La París-Rouen fue la primera carrera «seria» de la historia del automóvil, aunque existieron ya algunos intentos, como el que tuvo lugar en Francia en julio de 1894, donde la distancia fue de 127 kilómetros. El periódico de París, Le Petit Journal fue el encargado de organizar la carrera que tenía como lugar de origen la capital francesa y como destino Rouen.
Una carrera histórica
La carrera se promocionó como una carrera de carrozas sin caballos y su principal impulsor, Pierre Giffard fue el que dijo que las carrozas sin caballos no tenían que ser peligrosas y serían sencillas de conducir.
Inscribirse tenía un coste de 10 francos y 102 valientes los pagaron. Buscaban ser los primeros en la primera carrera de coches. Al llegar el momento de la verdad se presentaron 26 coches. Existieron una serie de pruebas antes de la clasificación, siendo 21 los que se seleccionaron para la principal carrera.
En la carrera había paradas programadas, para tomar un refrigerio y al igual que en las carreras de rallies actuales, se iba tomando el tiempo en base a tramos y gana el que acumulara menos tiempo total si se sumaban los tramos.
En cada vehículo iba un juez de carrera, lo que hacía imposible que los coches participantes fueran monoplazas. El que ganaba era el primero que llegara a Rouen, pero también se le dio importancia a la belleza de los coches, por lo que casi era una prueba en la que los protagonistas eran más los coches que los que pilotaban.
El ganador fue el conde Jules-Abert de Dion, que llevaba un vehículo con motor a vapor, al que siguieron dos Peugeot, ya de gasolina. La carrera llevó cerca de 7 horas, concretamente 6 horas y 48 minutos.
Si vamos a las medias, no superó los 20 kilómetros por hora. El segundo clasificado fue Albert Lemaître, que llegó unos 3 minutos y medio después del ganador. En el vehículo ganador iban cuatro personas, aunque el ganador era de vapor, el segundo coche movido por él quedó decimoquinto.
Como podemos ver, el mundo del automóvil ha cambiado mucho desde aquella carrera y se ha ido perfeccionando todo, desde los propios vehículos y la tecnología a la forma de competir.
Lo que no podemos negar fue el afán pionero de competir entre los que en aquel entonces eran coches si caballos. Esto hace que esta prueba francesa haya pasado a la historia como lo que fue, la primera carrera de coches en el mundo.
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