La muerte de un turista argentino tras un accidente de moto en Bolivia ha abierto una agria disputa diplomática. El Gobierno de Luis Arce tuvo que desmentir que a la víctima se le negase la atención médica por no tener pesos bolivianos para pagar su traslado a un hospital de alta complejidad, como han denunciado los amigos y familiares que fueron testigos del accidente. La muerte del argentino empañó incluso la visita que el expresidente de Bolivia Evo Morales realizó este martes a Buenos Aires. Morales pidió disculpas “en nombre del pueblo boliviano”, aunque puso en duda que haya sido la presunta falta de atención el motivo de la muerte del argentino.
Las relaciones bilaterales entre Buenos Aires y La Paz no pueden ser mejores. Morales recuerda cada vez que puede que fue el presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien le dio asilo tras su salida anticipada del poder en 2019. El argentino lo acompañó una año después a La Paz, una vez que el izquierdista Luis Arce llegó al poder. Pero la muerte del turista argentino, un maestro jubilado llamado Alejando Benítez, reavivó viejos debates.
En Salta y Jujuy, las provincias del norte argentino que lindan con Bolivia, se quejan de que la atención médica gratuita que dan en el sistema público a cientos de bolivianos no es retribuida desde el otro lado de la frontera. El discusión escaló a finales de 2018, cuando un hospital boliviano exigió 10.000 dólares por la atención de un joven jujeño que había sufrido un accidente. El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, logró finalmente que en 2019 se firmase un acuerdo de reciprocidad que comprometió a Bolivia a dar a los argentinos el mismo trato que reciben los bolivianos del lado argentino.
El acuerdo se interrumpió durante la gestión de Jeanine Áñez y no fue reactivado por el presidente Luis Arce, según denunció Morales este martes. “El Gobierno de Bolivia se tiene que hacer cargo porque está vigente el convenio. Tiene que hacerse cargo de la responsabilidad por la vida de una persona”, dijo el gobernador Morales.
Benítez era de la ciudad salteña de General Mosconi y había ido junto a un grupo de amigos a pasar sus vacaciones en Bolivia. El 3 de julio pasado, mientras circulaba por una ruta en su motocicleta, fue embestido por un camión a la altura de Ivirgarzama, en Cochabamba (centro del país). Según sus acompañantes, tanto el camionero que lo chocó como la policía y el personal médico de Ivirgarzama exigieron un pago anticipado en dólares o pesos bolivianos para completar la atención.
“A mi padre no le aceptaban los pesos argentinos. Le pedían unos 1.000 pesos bolivianos (145 dólares) para hacer el traslado desde el centro de salud donde estaba hasta un hospital, pero solo lograban juntar 700 pesos”, dijo el hijo de Benítez a medios argentinos. Las negociaciones con médicos y policías duraron más de dos horas, hasta que Benítez finalmente murió.
El embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro, dijo que pediría explicaciones a la Cancillería en La Paz, pero pidió entender el contexto en el que se produjo el accidente. Ivirgarzama es “un pueblo muy chico que solo tiene una sala de primeros auxilios. El sistema de salud boliviano es muy deficiente y no se puede comparar con el sistema argentino”, dijo Basteiro. “Estoy seguro que esto no pasaba si el accidente sucedía en un centro urbano”, agregó.
El asunto llegó, finalmente, al Palacio Quemado. El vicecanciller boliviano, Freddy Mamani Machaca, negó en rueda de prensa que Benítez hubiese muerto por falta de atención, como dicen los familiares. Si no se lo trasladó, dijo, fue porque “el accidente fue muy grave” y las heridas no lo permitieron. Luego fue el propio Morales quien dio su versión desde Buenos Aires, tras reunirse con el presidente de Argentina, Alberto Fernández.
“Acabo de informarme en detalle y me dijeron que eran tres hermanos con motos y que uno se tropezó con un trailer. Una ambulancia que andaba por allí lo recogió y lo llevó al hospital, pero no tenían los elementos para atenderlo por el cuadro médico que presentaba. No es que no se lo haya atendido”, dijo. Sobre la escalada diplomática, la atribuyó a “algunos políticos que exageran con el tema como para generar discrepancia entre los países”.
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