El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se ha reunido este viernes en sesión de urgencia para analizar el ataque ruso a la central nuclear de Zaporiyia. La convocatoria fue solicitada por varios países, entre ellos EE UU, el Reino Unido y Francia. Según la responsable de asuntos políticos de la ONU, Rosemary DiCarlo, que abrió la sesión, operaciones militares en torno a plantas nucleares y otras infraestructuras civiles básicas son “inaceptables” y “altamente irresponsables”. La embajadora británica, Barbara Woodward, ha señalado que atacar una instalación nuclear de uso civil está “prohibido por la convención de Ginebra y el derecho internacional”, y ha pedido la retirada inmediata de todas las fuerzas rusas del recinto. Zaporiyia, el mayor complejo nuclear en Europa, proporciona electricidad a cuatro millones de hogares ucranios.
La embajadora de EE UU ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, ha declarado: “Gracias a Dios el mundo ha evitado esta madrugada por muy poco una catástrofe nuclear… Todos conteníamos el aliento mientras observábamos en tiempo real cómo se desarrollaba [el asalto]. Aplaudo la capacidad de los operadores ucranios para mantener los seis reactores en condiciones seguras mientras eran atacados”. La diplomática ha calificado lo sucedido de “irresponsable y peligroso”, y de “amenaza para la seguridad de los civiles en Rusia, Ucrania y Europa”. El embajador ruso, Vasili Nebenzia, ha replicado que el riesgo para la población civil ucrania no procede del ataque a Zaporiyia, “sino de los nacionalistas ucranios”. El representante del Kremlin ha culpado del ataque, que ha calificado de una muestra más de las mentiras y desinformación contra Rusia, a “un grupo de saboteadores ucranios” que atacaron el complejo “para perjudicar a Moscú”. Nebenzia ha afirmado que su país controla todas las instalaciones.
Ha cerrado la sesión, en la que no estaba previsto votar ningún texto, el representante de Ucrania, Sergii Kislitsia. Con su habitual corbata a rayas azules y amarillas -los colores de su bandera nacional- y en el tono desafiante y directo que ha venido empleando estos días, el diplomático se ha encarado de nuevo con su homólogo ruso, a quien ha instado a dar marcha atrás. “Nos cuenta lo que está sucediendo en Ucrania de manera angelical, pero le recuerdo que Satán también fue un ángel”, ha espetado a Nebenzia, que hacía gestos negativos con la cabeza. Kislitsia ha urgido también al Consejo a solicitar la prohibición de todos los vuelos en el espacio aéreo ucranio, lo que equivaldría a la declaración de una zona de exclusión, ya descartada por la OTAN.
Coordinación con el OIEA
Francia ha testimoniado su apoyo al Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), “para monitorear la situación”. El responsable del organismo, Rafael Grossi, ha propuesto una reunión en la central de Chernóbil con interlocutores de Ucrania y Rusia para establecer un marco de garantías de seguridad. Chernóbil fue uno de los primeros objetivos de la ofensiva en Ucrania, y se halla desde el primer día de la guerra bajo control ruso, algo por lo que también pidió explicaciones la embajadora estadounidense.
Desde un avión que le trasladaba a Teherán para abordar “aspectos de la negociación sobre [el restablecimiento de] el pacto nuclear iraní”, Grossi ha intervenido por videollamada en la reunión para informar de que los reactores no se vieron afectados. “Las operaciones continúan con normalidad, aunque no se puede hablar de normalidad cuando hay militares a cargo de la planta”. Grossi ha encarecido la labor del Consejo, al que ha pedido apoyar al OIEA para desarrollar “sus labores técnicas” sobre el terreno.
Rusia no deja de acumular reveses diplomáticos. Tras el repudio de la Asamblea General extraordinaria celebrada este lunes, que “deploró” -el término utilizado en vez de “condenar”- la invasión rusa de Ucrania, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha aprobado por amplia mayoría este mismo viernes una resolución en favor de una comisión de investigación internacional sobre las violaciones de derechos humanos y del derecho humanitario en Ucrania. La resolución ha sido adoptada por 32 votos a favor, dos en contra (Rusia y Eritrea) y 13 abstenciones, entre ellas las de China, la India y Venezuela.
“El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha decidido urgentemente establecer una comisión internacional independiente de investigación como resultado de la agresión rusa contra Ucrania”, ha informado en su cuenta en la red social Twitter.
El sombrío recuerdo de la catástrofe de Chernóbil, en 1986, volvió a resonar hoy en la sala del Consejo de Seguridad, máximo órgano ejecutivo de la ONU, que no obstante ha demostrado en los últimos días su incapacidad para el consenso y la acción por el derecho de veto de Rusia, que hace una semana frustró una resolución de condena contra el Kremlin. “Sería un terrible error considerar los claros y evidentes defectos y fracasos del Consejo de Seguridad como una prueba de que la propia ONU es un anacronismo sin sentido en el mundo actual”, decía esta semana un artículo publicado por el portal informativo Pass Blue. Pero la sucesión de mensajes monocordes, de denuncia y repudio de la agresión rusa, no llegan a concretarse en la práctica, mientras más de 1,2 millones de personas han abandonado Ucrania. Francia y México han solicitado otra reunión del Consejo, de momento sin fecha, para abordar el estado de la ayuda humanitaria.
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