Los portugueses tienen algunas cosas más claras para votar el próximo 30 de enero gracias a los 31 debates celebrados desde el pasado 2 de enero, que se han convertido en un éxito televisivo. La audiencia conjunta de los espacios electorales alcanzó los 20,2 millones de espectadores, según los datos de la medición encargada por el diario Público, y constató que la política importa mucho en un momento en que el país afronta una triple crisis (sanitaria, económica y política).
En la noche del lunes se celebró el único debate multipartidista de la televisión (habrá otro en radio), con la presencia de los nueve dirigentes de las formaciones que han tenido representación parlamentaria en esta legislatura. Antes se desplegó un carrusel con 30 cara a cara, distribuido por seis cadenas de televisión durante la primera quincena. El formato reducido (espacios de 25 minutos) se prestó más al espectáculo que el análisis pormenorizado, pero proporcionó bastantes pistas sobre lo que cada partido está dispuesto a hacer y sobre la madera de la que están hechos sus líderes.
El experimento sale bien. Nunca en la historia de Portugal se habían organizado tantos debates para una campaña. Un total de 800 minutos de cara a cara. Nunca tampoco un primer ministro había accedido a debatir, de uno en uno, con todos los adversarios que lideran alguna fuerza con representación en la Asamblea de la República. António Costa (Partido Socialista) se prestó a discutir de política con Rui Rio, el rival del PSD (Partido Social Demócrata) que podría sucederle si las encuestas se equivocan, pero también con los dirigentes de partidos minoritarios como Iniciativa Liberal, Chega o Livre.
Casi como la Eurocopa de 2004. 3,3 millones de portugueses vieron el debate entre António Costa y Rui Rio, que duró 75 minutos. Los portugueses se juegan sus próximos años y mostraron interés en el enfrentamiento entre los dos políticos con más opciones de ser su primer ministro. No fue el programa más visto en la historia de la televisión lusa desde que se miden las audiencias, pero tampoco estuvo tan lejos de los 3,79 millones que vieron de media el Portugal-Holanda de la Eurocopa de 2004. El rifirrafe Costa-Rio de 2022 atrapó más audiencia que el de 2019 (2,76 millones de espectadores). Hay más partido.
Ecogeringonça mejor que geringonça. El Partido Socialista va a por la mayoría absoluta. Si no lo consigue, como anticipan los sondeos, António Costa prefiere otros socios parlamentarios distintos al Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP), que le permitieron gobernar entre 2015 y 2019 [la llamada geringonça] sin turbulencias y a partir de entonces de susto en susto hasta llegar al susto final del fracaso de los Presupuestos Generales del Estado en noviembre. A Costa ya no le parecen socios confiables y estables. Si le salen las cuentas, el socialista se apoyaría antes en el Pessoas Animais Natureza (PAN) y el Livre. El primero le defendió en el debate presupuestario y su líder, Inês Sousa Real, fue aplaudida por la bancada socialista como si fuese de los suyos. El segundo concurrió a las elecciones municipales en Lisboa en coalición con los socialistas. Aunque no hay que olvidar que Costa no ha dicho que no es no a BE y PCP. En el debate con el comunista Jerónimo de Sousa también dijo: “No hay muertes definitivas a no ser la propia muerte”.
Chega quiere ministerios. Había morbo por la confrontación entre Rui Rio y André Ventura, el líder de Chega. Será difícil que la derecha sume para llegar a São Bento sin el respaldo del partido ultra, una opción que a Rio le incomoda. “¿Por qué no quiere al Chega?”, le preguntó Ventura, que hasta emprender carrera contra el sistema militaba en el PSD. “Es un partido inestable”, le espetó Rio. En Azores, donde se ensayó la geringonça de toda la derecha, la primera crisis institucional llegó a los dos meses, cuando Ventura amenazó con tumbar los presupuestos en la región. Rio sería más feliz con un pacto de gobernabilidad con los socialistas que le ahorrara tener que mirar hacia los radicales, sobre todo porque André Ventura no se conforma con apoyos parlamentarios y le ha puesto precio a sus votos: entrar en el Gobierno para “hacer transformaciones”.
Pluripartidismo con una bisagra. El único partido que ha reconocido en público que podría aliarse a derecha e izquierda es el PAN, una formación ecologista que entró por vez primera en el Parlamento en 2015. Aunque las líneas rojas que le separan del PSD parecen más difíciles de superar, como la posición respecto a la tauromaquia, la voluntad de Inês Sousa Real es negociar con todos. En las elecciones de 2019 lograron cuatro escaños. Ese año se votó la Asamblea más pluripartidista desde la Revolución de 1974, con la entrada de diez partidos (uno de ellos, Los Verdes, en coalición con los comunistas). Entre los que se estrenaron: Livre, Iniciativa Liberal y Chega.
El Bloco se reivindica. Catarina Martins, la líder del Bloco de Esquerda, es lingüista de formación y fundadora de una compañía de teatro, Visões Utéis, que representó a Ionesco o Kafka. En 2010 se afilió a la organización que habían ayudado a montar sus padres. No hay duda de que sus tablas están detrás del dominio que despliega ante las cámaras. Su impavidez ante el torrente verbal de André Ventura fue muy elogiada en la prensa lusa. Se diría que por el propio diputado del Chega: “Es una gran actriz”. En estos debates, Martins ha mirado más hacia la primera legislatura de izquierdas, donde el BE y el PCP contribuyeron a la estabilidad política del Gobierno del PS, que hacia la segunda. El futuro, dice, debe parecerse a la primera. “En esta campaña, las personas se acercan para pedirme entendimiento”.
Retirada parcial de Jerónimo de Sousa. El secretario general del centenario Partido Comunista Portugués, Jerónimo de Sousa, fue intervenido pocos días antes del comienzo oficial de la campaña de una complicación cardiaca (estenosis carotídea) en la arteria izquierda. Aunque ya recibió el alta hospitalaria, esto le obligó a una retirada que de momento se presenta como temporal, pero que podría acelerar su sustitución en el PCP. Le reemplazó en los debates João Oliveira, portavoz parlamentario y uno de los aspirantes a sucederle junto al concejal por Lisboa João Ferreira.
Respeto a las minorías. La fórmula elegida de debates cruzados muestra el respeto del sistema portugués a las opciones políticas con menos respaldo. Si se descuenta el duelo Costa-Rio, todos los líderes han tenido el mismo tiempo para exponer sus ideas e interpelar al adversario. Esto ha permitido, por ejemplo, brillar a derecha e izquierda a João Cotrim de Figueiredo (Iniciativa Liberal) y Rui Tavares (Livre).
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