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La oposición se activa a medio mandato para disputar la alcaldía a Ada Colau


El miércoles se cumplen dos años de las últimas elecciones municipales. En Barcelona, gobierno y oposición encaran la segunda mitad de un mandato marcado por la pandemia: con la presión de llegar a lucir obra de gobierno, unos; y activándose para disputar la alcaldía a Ada Colau, los otros. En este momento, Colau tiene como rivales a su socio de gobierno, el socialista Jaume Collboni; y a la líder de Junts en el Ayuntamiento, Elsa Artadi, tras renunciar a cargo en el Govern. ERC, Ciutadans y PP no tienen candidato. Una falta de rivales que no supone que no haya mar de fondo y ganas de mover la silla a la alcaldesa.

El mandato también ha estado marcado por la falta de oposición a la coalición entre comunes y socialistas. Incluso ERC —que no hay que olvidar que ganó las elecciones en votos, en escaños empató con Colau—, en un ejercicio de madurez y pragmatismo se ha convertido en el socio más estable del gobierno municipal y ha apoyado nada menos que los dos presupuestos. Pero tanto desde ERC como desde Junts avisan de que se acabó la paz en un plenario aburrido mes tras mes, en parte también por el parón de actividad por el estado de alarma.

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El veterano Ernest Maragall, jefe de filas de los republicanos, advierte de que apretarán y serán “más exigentes con el gobierno y más ambiciosos y explícitos lanzando propuestas alternativas”. Maragall, que tiene 78 años, no aclara si repetirá como candidato. Para ocupar el puesto suena el nombre de la ex consejera de Justicia Ester Capella, que también podría pasar a dirigir esta semana el Departamento de Interior.

Desde Junts, Elsa Artadi ha apuntado en los últimos días que, además de denunciar la gestión de Colau y Collboni, incluirá a los republicanos y su “apoyo constante” en la responsabilidad por lo que ve una ciudad “atrapada en un proceso de lenta decadencia”. En la órbita neoconvergente también suena el nombre de Santi Vila como candidato, a quien algunas voces ven capaz de aglutinar un proyecto de centro derecha no independentista, pero cuyo futuro depende de otra posible inhabilitación.

Capitalizar los éxitos

En la coalición de Gobierno municipal, en clave política y electoral, está por ver cómo Colau y Collboni encaran la segunda mitad de un mandato en el que en algún momento pugnarán por capitalizar los éxitos, eludir los fracasos y marcar perfil propio. Todo ello en una ciudad que tras la pandemia tiene un claro riesgo de que aumente la brecha social y el enorme reto de afrontar la vuelta del turismo y diversificar su economía. Vistos los últimos resultados en el Parlament y el Congreso, a los comunes no les conviene que las municipales se junten con otras elecciones.

Y en clave de gestión, el ejecutivo tiene la presión por terminar —o adelantar para poder enseñar—, los grandes proyectos hilvanados: la conversión en ejes verdes de cuatro calles del Eixample, la reurbanización de un nuevo tramo de la Meridiana, la primera parte de la unión de los tranvías por la Diagonal, la reurbanización de Glòries, la implantación de la recogida de basura puerta a puerta, la mutación de las terrazas en el asfalto protegidas por vallas por una solución que genere mayor consenso estético, el Puerto Olímpico sin locales nocturnos, la protección de entornos escolares o acabar de implantar la Zona de Bajas Emisiones.

En el capítulo de las promesas, la más alejada de la realidad es la construcción de vivienda, 2.300 pisos en marcha que siguen muy lejos de los 8.800 prometidos en dos mandatos. Un lastre para Colau, la alcaldesa que creció políticamente en el movimiento por una vivienda digna, una herencia que generó grandes expectativas.

En el gobierno, en la pata de los comunes, el relato que transmite el concejal de Presidencia, Jordi Martí, es de situarse “no a medio mandato 2019-2023, sino en el ecuador, seis años de un mandato de 12 años”. El argumento da por hecho que Colau será cabeza de lista por tercera vez y que repetirán en el gobierno. “Estamos en el ecuador de una de las transformaciones más importantes que ha tenido la ciudad”, asegura Martí, que compara la actual gestión, en magnitud, con la de Pasqual Maragall: “Si Maragall cambió el hardware, la piel de la ciudad, las rondas… La transformación de Colau es el software: cómo nos movemos, habitamos, preservamos los barrios, el espacio público, hacemos actividad económica”.

Martí entiende que el ejecutivo “ha respondido a la emergencia climática, social y económica”, “con transformaciones de calado e innovación urbana” y una “gestión que ha permitido que el presupuesto pase de 2.600 millones de euros a 3.200”. A las críticas de que Colau no llega a lo que prometió responde: “Cuando te dicen que tienes que hacer más, es que te han comprado el marco”.

En la segunda experiencia de coalición con Colau (la primera se rompió tras la aplicación del 155 durante el procés), el número dos del ejecutivo de coalición, el socialista Jaume Collboni señala que “se antepusieron los intereses de ciudad a los sentimientos”. “Aprendimos que un gobierno estable es la garantía de éxito en la gestión municipal” y celebra el funcionamiento del reparto de carteras entre socios. Tanto Martí como Colboni ponen en valor el papel de ERC como socio más estable. Sobre su candidatura, avalada esta semana por Salvador Illa, secretario de organización del PSC, Collboni afirma que se siente “muy preparado” y asegura que será el próximo alcalde.

”Falta de ambición”

Lejos del balance positivo del gobierno, Maragall se muestra “convencido de haber hecho bien facilitando acuerdos”, pero avisa de que intensificarán el papel de oposición. Critica la “falta de ambición” en materia de vivienda, y asegura que la apuesta económica del gobierno —a quien ve como “un matrimonio de conveniencia”— es “avanzar yendo hacia atrás, reproduciendo el modelo que nos ha llevado al desastre”.

Artadi juzga la gestión del ejecutivo como “la Barcelona del decrecimiento, del no a todo”, habla de “desastre”, de “pérdida de oportunidades” y de “falta de diálogo”. Junts se reivindica como el grupo municipal que mejor oposición ha hecho, porque gana al resto en iniciativas presentadas. Además, advierte de que “el tiempo de los comunes ha acabado, es caduco en todo el Estado” y cree que “en Barcelona aguantó gracias a los votos de un personaje como Manuel Valls”.


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