La Policía Nacional detuvo en noviembre de 2019 a varios hombres en la costa gallega tras interceptar el primer narcosubmarino aparecido (o al menos registrado) en Europa. Transportaba más de 3.000 kilos de cocaína procedentes de Colombia. Se confirmó así como real lo que hasta entonces parecía una leyenda. Dos de los tres tripulantes, de origen ecuatoriano, fueron encarcelados, y el tercero, gallego, logró escapar. Aunque no por mucho tiempo. Fue localizado en una casa deshabitada de los montes de O Hío (Cangas del Morrazo, Pontevedra). En total: siete personas capturadas por estar conectadas con el caso, algunas de ellas desde otras ciudades de España. Aunque es una práctica común en el Caribe, hasta entonces se sospechaba que, por imposible que pudiera parecer, también ocurría de un lado al otro del Atlántico.
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Cuando el director Daniel Calparsoro (Asfalto, Cien años de perdón) leyó en prensa sobre el caso, quedó enganchado. “La hazaña casi suicida que supone recorrer esa distancia en un barco hecho de manera casera con tantos kilos de cocaína en él y tan poco espacio me recordaba a un reverso oscuro de la expedición de la Kon-tiki”, cuenta en conversación telemática, en referencia a la balsa que empleó el explorador noruego Thor Heyerdahl en 1947 para recorrer el océano Pacífico. De ambas situaciones le intriga “por qué el ser humano puede llegar a colocarse a sí mismo en una situación tan al límite”. El caso del sumergible de Galicia ha inspirado la serie Operación Marea Negra, que prepara Amazon Prime Video bajo la dirección del realizador de 53 años. Los cuatro episodios, de 50 minutos cada uno, comenzarán a rodarse de forma inminente —el plan es acabar en dos meses y medio—. Será la primera coproducción entre España y Portugal para el servicio de streaming: una colaboración entre Ficción Producciones junto a la FORTA, liderado por TVG, y la RTP portuguesa.
Precisamente por ser “un director que sabe abordar escenas de acción y que a la vez es sensible con las historias personales de los personajes”, pensaron en él los responsables del proyecto, cuenta Mamen Quintas (Ficción Producciones), una de sus productoras ejecutivas. “Es un narcotráfico totalmente diferente al que se ha visto hasta ahora en la televisión. El periplo que sufrieron estos tres individuos, encerrados en un submarino en un viaje de Latinoamérica a España, es un caramelo”, dice la productora sobre un relato del que también dirigirá algunos capítulos Oskar Santos (El mal ajeno en cine y Vivir sin permiso en televisión). El guion corre a cargo de Patxi Amezcua y Natxo López.
Además de transmitir la emoción de una aventura de tal magnitud, Operación Marea Negra va a fijar su mirada en “esa pandemia global en la que se ha convertido el narcotráfico y que contribuye a que vivamos en un mundo que está enfermo. Este submarino en Galicia es solo la punta de todo ese iceberg. Un alijo de más de 3.000 kilos no puede tratarse de un caso aislado”, comenta Calparsoro. El relato se vertebrará en buena parte a través de un personaje inspirado en uno de los detenidos, Agustín A. M., que tenía 29 años cuando se vio involucrado en esta trama y que, al igual que sus dos compañeros de travesía, no era un gran capo de la droga ni contaba hasta ese momento con antecedentes penales. En la ficción, se llama Nando y es un joven gallego campeón de España de boxeo amateur y marino experto que, sin recursos económicos, se ve obligado a buscar otros medios para ganarse la vida.
Aunque se trate de una ficción, la serie irá acompañada de piezas documentales que narren todo aquello que no se pudo publicar en su momento, gracias a la colaboración de la Guardia Civil y de periodistas que investigaban la llegada de narcosubmarinos a la costa española desde antes de que se produjeran estas detenciones en Galicia, explica la productora del proyecto. “La investigación policial y el relato personal que hay tras la historia que leímos en los periódicos van a impactar al espectador”, avanza Quintas.
Calparsoro ya dio el salto del cine a la televisión a finales de los años 2000 para rodar varias miniseries para las cadenas generalistas como El castigo y La ira, mucho antes de que aparecieran las plataformas digitales. “Aunque ahora haya más medios técnicos que entonces, también hay que contentar a un público que tiene una cultura de serie mucho más amplia y, por tanto, mayor exigencia aunque también más paciencia. También ha dado un respiro al narrador, que ya no tiene que ser tan directo contando historias”, concluye.
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