Hasta el último momento la Policía Metropolitana de Londres (la Met, o New Scotland Yard, como se conoce su sede) se había resistido a entrar en el escándalo de las fiestas prohibidas en Downing Street durante el confinamiento. En parte por la excusa de mantener la regla de no investigar infracciones en la pandemia de modo retrospectivo. En parte por esperar a las conclusiones de Sue Gray, la alta funcionaria que ha tomado las riendas de la investigación interna. Pero sobre todo, por el tremendo impacto político que tendría revestir de sospecha criminal una crisis política de tal magnitud. Hasta este martes. La directora de la policía, Cressida Dick, ha confirmado ante la asamblea municipal de Londres que su departamento investiga ya varias de las fiestas que tuvieron lugar en la sede del Gobierno. “Puedo confirmar que la Met investiga en estos momentos varios eventos que ocurrieron en Downing Street y Whitehall [como se conoce al complejo donde se concentran los principales ministerios, antiguo Palacio de Whitehall] en los últimos dos años, en relación con la posible violación de las reglas de distanciamiento social para combatir la covid-19″, ha dicho la comisaria.
La decisión, que incrementa notablemente la presión sobre Johnson, ha sido una combinación de la información compartida entre Sue Gray, la vicesecretaria permanente de la Oficina del Gabinete que conduce las pesquisas internas, y la propia Cressida Dick. Esta última, presionada en los últimos días por la oposición laborista por su pasividad ante el escándalo, ha valorado además “las opiniones de sus propios agentes” para dar un paso tan delicado, según ha explicado.
Todo ocurre durante una semana crítica para el primer ministro. A la espera del informe de Gray, que todos daban por sentado que sería antes del viernes, aunque no tenga una fecha oficial de publicación, Johnson intenta recuperar una apariencia de normalidad, mientras su equipo transmite la idea de que nada está perdido y de que su jefe pretende plantar cara y resistir en el puesto. Las pruebas, sin embargo, se acumulan en su contra. Como la fiesta sorpresa de cumpleaños que organizó su esposa en pleno confinamiento. Carrie Symonds compró una tarta el 19 de junio de 2020 y convocó a unas 30 personas en el Cabinet Room (la sala del Consejo de Ministros con su mesa ovalada) para sorprender al primer ministro, que ese día cumplía 56 años. Entre los invitados estaba Luly Lytle, la cotizada diseñadora de interiores a la que el matrimonio Johnson había encargado la redecoración de su apartamento privado, en el número 11 de Downing Street.
Hubo comida preparada, procedente de los almacenes Mark&Spencer, y se cantó el Cumpleaños Feliz. Hasta el ministro de Economía, Rishi Sunak, a quien todas las quinielas sitúan como principal candidato a suceder a Johnson, se dejó ver por la fiesta, “aunque no fue invitado”, según uno de sus portavoces. ITV asegura que varios familiares de Johnson pasaron esa noche en Downing Street, y la fiesta se prolongó. Fuentes del Gobierno ya han admitido que los hermanos del primer ministro compartieron esa noche con él y su esposa una barbacoa en el jardín de la residencia, pero que el número de personas nunca superó el límite de seis que estaba entonces vigente.
“Un grupo del personal que trabaja normalmente en el número 10 de Downing Street se reunió brevemente en el Cabinet Room, después de una reunión, para desear al primer ministro un feliz cumpleaños. Él no estuvo presente más de 10 minutos”, aseguran los portavoces de Johnson en su respuesta oficial a las nuevas informaciones. Ya no niegan ni la celebración sorpresa, ni la tarta, ni las 30 personas convocadas en un espacio interior, ni el hecho de que todo eso ocurriera mientras las reglas, para el resto de británicos, prohibían los encuentros en sitios cerrados de individuos procedentes de distintos domicilios.
“Es completamente nauseabundo que el primer ministro dedicara esa tarde a compartir pastel con 30 amigos en un espacio interior. A pesar de que ya nada nos sorprende, todavía nos trae al recuerdo un dolor muy vivo. Mientras decenas de personas le cantaban el cumpleaños feliz, algunas familias no podían siquiera cantar juntas en recuerdo de sus seres queridos en un funeral”, ha dicho Jo Goodman, la mujer que contribuyó a fundar la asociación Justicia para los Familiares de Víctimas de la Covid-19. “Si tuviera alguna decencia, haría lo que nosotros y el resto del país le está reclamando y dimitiría”, ha exigido Goodman. “El primer ministro se ha convertido en una distracción para la nación. Mientras millones de personas luchan por pagar sus facturas, Boris Johnson y su Gobierno dedican todo el tiempo a intentar limpiar su rastro de engaños, corrupción y quebranto de la legalidad”, ha asegurado el líder de la oposición laborista, Keir Starmer.
Fuentes de Downing Street han confirmado que la polémica fiesta de cumpleaños ya formaba parte de la investigación de Gray, y por tanto no se trata de un episodio nuevo que pudiera retrasar aún más su investigación. Sin embargo, la decisión de New Scotland Yard de entrar a investigar varias de las fiestas puede provocar un efecto inesperado: el equipo de Johnson, según ha adelantado SkyNews, retrasará la publicación del informe hasta que concluyan las pesquisas policiales, que podrían llevar semanas o meses.
La funcionaria, que en última instancia depende directamente del primer ministro, tenía previsto entregar a Johnson una copia de su informe horas antes de hacerlo público. La estrategia del político conservador y de su equipo pasaba por preparar de inmediato una intervención ante la Cámara de los Comunes en la que vuelva a ofrecer sus disculpas e intente “controlar el relato final” de todo lo ocurrido. Por eso muchas voces, comenzando por los editoriales del diario The Times, exigen la publicación íntegra del informe, y no el sumario de conclusiones que Downing Street pretendía presentar.
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