La policía húngara disparó este jueves contra un camión en el que viajaban una treintena de migrantes. El incidente tuvo lugar después de que el vehículo acelerara para cruzar un puesto de control en la frontera con Austria. La policía austriaca detuvo a su conductor, de origen egipcio, y a los pasajeros, de nacionalidades aún desconocidas, que iban en la parte trasera del camión. Se trata de un nuevo incidente relacionado con migrantes en Hungría, país miembro de la Unión Europea que registra desde verano más de 2.000 entradas irregulares a la semana, según las cifras de la policía húngara.
Una patrulla policial había alertado de un camión, con matrícula húngara, que circulaba a gran velocidad por el pueblo de Harka hacia el borde con Austria, en la provincia de Gyor-Moson-Sopron (noroeste del país). Cuando los agentes fronterizos advirtieron el vehículo, un oficial se puso delante, indicándole que debía detenerse para el control. El conductor aceleró en ese momento, lo que obligó al policía a saltar para apartarse del camino. Entonces, su compañero disparó para tratar de frenar el camión, que terminó accidentado, según publicó la policía en un comunicado en su página web a última hora del jueves.
El pasado diciembre, siete migrantes murieron al chocar contra una vivienda el automóvil en el que se desplazaban, cerca de la frontera con Serbia. El chófer fue detenido por tráfico ilegal de personas. De enero a julio del año pasado, las autoridades húngaras impidieron el cruce ilegal de sus fronteras a más de 54.000 inmigrantes, según los datos que proporcionó en agosto pasado Gyorgy Bakondi, asesor de seguridad del primer ministro Viktor Orban. Además, durante el mismo periodo, procesaron a más de 500 acusados de tráfico ilegal de personas.
A pesar de la elevada afluencia de migrantes y potenciales refugiados a sus fronteras, Hungría tan solo registró en 2021 38 solicitudes de asilo hasta mediados de diciembre, según la Oficina Europea de Apoyo al Asilo (EASO). El país gobernado por Orbán, del partido conservador Fidesz, ha sido criticado en numerosas ocasiones por no garantizar el derecho a la protección internacional, lo que empujó a la agencia europea de bordes, Frontex, a dejar de operar en suelo húngaro en febrero del año pasado.
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