La Asamblea General de Naciones Unidas ha confirmado este viernes un nuevo mandato del ex primer ministro portugués António Guterres al frente de la organización para los próximos cinco años, de 2022 a 2026. El veterano político socialista era el secretario general de la organización multilateral desde 2017.
“Sumamente honrado y agradecido por la confianza depositada en mí para ejercer como secretario general de la ONU en un segundo mandato. Servir a Naciones Unidas es un inmenso privilegio y el más noble deber”, ha tuiteado Guterres, que ha prestado juramento subrayando la promesa fundacional de la institución de actuar con independencia de los Estados miembros u otras organizaciones. A la ceremonia asistió el presidente portugués, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa.
“Nuestro mayor desafío, que es al mismo tiempo nuestra mayor oportunidad, es utilizar esta crisis [de la pandemia] para cambiar el rumbo hacia un mundo capaz de sacar lecciones de ella, y que promueva una recuperación justa, verde, sostenible y una cooperación internacional que aborde los problemas globales”, ha declarado Guterres en su discurso de aceptación. “Este paso supondrá un empeño real para reforzar lo que funciona y para atreverse a sacar lecciones de lo que no funciona”.
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Más concreto, el portugués hizo un llamamiento al restablecimiento de la legalidad en Myanmar (antigua Birmania). “No podemos vivir en un mundo donde los golpes militares se convierten en norma, es algo totalmente inaceptable”, declaró Guterres a los periodistas. El reelegido secretario general instó a la Asamblea General a comunicar a la junta militar en el poder que debe restaurar la democracia, liberar a los detenidos y poner fin a los asesinatos y los abusos de derechos humanos cometidos desde el golpe del 1 de febrero. “Espero que la Asamblea General sea capaz de enviar un claro mensaje”.
La confirmación de Guterres como secretario general no ha sido una sorpresa. Era el único candidato a la renovación. Otras diez personalidades de distintos ámbitos aspiraron en su momento al puesto pero no lograron formalizar sus candidaturas al no contar con el respaldo de ninguno de los 193 países que integran el organismo internacional.
Retorno a la actividad presencial
Aunque la ceremonia de hoy ha sido presencial, con aforo reducido, durante la pandemia la ONU ha cerrado su sede neoyorquina y va retomando la actividad paulatinamente, en un formato híbrido, remoto y presencial, que salpica de contadas comparecencias los pasillos y las salas del edificio de la ribera del río Este. Una página web, que se actualiza continuamente, informa al personal de la ONU y a los visitantes de las advertencias, pautas, recursos y materiales sobre la covid-19 para garantizar una transición segura.
En su primer mandato, Guterres hubo de lidiar con el ninguneo del presidente Donald Trump, contrario a la política de alianzas y el multilateralismo que encarna un organismo de estas características. Concentrado en limitar los potenciales daños de la política exterior unilateral de la Casa Blanca trumpista, el ordenado regreso de EE UU al redil de Naciones Unidas -en febrero anunció su reincorporación al Consejo de Derechos Humanos del organismo- ha supuesto un suspiro de alivio para el portugués. También el nombramiento como representante de EE UU de una veterana funcionaria, que habla el lenguaje de la diplomacia, como Linda Thomas-Greenfield.
Además de abordar crisis agudas como el último conflicto en Gaza o la inquietante situación en la región de Tigray, en Etiopía, aliviar los estragos de la pandemia, especialmente en los países en vías de desarrollo, y combatir el calentamiento global volverán a ser de nuevo las prioridades de Guterres en su segundo mandato. Con respecto a la emergencia sanitaria, Guterres ha venido alertando de los riesgos que la incidencia del virus supone para un mundo lastrado por la desigualdad, como ha puesto de relieve el desequilibrio en la distribución de la vacuna.
No obstante, ha tenido poco margen de maniobra, ya que los países han optado por librar batallas individuales contra la covid-19 en detrimento de un esfuerzo colectivo, sobre todo en las primeras fases pero también ahora, como demuestra la suspensión de exportación de vacunas por parte de la India. El fondo de acceso global Covax, cofundado por una de las agencias de la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene que emplearse a fondo para evitar que los países más desfavorecidos se queden descolgados en la inmunización, en un reparto “escandalosamente desigual”, como lo ha definido el organismo.
Sobre el combate a la amenaza climática, del que hizo bandera en su primer mandato, Guterres también vio menoscabado su empeño a causa de la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París. Un pacto global al que la nueva Administración de Joe Biden se reenganchó inmediatamente después de llegar a la Casa Blanca.
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