La petrolera italiana Eni anunció el martes por la noche la próxima apertura de una cuenta en euros y otra en rublos en el banco ruso Gazprombank para abonar el suministro de gas que llega de dicho país, plegándose así a las exigencias de Moscú y abriendo una grieta en el seno de la Unión Europea, contraria a ese mecanismo. “La obligación de pagos puede cumplirse mediante la transferencia de euros” y ese procedimiento “no debería ser incompatible con las sanciones” impuestas por la Unión Europea (UE) contra Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania, señaló la empresa en un comunicado.
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La decisión del grupo italiano tiene consecuencias a nivel europeo y otorgaría una pequeña victoria al presidente ruso, Vladímir Putin, en su estrategia de división. La empresa energética, controlada en un 30,3% por el Estado italiano, va en contra de las recomendaciones de la Comisión Europea, que considera que la apertura de una cuenta en rublos viola las sanciones y podría dar lugar a un procedimiento de infracción por parte de Bruselas. “Todo lo que vaya más allá de las directrices” dadas por el Ejecutivo comunitario a los Estados miembros “sería una violación de las sanciones”, aseguró Eric Mamer, portavoz de la Comisión Europea, horas antes del anuncio de Eni. “Los Estados miembros han tomado una decisión colectiva de imponer un determinado número de sanciones, por lo que es muy normal que los Estados miembros tengan la obligación de hacer cumplir esta decisión, que tiene fuerza de ley en la Unión Europea. Y si los Estados miembros no lo hacen, se aplica el marco general de procedimientos de infracción que puede aplicar la Comisión Europea”, amenazó Mamer.
Italia depende enormemente del gas ruso ―el 43% de esa fuente de energía procede de dicho país― y, actualmente, no podría permitirse un corte del suministro, tal y como ya amenazó Putin que podía suceder (Polonia y Bulgaria ya lo han sufrido). El primer ministro, Mario Draghi, ha trabajado intensamente para asegurarse nuevos proveedores. Pero la situación sigue siendo muy complicada. El Gobierno, consultado por este diario, no quiere comentar la decisión y deja en manos de Eni la comunicación de este asunto. Pero algunas fuentes recuerdan que Draghi, que se había referido a este problema como “la zona gris de las sanciones”, ha solicitado en varias ocasiones que se clarificase este asunto a la Comisión Europea sin recibir una respuesta nítida.
La empresa italiana, además, alega que las autoridades rusas han confirmado que “la facturación y el pago seguirán realizándose en euros”, que es la moneda que figura en los contratos. Posteriormente, le han dicho, “un operador de la Bolsa de Moscú convertirá la cantidad en rublos en un plazo de 48 horas sin la intervención del Banco Central de Rusia”. Un elemento que Eni esgrime como atenuante de las directrices europeas cuando un decreto del Kremlin introdujo el nuevo procedimiento de pago en dos etapas: con un pago en una cuenta de Gazprombank en euros o dólares y luego la conversión en rublos en una segunda cuenta en la misma institución.
Inicialmente, este mecanismo de conversión implicaba una transacción con el Banco Central ruso, que el régimen de sanciones de la UE prohíbe. Aunque Bruselas dijo varias veces que este mecanismo de conversión del rublo es una manera de eludir las sanciones de la UE, varios Estados miembros que quieren mantener los suministros pidieron aclaraciones a la Comisión Europea. Italia fue uno de ellos y, según insisten fuentes cercanas al Ejecutivo, no hubo una respuesta clara. Draghi, como alternativa, había propuesto fijar un techo al precio del metano.
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