Marte, también conocido como el planeta rojo porque su superficie está llena de materiales ferrosos, es uno de los objetos astronómicos más interesantes. Muchas Agencias Espaciales e incluso empresas privadas quieren colonizar Marte, y Elon Musk ya ha anunciado que lanzará la primera misión tripulada a Marte en 2024. Mientras, la NASA continúa con su misión ‘Insight’ en Marte, la cual ha detectado dos terremotos en el último mes.
Los sismos han tenido magnitudes 3,3 y 3,1 en la escala de Richter, y se dieron los días 7 y 18 de marzo en la zona Cerberus Fossae, según explica la agencia de Estados Unidos en su página web. Se produjeron a 50 kilómetros de profundidad de la superficie, mientras que los terremotos del planeta Tierra se suelen registrar a 5 kilómetros de la corteza terrestre. La subdirectora de la misión ‘InSight’, Suzanne Smrekar, explica en la web de la NASA que si estuviéramos en el planeta rojo ni siquiera notaríamos los movimientos de tierra.
Pero, ¿por qué se producen los terremotos en Marte? Lo primero a tener en cuenta es que este planeta, a diferencia de la Tierra, no tiene placas tectónicas. Por lo tanto, los temblores no pueden deberse al desplazamiento de la superficie.
Los científicos creen que los sismos se explican por la actividad volcánica de algunas áreas del planeta rojo. Cuando el magma que está situado en las profundidades se enfría y se contrae, da lugar a una deformación en la litosfera que provoca los movimientos sísmicos. Así lo explica un artículo publicado en el medio ‘El País’.
Ahora bien, la actividad volcánica que actualmente hay en Marte no tiene nada que ver con la de hace varios millones de años. Era tan intensa que hizo que se formara el Monte Olimpo, la montaña más alta del Sistema Solar. Es casi tres veces más grande que el Everest, con 23 kilómetros de altura. Un volcán cuya base tiene un diámetro 600 kilómetros, y su caldera tiene 85 kilómetros de longitud.
Los terremotos que se producen en Marte puede ser de dos tipos. Por un lado, más similares a los del planeta Tierra si las ondas sísmicas viajan de un modo más directo. Y, por otro lado, más parecidos a los que se producen en la Luna, si el desplazamiento de las ondas sísmicas es más disperso. Los temblores que han tenido lugar recientemente están a medio camino entre ambos tipos.
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