela de diseño IED aprovechó la ocasión para presentar un conjunto diseñado por una exalumna, Carla Corpas, inspirado en la Casa Vicens, en un evento en este edificio de Gaudí en el centro de Barcelona.
La directora de la 080, Marta Coca, es consciente que el sector tiene ganas de reencontrarse y se ha mostrado “encantada de que pasen estas cosas”, ahora que ya no hay restricciones por la pandemia. En esta tercera edición digital, la añoranza de la presencialidad se ha hecho más presente, aunque hay diseñadores como Paloma Wool que se muestra totalmente cómoda con el formato. “No puedo extrañar algo que no conozco”, dice en referencia a su experiencia, que empezó en la anterior edición y hasta ahora se ha ceñido a la virtualidad. Aun así, quizá esta morriña del ver y tocar, que parece mayoritaria, motive a la organización a hilvanar la plataforma digital con algo más palpable para la próxima edición, que por ahora es una incógnita.
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