La nueva CaixaBank, fruto de la absorción de Bankia, se ha convertido este viernes en una realidad tras su inscripción en el registro mercantil. Las acciones de Bankia ya no cotizarán el lunes y un día después se reunirá por primera el consejo de administración, en el que se formalizará el nombramiento de José Ignacio Goirigolzarri como presidente. La reestructuración de la plantilla, con un recorte que podría alcanzar los 8.000 empleados según los analistas, se empezará a negociar sin más dilaciones después de las vacaciones de Semana Santa, según ha explicado este viernes el consejero delegado del grupo, Gonzalo Gortázar.
“Lo hablaremos primero con los sindicatos”, ha reiterado el ejecutivo, quien se ha negado en los seis meses que han pasado desde el inicio del proceso de fusión a facilitar cifras de afectación sobre la plantilla, pese a haber cuantificado inicialmente en 2.000 millones los recursos necesarios para el tijeretazo laboral. “Queremos hacer algo no traumático y que prime la voluntariedad y la meritocracia, que nos parece lo más lógico. El trabajo está casi finalizado”, ha explicado Gortázar en una rueda de prensa.
Los dos bancos han efectuado procesos para conocer más profundamente el perfil laboral de cada uno de sus cerca de 50.000 trabajadores. La idea, ha sostenido el primer ejecutivo, no se centrará en las edades, en un intento de descartar que las reducciones se sostendrán en prejubilaciones. Goirigolzarri ha asegurado que, aunque el proceso de reestructuración “es doloroso”, se hace “por responsabilidad y por asegurar el máximo de empleos. Tenemos que tomar este tipo de decisiones”.
De momento, las primeras líneas directivas quedan formadas por 400 personas. En una o dos semanas las oficinas de Bankia empezarán a mudar sus rótulos para asumir los de la marca CaixaBank, un proceso que se prolongará hasta el final del año. Y será ya en 2022 cuando se presentará al mercado el nuevo plan estratégico de la entidad, que arranca con 20 millones de clientes en España, 623.800 millones de euros en activos y una capitalización bursátil de 20.500 millones de euros.
El primer banco
“Hoy estamos constituyendo el primer banco en España”, ha dicho Goirigolzarri, quien ha asegurado que los últimos meses se ha realizado un “durísimo trabajo”. En él han participado 1.500 empleados y se han llevado a cabo más de 10.000 tareas para hacer posible la fusión jurídica y sacar adelante todo el proceso de autorizaciones que culminaron el pasado martes, con el informe de Competencia y el visto bueno del Ministerio de Economía (el Gobierno es accionista a través del Frob y no prevé desprenderse de las acciones hasta al menos 2023). El objetivo de la fusión, ha dicho el presidente de facto de la nueva entidad, es “estar muy cerca” de sus clientes y la sociedad.
Pese a ese mensaje, CaixaBank y Bankia se han unido como medida defensiva ante el difícil contexto que afronta el sector bancario, agravado por la crisis del coronavirus. La intención es ganar masa crítica para poder reducir costes y aflorar recursos con los que poder realizar las cuantiosas inversiones necesarias para el proceso de digitalización. La banca vive un momento de escasa rentabilidad en conjunto, lastrada por unos tipos de interés negativos que no prevén recuperar en años.
“Hoy desaparece Bankia, pero la verdad es que yo estoy feliz e ilusionado por el nuevo proyecto. Se termina una etapa de nueve años y se ha trabajado magníficamente”, ha dicho Goirigolzarri, preguntado por si tenía sensación de fracaso por el hecho de que Bankia no haya podido sobrevivir en solitario. “En ningún caso creo que esta operación sea un fracaso para Bankia. Es el proyecto más potente para España. Si en 2012 nos dicen que íbamos a llegar a este sueño, no nos lo hubiéramos creído”, ha añadido.
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