Esta semana la OCU ha lanzado una advertencia de la posible toxicidad de las patatas con brotes verdes o que presenten manchas. El problema se da en la solanina, un compuesto que se acumula en los brotes o partes verdes de las patatas. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha evaluado el riesgo potencial para los consumidores de este tóxico que pertenece a la familia de los glicoalcaloides.
Pues bien, los glicoalcaloides de las patatas con brotes guardan una relación directa con algunos problemas de salud, sobre todo relacionados con el aparato digestivo. Los más vulnerables son los bebés y niños pequeños. Los adultos tendrían que comer cantidades muy grandes para llegar a lo que se consideran niveles peligrosos.
La concentración de este tipo de sustancias tóxicas depende en gran medida de la variedad de la patata, así como de la forma en la que se almacene o de su envejecimiento. Por ejemplo, si las patatas se almacenan de tal manera que quedan expuestas a la luz, pueden tener hasta cinco veces más glicoalcaloides.
¿Cómo reducir los tóxicos en las patatas? Consejos de la OCU
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios lanzan una serie de consejos prácticos para reducir el riesgo de una posible intoxicación al consumir patatas.
Lo primero y más importante es elegir las adecuadas en la tienda. Si ves alguna que tiene manchas verdes o brotes no las cojas. Ya sabes que es en estas zonas donde tiende a acumularse más solanina. Además, compra sólo aquellas que vayas a consumir en una o dos semanas.
Una vez en casa, las patatas debes almacenarlas en un sitio fresco, bien ventilado, y donde no les dé la luz directa. La nevera no es una buena opción porque el frío hace que se estropeen por la aparición de azúcares.
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