Francia aplazará unas elecciones por segunda vez desde que hace un año estalló la pandemia de coronavirus. El Parlamento francés se prepara para aprobar la ley que convocará para junio las regionales y departamentales inicialmente previstas para este marzo. La oposición teme que el presidente de la República, Emmanuel Macron, intente posponerlas de nuevo, quizá hasta después de las presidenciales y legislativas de 2022, si la pandemia no remite pronto. Macron ya pospuso de marzo a junio de 2020 la segunda vuelta de las municipales debido a la alarma sanitaria y al confinamiento.
El Senado, controlado por la oposición conservadora de Los Republicanos, adoptó el martes el proyecto de ley para aplazar la renovación de los consejos regionales y departamentales, y las asambleas regionales de Córcega, Guyana y Martinica. Después, la Asamblea Nacional, donde el partido de Macron y sus aliados son mayoritarios, debe ratificar el aplazamiento, previsiblemente en los próximos días. Esta ley es una iniciativa del Gobierno francés sobre la base de un informe redactado por el veterano político conservador y expresidente del Consejo Constitucional Jean-Louis Debré. El informe buscaba un equilibrio entre el imperativo de respetar las citas electorales y el proceso democrático, y la “circunstancias excepcionalmente graves” derivadas de la pandemia.
“Del informe [Debré]”, justificó el Consejo de Ministros, “se deduce que la situación sanitaria y las medidas adoptadas para paliar la pandemia de la covid-19 no permiten llevar a cabo una campaña electoral que preceda a unas elecciones organizadas en el mes de marzo en las condiciones adecuadas para garantizar la buena información de los electores, la igualdad de oportunidades de los candidatos y la sinceridad del escrutinio”.
El debate estaba en la letra pequeña. Primero, ¿qué facilidades se dará a las personas que, o enfermas o todavía amenazadas por la enfermedad, no puedan desplazarse? El peligro es la abstención, que en las municipales de 2020, tras el primer confinamiento, alcanzó una cifra récord en estos comicios del 58%. La respuesta será ampliar el voto por poderes. En circunstancias normales, una persona puede emitir un voto delegado por otra persona. Ahora serán dos, según el proyecto de ley.
El otro debate, más espinoso, es si se deja una puerta abierta a aplazar de nuevo las elecciones regionales y departamentales más allá de junio si, por entonces, todavía no se dan las condiciones sanitarias adecuadas. La propuesta del Gobierno sugería que “a más tardar el 1 de abril”, el Comité científico de la covid-19 debe presentar al Parlamento un informe sobre los “riesgos sanitarios ligados a la campaña electoral y al escrutinio”.
¿Y si el dictamen es negativo? La sospecha, en la oposición, es que, ante las malas perspectivas electorales para los candidatos del partido de Macron, este lo aprovechará para aplazar de nuevo las elecciones hasta 2022.
“Los que me encargaron esta misión [el Gobierno francés] deseaban aplazarlas a mucho más tarde, hasta después de la elección presidencial de 2022”, reveló hace unos días Debré en una comparecencia ante el Senado. Cuando precisó que había descartado esta opción. Y exclamó: “¡No podemos confinar de esta manera la expresión de la democracia sin crear problemas políticos insuperables!”
“No hay un proyecto oculto del Gobierno respecto al calendario”, replicó la ministra de Ciudadanía, Marlène Schiappa. Para evitar un nuevo aplazamiento, en todo caso, el Senado ha especificado que el dictamen científico de abril servirá para determinar las medidas sanitarias en los comicios de junio, pero no para aplazarlos.
La pandemia ya ha forzado en Francia un aplazamiento electoral. El 16 de marzo pasado, el día después de celebrarse la primera vuelta de las elecciones municipales, Macron anunció el primer confinamiento nacional y suspendió hasta junio la segunda vuelta prevista para el 22 del mismo mes.
Malas perspectivas para el macronismo
Las elecciones regionales en Francia amenazan con infligir una nueva derrota a La República en marcha (LREM), el partido de Emmanuel Macron. Las municipales de 2020 ya revelaron problemas de fondo para LREM, como la escasa implantación territorial y el personalismo del líder, que no ha dejado espacio para que emergiesen otros dirigentes de primera línea. El escenario podría repetirse ahora. Algunos pesos pesados que podrían haberse presentado, como los ministros de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, y el de Educación, Jean-Michel Blanquer, han expresado sus reticencias a embarcarse en una campaña incierta. El peligro, para el presidente, es que las elecciones se conviertan en un escaparate para rivales potenciales en las presidenciales de 2022.
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