Las cuatro puertas atribuidas a Antoni Gaudí que se vendían en Wallapop están retenidas por los Mossos d’Esquadra y no pueden enajenarse hasta que se aclare su procedencia y cómo han llegado a manos de su actual propietario. Por ahora, siguen en el almacén de La Seu d’Urgell (Lleida) de la persona que las ofrecía en ese portal de compraventa de objetos de segunda mano por 10.000 euros, como informó EL PAÍS el pasado sábado. La Unidad Central de Patrimonio Histórico de la policía autonómica catalana actuó hace unas semanas tras una llamada de una persona que había visto una treintena de fotografías de las cuatro puertas que se vendían como obra de Gaudí y procedentes de La Pedrera de Barcelona.
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“Alguien se deshizo de ellas y ahora las quiere recuperar. Me parece bien, pero yo no tengo culpa de nada. Es un material que tenían que haber cuidado más y que yo salvé de su desaparición”, explica el vendedor, un carpintero identificado como Francisco, en conversación telefónica con este diario el pasado lunes, tras volver de la comisaría de los Mossos tras declarar por segunda vez. “Alguien puso una denuncia y los Mossos vinieron y me tomaron declaración. Siempre he explicado lo que había pasado. Me han dicho que las puertas son mías hasta que no se aclare la procedencia, pero no las puedo vender, ni hacer nada con ellas”, explica Francisco, de origen portugués.
Las cuatro puertas atribuidas a Gaudí y de La Pedrera que se venden en Wallapop, sacadas del perfil del vendedor.Wallapop
El vendedor asegura que las adquirió “de forma lícita” hace unos tres o cuatro años: “Las compré a un señor que se hizo con ellas en una subasta de bienes de una empresa que compraba material de derribo. Fui por otro tema, pero cuando vi las puertas las compré por 300 euros las cuatro. ¡Es como si vas por la calle y encuentras en la basura cosas que la gente tira y tú lo recuperas!”, prosigue.
Desde la unidad de patrimonio de los Mossos explican: “A finales de enero nos informaron de que habían visto las puertas en Wallapop y nos pusimos en contacto con la unidad de La Seu d’Urgell, que tomó declaración al anticuario que las vendía y realizó un extenso reportaje fotográfico para ver el estado de las puertas. Lo primero que tenemos que comprobar es si son o no de La Pedrera; de qué manera han salido y si ha habido alguna infracción para determinar si es un tema administrativo o penal que pueda acabar en un juzgado”.
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Según ellos, Francisco declaró que había ido a recoger una furgoneta de segunda mano que había comprado a una persona del Maresme y allí vio las puertas, que el vendedor del vehículo le dijo que había comprado en la subasta de bienes de una empresa que había cerrado por la crisis económica.
Detalles de dos de los tiradores de las puertas atribuidas a Gaudí y de La Pedrera que se vendían en Wallapop.Wallapop
“Cuando hablamos con esta persona del Maresme nos dijo que en 2009 había comprado un lote de derribos en el que iban las puertas y otras cosas. Él nos proporcionó el nombre de la empresa y le preguntamos a la Fundación Cataluña La Pedrera, que gestiona el edificio de Gaudí desde 2013, que confirmó por la documentación que esta empresa había hecho reformas en el edificio, al menos desde 1988″, prosiguen desde los Mossos. La fundación reiteró el pasado martes lo que ya había dicho a este diario: “Las puertas podrían ser réplicas, como las que se han hecho de elementos relacionados con Gaudí. Lo que sabemos seguro es que desde que la fundación que gestiona La Pedrera no ha salido ningún elemento original del edificio”.
La policía autonómica, tras recordar que La Pedrera, construida por Gaudí entre 1906 y 1910 en el paseo de Gràcia, es un edificio declarado en 1969 Monumento Histórico Artístico Nacional y Patrimonio de la Humanidad en 1984, “algo que protege el continente y el contenido y todos sus elementos”, asegura que “en los próximos días contactarán con algún experto de la Generalitat que estudie las puertas y diga si son réplicas, en cuyo caso no pasaría nada; o auténticas, y se haría cargo un juez”. En ese caso “habrá que saber en qué momento se hizo esa reforma y se sacaron esas puertas, quién se las quedó y en qué condiciones, para establecer responsabilidades”.
“La historia de un edificio como La Pedrera es compleja y difícil de analizar. La culpa no es de nadie, es de la falta de sensibilidad de la sociedad, que solo se consigue educando y creando entidades que sensibilicen y controlen. Ese es el problema”, explica Luis Gueilburt, uno de los mayores expertos en muebles de Gaudí, que al ver las fotografías de las puertas no dudó en asegurar que eran originales. “Las piezas son auténticas por las molduras y por cómo están realizadas. Nadie tallaría ahora una puerta (lo que costaría unos 5.000 euros) y luego la pintaría para que parezca vieja y venderla en Wallapop por 2.500 euros. Perdería dinero”, asegura.
Las puertas de Gaudí encontradas en la puerta de la casa Batlló que pueden verse en la exposición temporal de Francesc Torres en el MNAC.Albert Garcia
Las puertas presentan, en general, un mal estado de conservación. Tres son macizas y conservan el marco con los clavos que las sujetarían a las paredes y las decoraciones de forma orgánica de yeso típicas de Gaudí. Dos de ellas, incluso, conservan tiradores ergonómicos de metal como los que el arquitecto ponía en sus puertas. El experto que las estudie tendrá que analizar todos estos elementos, pero seguramente también tendrá que acabar decapándolas ―quitando la capa de pintura que las cubre― para ver cómo es el encaje de las maderas, algo crucial.
El modernismo y la obra de Gaudí no siempre han tenido la consideración y la admiración actuales. Durante décadas las reformas de sus edificios se hacían sin tener en cuenta los elementos decorativos y algunos acababan en contenedores de escombros. También muchas de las puertas. En 1954 se encontraron junto a la Casa Batlló (comprada poco antes por la empresa Seguros Iberia) una treintena de puertas que habían sido tiradas. Se recogieron y se llevaron al Museo de Arte de Barcelona, hoy MNAC. En La Pedrera, en las obras realizadas por la Inmobiliaria Provenza tras comprar esta empresa el edificio en 1946 a su dueña, Roser Segimon, desaparecieron muchos elementos de las 16 viviendas de alquiler. Y también, cuando ella falleció en 1964, del piso principal donde había vivido. Muchas de estas piezas acabaron en manos de la cátedra Gaudí, que en 2019 las depositó en el Museo del Diseño de Barcelona; entre ellas cuatro puertas y un par de marcos.
En diciembre 1986 el edificio fue adquirido por una entidad bancaria, Caixa Catalunya, que también siguió reformando pisos conforme los inquilinos que vivían en ellos se iban marchando. En 1993, tras fallecer Montserrat Muncunill, viuda del notario Ramon Roca-Sastre, que habían respetado de forma escrupulosa el piso 1º2, en el que habían vivido 50 años, Caixa Catalunya tiró paredes y cambió puertas de sitio, como puede comprobarse al comparar los planos originales y la distribución actual de la vivienda.
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