La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que las cifras reales de muertos por la covid-19 duplican o triplican a las oficiales, entre 6 y 8 millones de fallecidos, frente a los 3,4 millones registrados, según el Informe de Estadísticas Sanitarias Mundiales de 2021. Las estimaciones preliminares sugieren que el número de muertes en el mundo atribuibles a la pandemia en 2020 es de al menos tres millones, lo que representa 1,2 millones de decesos más que los 1,8 millones reportados oficialmente.
En América, el número real de muertes relacionadas con la enfermedad se habría situado en 2020 entre 1,2 y 1,5 millones, en lugar de las 900.000 reportadas, según las estimaciones realizadas por la OMS en el marco de la preparación de sus Estadísticas Sanitarias Mundiales y que se basan en gran medida en modalizaciones matemáticas. En Europa los decesos se habrían situado entre 1,1 y 1,2 millones, es decir, el doble de las 600.000 registrados.
“Las muertes directas por la covid-19 representan una fracción del verdadero impacto que ha tenido la pandemia”, ha declarado el analista de datos de la OMS, William Msemburi. La estimación se ha realizado teniendo en cuenta principalmente el número total de fallecidos que se podían haber esperado en función de la evolución de la mortalidad observada en años anteriores, una cifra que se ha visto alterada por la pandemia. “Los reportes ofrecen una foto incompleta de la situación, entre otras cosas porque mucha gente murió antes de poder someterse a un test de covid”, ha explicado Msemburi.
América y Europa son las regiones que ofrecen información más completa sobre las tasas de mortalidad a nivel nacional en 2020. Las estadísticas muestran que el año pasado hubo tres millones de muertes adicionales en el mundo, con respecto a los 1,8 millones de decesos atribuidos directamente a la covid-19 hasta diciembre. Según la OMS, el 40% de los países registran al menos el 90% de las muertes y sus causas.
Existe la certeza de que muchas personas murieron por el impacto de la pandemia en los sistemas sanitarios, que tuvieron que interrumpir los tratamientos de enfermos crónicos y limitar al máximo la atención de pacientes. Además, Msemburi ha explicado que la emergencia del coronavirus disuadió o impidió que otros acudieran a los hospitales. La pandemia también ha evitado decesos. Han fallecido menos personas por gripe al reducirse los contactos sociales y también se han producido menos muertes en carretera al limitarse la movilidad.
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