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La plataforma de datos española que quiere ayudar a las empresas a exportar a China

Iago Sanmartín (izquierda) y Sebastian Wornham, fundadores de Monkey Markets.
Iago Sanmartín (izquierda) y Sebastian Wornham, fundadores de Monkey Markets.EL PAÍS

Todo comenzó en Shanghái en una reunión con un empresario chino. Un par de jóvenes españoles buscaba ganarse la vida exportando productos al gigante asiático. Del otro lado de la mesa solo recibían negativas y caras de desaprobación. La música le gustaba, pero no terminaba de cuadrar la propuesta con sus pretensiones para el negocio. Y, de repente, una frase resonó: “Si sois capaces de conseguir que lo prometéis, tenéis garantizado el éxito”. Aquí surgió el germen de lo que hoy en día se llama Monkey Markets, una plataforma de datos que se lanza este mes y pretende ayudar a las empresas a exportar a China, un mercado en alza pero de difícil acceso para los foráneos.

Aquellos jóvenes que luchaban por labrarse un futuro en Asia, Iago Sanmartín y Sebastian Wornham, después de casi seis años en búsqueda de un imposible y de innumerables encuentros con directivos y organizaciones locales, hicieron las maletas de vuelta a España. Tocaba dar forma a sus ideas. Ordenar toda la información recabada. Fundar una startup ―empresa tecnológica emergente― cuya fortaleza partiera de la ciencia de datos. “Ofrecemos una herramienta con la que exportar alimentos y bebidas europeas a China. Trabajamos con tecnología propia, con fuentes públicas y privadas aunadas en un mismo servicio. Queremos agilizar la internacionalización y que cada pyme adopte las decisiones adecuadas para desembarcar en este mercado”, sostiene Sanmartín.

La opacidad china dificulta la llegada de productos extranjeros. Cuesta saber con quién negociar, qué documentación requiere el Gobierno o cómo asentar estas relaciones comerciales. De acuerdo con los últimos datos del ICEX, solo el 3% de las exportaciones españoles tienen con destino hacia el gigante asiático —y eso que en el último año han aumentado un 20% en comparación con 2019—. Como explica Wornham, falta un método organizado capaz de revertir las peculiaridades y trabas de un mercado potencial de más de 1.400 millones de consumidores. “Productos españoles líderes en calidad y producción no llegan hasta Pekín por burocracias excesivas, desconocimiento del ecosistema y el dinero que supone. Aquí es donde queremos ayudar con nuestro proyecto”, añade.

La ayuda a la que se refiere Wornham se resume en un método en cinco pasos que Monkey Markets ofrece a las empresas por un precio medio de entre 1.000 y 1.500 euros anuales. Gracias a dicho servicio el usuario puede conocer cuáles son los productos, marcas, productores locales, empaquetados y precios de exportación a una región en concreto de China y qué enlaces seguir para cumplimentar trámites aduaneros. El big data hace su trabajo para facilitar esta información actualizada cada 14 días, por ejemplo, sobre leche semidesnatada o carrilleras de ternera. “Estamos ante el mercado mercado mundial de comida y bebida. Aún hay barreras de entrada, pero, cuantas más plataformas tengamos, más sencillo será derribarlas. Queremos que cualquier persona exporte a China”, sugiere Sanmartín.

Como de los datos no viven únicamente las organizaciones, también han incluido un apartado de asesoramiento comercial, llamado China Training. A través de vídeos de máximo 10 minutos de duración, conocedores de la cultura china y expertos en todo tipo de ámbitos, desde lo legal hasta la mercadotecnia pasando por la distribución, aportan algunas claves a los futuros exportadores. Hasta se puede contactar directamente con ellos. Acceder a la información de primera mano. Sin desvelar la identidad de estos sabios, los fundadores de Monkey Markets aseguran que cuentan con antiguos directores de Alibaba y empleados de otras grandes multinacionales.

Reducción de tiempo y costes

Abrirse al mercado chino presenta dos dificultades esenciales para cualquier compañía: tiempo y costes. Los plazos desde que comienza este camino hasta lograr la primera venta rondan los cuatro meses. Un trimestre al que sumar los gastos derivados de adentrarse hacia lo desconocido y los habituales por la actividad económica en España. Según las previsiones de Sanmartín, su plataforma permite reducir hasta en un 90% estas características que dificultan la exportación a otro continente. “La digitalización nos ofrece la posibilidad de integrar todos los procesos en una misma herramienta. Se trata de ser más eficientes en una actividad cada vez más importante para los negocios españoles”, argumenta Wornham.

Por si alguien muestra ciertas reticencias a la apuesta de Monkey Markets, sus creadores dejan algunos consejos a quienes busquen un desembarco por sus propios medios. La edad repercute en el resultado final. Sanmartín afirma que que las empresas locales miran con recelo a los más jóvenes. Entienden que no transmiten la confianza suficiente como para cerrar un acuerdo comercial. También aprecian que las cifras que se manejan en estas operaciones salgan de una estrecha relación personal. La cultura empresarial china favorece los encuentros humanos. Eso sí, casi siempre en suelo chino. “Cuando estábamos allí de intermediarios me di cuenta de que la gente quería que los datos los aportara una persona y no la tecnología”, zanja Wornham.

En la plataforma facilitan toda la mediación para exportar. Aportan datos, incluido datos a pie de calle, que ayuden a tomar la mejor decisión con la intención de posicionar un producto. La crisis del coronavirus ha paralizado inversiones, movilidad y el intercambio global. Su proyecto se sitúa ya en la casilla de salida de la emergencia sanitaria, pese a que todavía las restricciones impidan una mayor normalidad en las relaciones comerciales. “Queremos democratizar la exportación, que cualquier interesado pueda lograrlo con éxito”, concluye Sanmartín.

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